Unas 787,000 personas solicitaron por primera vez el seguro de desempleo en la semana que acabó el 17 de octubre, según las cifras que todos los jueves publica el departamento de Trabajo. Son 55,000 personas menos que la semana pasada cuya cifra también se revisó a la baja en similares números debido a la actualización que se hizo de la situación en California.
En este estado se habían dejado de tramitar solicitudes en las últimas dos semanas para investigar posibles problemas de fraude. Una vez que se reanudó el recuento se revisaron las cifras a la baja que se habían mantenido como las de la semana anterior a esta investigación.
Las solicitudes del desempleo durante la pandemia de la COVID-19 (PUA en sus siglas en inglés) especiales para aquellos que normalmente no las tienen — los contratistas, trabajadores gig o por tareas– también cayeron ligeramente hasta quedar en 345,440.
Aunque entre estos dos programas se sumaron 1,1 millones de personas al desempleo el número total de todas las personas cubiertas por programas de esta asistencia se redujo hasta 23.1 millones cuando el año pasado por estas fechas eran 1.4 millones de trabajadores. Entonces el desempleo estaba en mínimos históricos.
Una de las grandes y dramáticas consecuencias de la crisis provocada por esta pandemia que ya suma ocho meses es el hecho de que unos 12 millones de personas han perdido sus seguros médicos. Un drama cuando se valora que la crisis económica llega de la mano de una de salud.
La segunda cuestión es que tanto la incertidumbre unida a la posibilidad de que las pérdidas de empleo más tardías como las de los últimos meses sean permanentes y tarden en darse la vuelta, tiene un efecto muy negativo sobre la demanda y con ello la reactivación de la economía.
Mark Hamrick, analista de Bankrate, dio la bienvenida a esta ligera reducción pero añadió cautela a ello porque explicó que es difícil saber cuántas personas no están cualificando más para obtener los beneficios de desempleo que suelen durar 26 semanas. La crisis está durando ya más.
En casi todos los estados hay una extensión de ellos con un mínimo de 13 semanas. En cualquier caso el seguro de desempleo cubre aproximadamente el 40% de los ingresos normales semanales y desde que a finales de julio se acabó con los $600 semanales extra provistos por el CARES Act, la situación de las familias dependientes de estas ayudas es muy precaria.
Los analistas de Oxford Economics están muy preocupados por la falta de un nuevo paquete de ayudas de estabilización. “El fracaso a la hora de aprobar medidas adicionales de alivio fiscal que incluyan beneficios de emergencia al desempleo impone un riesgo a la baja considerable para la economía, particularmente cuando los casos del COVID-10 están al alza”.
Los beneficios especiales para la pandemia como el PUA finalizan al acabar el año. Las conversaciones a dos bandas entre el partido demócrata y la Casa Blanca (representada por el Tesoro) se han chocado repetidamente con el partido republicano en el Senado que no ha dado luz verde más que a un estímulo que se considera “skinny”, por la debilidad de su cobertura.