La debilidad de los inmigrantes es la debilidad de la ciudad de Nueva York
La crisis del COVID-19 se une a una lenta pero clara reducción de la inmigración de indocumentados en una ciudad para la que los nacidos en el extranjeros son clave
La semana pasada se cerró con pésimas noticias para Nueva York. El Senado fracasó, como se anticipaba, a la hora de ofrecer una nueva ronda de ayudas económicas. No habrá transferencias federales para los ya complicados presupuestos de la Ciudad y el Estado.
Pero la mala noticia es doble porque la falta de ayuda federal elimina la posibilidad de asistir a uno de los pilares de la ciudad: los inmigrantes en situación más vulnerable, los indocumentados que ya fueron excluidos de la ayuda directa del CARES Act y que no se pueden amparar bajo el area más tupida de la red social (no tienen ayudas al desempleo, por ejemplo).
La aportación positiva a la cultura y la economía de estas personas y sus familias se añade al del resto de los nacidos en el extranjero y no se escapa en ninguna estadística, menos en los tiempos del COVID-19 y de los trabajos esenciales. Por ello, su debilidad se sentirá en una ciudad que ya ha visto que en los últimos 10 años la población indocumentada se ha ido reduciendo, algo que puede plantear complicaciones añadidas para la urbe.
Según datos de la Oficina del Censo, la ciudad registró una reducción de esta población del 45% entre el 2016 y el 2019. Las estadísticas demuestran que mientras el año pasado se mudaron a la ciudad 34,000 inmigrantes, en el 2019 la cifras fue casi el doble, con 62,000 personas que decidieron hacer de la Gran Manzana su nuevo hogar.
Bitta Mostofi, comisionada de la Oficina del Alcalde para Asuntos de Inmigración (MOIA) explica que por la naturaleza de Nueva York, “la inmigración juega un papel crítico en todos los aspectos de la ciudad, económica, social y culturalmente”. Mostofi recuerda que los más de tres millones de inmigrantes que hay son parte de la fuerza laboral de la ciudad en una asa mayor que los nacidos en el país, la mitad (el 48%) de los pequeños negocios son de propiedad de inmigrantes y la aportación de todos ellos contribuye al PIB de la ciudad con unos $232,000 millones, el 25% del total”.
“Cuando hablamos de la grandeza y el crecimiento de la ciudad tenemos que hablar de la contribución de los inmigrantes“, afirma rotunda Mostofi en una conversación en la que maneja cifras de 2018 y lamenta que el Gobierno federal no haya liderado los esfuerzos de prevención y recuperación del COVID-19, en particular con la falta de una nueva legislación de alivio.
Menos indocumentados en NYC
Echando la vista atrás su Oficina ha verificado que desde la Gran Recesión de 2008, la población de la ciudad, la general y la inmigrante han crecido mientras que la de los indocumentados se ha reducido debido a las políticas de la Casa Blanca. De hecho, las cifras más actualizadas desde este año apuntan a que desde 2016 se ha reducido en general la llegada de inmigrantes.
La reducción “no es insignificante pero de momento no tiene fuertes consecuencias”, explica.
Los investigadores demográficos han señalado que las políticas antiinmigrantes de Donald Trump y las barreras que ha levantado han perjudicado a esta población y también han disuadido a estudiantes extranjeros. “La situación deja fría a la gente ahora que están viendo cómo nuestro país responde a la crisis y a la pandemia. Tenemos que hacer lo que podamos para invitar a los inmigrantes temporales y permanentes a quedarse y es preocupante y tendrá severas consecuencias si no se cambia inmediatamente esta percepción”, cuenta.
Jeremy Robbins, director ejecutivo de New American Economy explicaba que los inmigrantes han sido claves para la recuperación durante la pasada recesión. “En 2008 Nueva York se recuperó antes que ningún otro sitio porque si se iba por las calles de Jackson Heights, Bay Ridge o Astoria, no había tiendas cerradas porque los inmigrantes siempre empezaban nuevos negocios”, recuerda. Ahora admite que uno de los temores de la crisis generada por el COVID-19 es que muchos de los negocios no reabran.
