Una porción de grosellas negras después de las comidas puede ayudarte a controlar la glucosa y prevenir la diabetes
Un puñito de grosellas negras al terminar las comidas principales, no solo será un sano postre. Aporta poderosos antioxidantes que son el aliado perfecto para disminuir los niveles de glucosa y combatir la diabetes
Existen muchos alimentos que deben de formar parte de una dieta saludable y por supuesto los innegables protagonistas son las frutas y las verduras. De manera específica existen algunas variantes que brillan por su peculiar densidad en nutrientes, tal es el caso de las bayas que se han vuelto una magnífica adición en toda alimentación equilibrada.
Las bayas son un complemento dietético muy importante, ya que son ricas en vitaminas, minerales, fibra dietética y polifenoles. Son por mucho uno de los alimentos más saludables que podemos consumir, entre sus más grandes cualidades las bayas brillan por sus poderosos antioxidantes. Los cuales son de gran ayuda para combatir a los radicales libres, conocidos como moléculas inestables que pueden dañar las células cuando su número aumenta demasiado, provocando estrés oxidativo.
Para ser aún más precisos las bayas son una gran fuente de antioxidantes, entre los que se destacan las antocianinas, ácido elágico y resveratrol. Además de proteger a las células, estos compuestos vegetales pueden reducir el riesgo de enfermedades crónicas. Cabe mencionar, que se cuenta con un estudio en el que se comprueban los beneficios de la extensa familia de las bayas: arándanos, moras, frambuesas y grosellas negras, variantes que se caracterizan por tener la mayor actividad antioxidante de las frutas de uso común.
En un estudio reciente de la Universidad del Este de Finlandia, los investigadores encontraron que las grosellas negras tienen un efecto beneficioso sobre la respuesta del azúcar en sangre después de las comidas. Los investigadores creen que es probable que el efecto esté relacionado con los compuestos polifenólicos derivados de las bayas, las antocianinas y que de manera particular las grosellas negras se caracterizan por ser muy ricas en estas sustancias antioxidantes. El estudio fue publicado en el British Journal of Nutrition, una de sus principales autoras fue Jenni Lappi.
Cabe mencionar que no es la primera vez que se habla de los efectos de las bayas sobre el azúcar en la sangre, y de hecho se cuenta con referencias científicas que avalan que frutas como la grosella negra y el arándano, tienen resultados más potentes y convincentes. En algunos casos las grosellas negras suelen consumirse con azúcar agregada debido a su acidez natural puede resultar agresiva para algunas personas, es muy importante evitar esta costumbre ya que solo disminuirán sus bondades.
En el estudio, el equipo evaluó a 26 personas sanas que consumieron tres productos de prueba diferentes y agua azucarada como producto de control en cuatro visitas de estudio separadas. Los productos de prueba fueron: un puré de grosella negra con azúcar añadido, un producto de grosella negra que contenía quinoa fermentada y una base de producto de grosella negra, que en realidad no contenía grosellas negras. Cada uno de los productos contenía 31 gramos de carbohidratos disponibles y tenía una composición similar de componentes de azúcar. El equipo descubrió que, en comparación con el agua azucarada, ambos productos de grosella negra habían reducido el nivel máximo de glucosa e insulina, habían retrasado la caída de la glucosa y habían retrasado el aumento de los ácidos grasos libres debido a la hipoglucemia. Los resultados apoyan los hallazgos anteriores sobre los efectos beneficiosos de la grosella negra en la respuesta de la glucosa en sangre, particularmente después de las comidas. La genialidad es que dichos beneficios se vieron reflejados inclusive con un tamaño de porción más pequeño. Los investigadores señalaron que durante un período de tiempo más largo de consumo de grosellas negras, los resultados son más contundentes ya que se presentaron variaciones positivas en los niveles de glucosa e insulina en sangre y una mayor sensibilidad a la insulina, aspectos que se asocian con un menor riesgo de padecer diabetes tipo 2.
Se cuenta con más referencias que solo terminan de confirmarnos los inmensos beneficios de las bayas. Es importante destacar que estos efectos parecen ocurrir tanto en personas sanas como en personas con resistencia a la insulina. Tal lo comprueba un estudio realizado en mujeres sanas, en el cual se confirmó que el hábito de comer 5 onzas (150 gramos) de puré de bayas oscuras mixtas con pan llevó a una reducción del 24 al 26% en los niveles de insulina, en comparación con consumir el pan solo. El otro lado de la moneda, es este estudio de seis semanas y que fue realizado en personas obesas con resistencia a la insulina; quienes bebieron un batido de arándanos dos veces al día. Los resultados fueron contundentes ya que experimentaron mayores mejoras en la sensibilidad a la insulina que aquellas que consumieron batidos sin bayas.
Lo mejor de todo es que integrar este tipo de bayas en la dieta es fácil, accesible y delicioso. En caso de no encontrar grosellas negras, apuesta por los arándanos o las variantes de cáscaras más oscuras. Agrega un puñado en tu avena matutina, en jugos y licuados, también van de maravilla con ensaladas y postres saludables. Aunque el simple hábito de comer un puñito después de la comida y cena, será tu mejor aliado para mantener el azúcar a raya y también para bajar de peso con mucha salud y nutrición ¡Maravillosas!