Al rescate de los ideales de Martin Luther King Jr.

El próximo presidente Joe Biden tiene la difícil tarea de reponer lo destruido y tratar de aliviar las tensiones raciales

Recordamos el legado de MLK.

Recordamos el legado de MLK. Crédito: Shutterstock

El Día de Martin Luther King Jr. Llega en 2021 un momento clave en Estados Unidos. Está ubicado entre el asalto al Congreso por una turba integrada en parte integrada por segregacionistas envalentonados por los cuatro años de Donald Trump y un nuevo gobierno que llega para reponer los valores de los derechos civiles.

La administración Trump representó a las grandes empresas, a los evangelistas y a la extrema derecha política. A unos les dio recortes de impuestos y desregulación, a otros jueces  conservadores, a los últimos la legitimidad de expresar el resentimiento racial. 

El populismo del millonario neoyorquino está basado en la premisa que los anglos, especialmente los hombres, son una mayoría asediada por el multiculturalismo, que las leyes de derechos civiles y antirracistas les han perjudicado las oportunidades. 

El racismo no desaparece en la historia estadounidense. Es un sentimiento latente que sale a la superficie cuando se ve protegido. Trump comenzó su labor al declarar como africano y  musulman al primer presidente afroamericano de nuestro país. Abrió la puerta para el racismo que salió a luz con la complicidad del Partido Republicano.

Las protestas de Charlottesville, Carolina, a pocos meses de haber asumido Trump fue la señal de lo que vendría. A los ojos del presidente entre los neonazis y supremacistas había “buena gente”.

Las regulaciones que se fueron construyendo por décadas para proteger a las minorías se fueron desmantelando. En algún caso ayudado por los tribunales, en la mayoría a través de directivas presidenciales y normas dentro de las agencias federales. 

Trump respaldó la violencia policial tomándola en broma. La explosión hace unos meses contra el racismo en varias ciudades desencadenado por el asesinato de George Floyd fue la reeacción a la impavidez de las autoridades ante estos hechos que eran olimpicamente ignorados por la Casa Blanca.

Al presidente le preocupó más defender las estatuas de los militares que perdieron la Guerra Civil defendiendo la esclavitud que la violencia de policías blancos contra afroamericanos. Para los primeros se hicieron condenas de prisión para los que atacan la piedra, para los segundos, Trump fue el primer presidente en recibir respaldo abrumador de los sindicatos policiales. 

La elección fue un esfuerzo republicano fracasado para reducir la participación de los votantes afroamericanos especialmente en el sur. Ante la derrota electoral Trump, declaró como ilegales los votos en su contra de una mayoría afroamericana. Esos votos le dieron la victoria a los demócratas en el estado de Georgia. 

No es casualidad que los agresores entraran por la fuerza al Capitolio enarbolando la bandera confederada símbolo y nostalgia de la era esclavista. 

El próximo presidente Joe Biden tiene la difícil tarea de reponer lo destruido y tratar de aliviar las tensiones raciales. Hay que curar las heridas abiertas. Hay una gran mayoría de estadounidenses que así lo desea. Es hora que el ideal de Martin Luther King Jr, regrese a la Casa Blanca.

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