“La recuperación va a requerir emprendedores y en este sentido los inmigrantes que ya tienen el 48% de los pequeños negocios son críticos”, explica el director de esta organización bipartidista que aboga por la integración de los inmigrantes.
Robbins se muestra optimista. Admite que en los últimos tres años y medio se han puesto muchos obstáculos para que personas de otros países vengan en busca de una oportunidad de mejorar sus vidas. “Se han hecho muchos cambios en las visas y hay muchos problemas para los indocumentados, los asilados y los refugiados“, dice. No obstante, cree que la ciudad aún tiene mucho que ofrecer, eso sí, han de eliminarse los obstáculos arbitrarios que hay en el camino y que son fruto de la política antiinmigrante federal además de trabajar en vivienda asequible.
Según Robbins, la reducción de la inmigración es cíclica, no linear. Admite que es un momento que presenta muchas dificultades para cualquier nacido fuera pero al enumerar quienes son, médicos, enfermeras, trabajadores en restaurantes, en salones, en construcción, concluye que “son los que están haciendo que esta ciudad funcione”.
“Si tenemos que pensar en como activamos el magnetismo de la ciudad vamos a necesitar en nuestra economía un gran papel del Gobierno Federal no solo para evitar los obstáculos sino también creando un camino hacia un estatus legal, visas de empresarios que no hay y maneras para que la gente pueda salir de la economía en la sombra y trabajar”, dice. “Es fundamental que haya oportunidades”.
En el horizonte del corto y medio plazo estas son reducidas, en buena medida por efectos de una pandemia que parece que va a tener un largo recorrido.
Sufren desempleo del 50%
Un informe de julio de MOIA estimaba que el desempleo entre las comunidades inmigrantes e indocumentadas en Nueva York esté por encima del 50%.
Se trata de personas que además tienen la limitada asistencia que les prestan organizaciones comunitarias como las que han atendido a jornaleros y sus familias o el Fondo de $20 millones creado por la ciudad con la colaboración de la Fundación Open Society del financiero George Soros para dar cheques a familias indocumentadas.
Organizaciones como NICE y La Colmena entre otras, han pedido más dinero del presupuesto municipal para hacer frente a las muchas necesidades de las personas a las que sirven y sus servicios de bancos de comida pero las restricciones presupuestarias han impedido esta financiación.
Mostofi, reconoce que California ha hecho un “esfuerzo tremendo” con el fondo de $125 millones para dar un cheque de $500 a inmigrantes. “La necesidad de hacer ese esfuerzo aquí es el mismo y tenemos la intención de ver cómo podemos asistir pero el entorno es el de una devastadora crisis económica”, explica la comisionada. Las prioridades del gobierno municipal es evitar el hambre y el desamparo.
En el mismo informe de julio se explicaba que se calcula que en Nueva York haya unos 366,000 inmigrantes indocumentados en la fuerza labora, de los cuales 47,000 son dueños de negocios, y el 60% han perdido su trabajo o están en riesgo de hacerlo debido a la pandemia, comparado con el 36% de todos los trabajadores.
MOIA baraja estimaciones de que a finales del año la ciudad haya perdido en el entorno del medio millón de empleos con respecto a principios de año y la mitad de ellos serán trabajadores de bajos recursos. Las oportunidades para tener una mejor vida, el imán de la ciudad tiene que reactivarse.
Menos inmigrantes en NYC
- 45% fue la reducción de esta población entre el 2016 y el 2019.
- 34,000 se mudaron a la ciudad el año pasado.
- 62,000 se mudaron en el 2016.
- 25% se redujo la población de indocumentados entre el 2008 y el 2018.
- 45% de la fuerza laboral de NYC es inmigrante.
- 48% de los pequeños negocios los dueños son inmigrantes.