5 razones por las que adolescentes y jóvenes deben vacunarse contra COVID, aunque estén sanos
Hace apenas unas horas que la FDA aprobó el uso de las vacunas contra el COVID-19 en adolescentes de 12 a 15 años de edad y algunos estados ya las están administrando
La FDA ha extendido el uso de las vacunas contra el COVID-19, que ayudan al sistema inmunológico a combatir los síntomas graves de la infección por coronavirus, para los chicos de 12 a 15 años de edad. Previamente las había autorizado para jóvenes a partir de los 16 años de edad. Incluso aunque estén sanos, estas son algunas razones por las que adolescentes y jóvenes deben vacunarse contra COVID.
Los jóvenes pueden ser propagadores
Cuando las restricciones de la pandemia están levantándose gradualmente en diversas ciudades, los adolescentes y jóvenes son quienes pueden tener un papel de portadores asintomáticos del virus y seguir transmitiéndolo a personas vulnerables a su alrededor. Además, cuando los virus se replican entre la población tienden a presentar mayores mutaciones.
Si un sector de la población no se vacuna, hay un espacio para que el virus mute y afecte la eficacia de las vacunas que el resto de las personas se han aplicado. Así que vacunarse tan pronto como sea posible, ya sean adultos o jóvenes, ayudará a detener la propagación y las variantes que pueden ser más contagiosas y más peligrosas.
Los jóvenes pueden sufrir COVID prolongado
Aunque los jóvenes tienen menos probabilidades de morir al enfermar de COVID-19, sí pueden sufrir complicaciones a largo plazo. Los expertos señalan que, además de que la presencia de jóvenes en las salas de emergencia de los hospitales se ha incrementado en los últimos meses, algunos de ellos sufren síntomas debilitantes por más de un año como consecuencia de la infección.
Dificultades respiratorias, daño renal, confusión mental, pérdida persistente del gusto y el olfato, son algunas de las consecuencias a largo plazo de la enfermedad en las personas más jóvenes. Así que la idea de que los jóvenes son inmunes a la infección por ser jóvenes o que estarán bien a pesar de infectarse, puede no ser tan certera; es una moneda al aire, porque el COVID puede no matar a los jóvenes, pero sí puede arruinarles la vida.
Un sistema inmunológico fuerte puede jugar en contra
La llamada “tormenta de citocinas” que en algunos casos provoca el COVID-19 es una respuesta exagerada del sistema inmunológico que produce una inflamación general grave y que requiere de hospitalización. Así que el factor que parece proteger a los adolescentes y jóvenes puede ser al mismo tiempo un factor de riesgo: al infectarse, su sistema inmune puede responder con tanta fuerza que puede causar daños fatales.
Los jóvenes y adolescentes vacunados protegen también a los niños
Aún no hay vacunas aprobadas para los niños. Si bien los más pequeños suelen tener infecciones menos graves, de un 11 a un 15 por ciento de los niños enfermos de COVID-19 desarrollan síntomas prolongados, según el doctor Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud. Algunos presentan síntomas como daño pulmonar, renal, cardiaco o hepático semanas después de la infección; otros sufren una complicación grave, el síndrome inflamatorio multisistémico.
Los adolescentes y jóvenes que se vacunen pueden proteger también a sus hermanos menores, a otros pequeños miembros de su familia, a sus compañeros de clase y a otros niños que quizá ni siquiera conozcan.
Las vacunas brindan seguridad en las citas y en otros sitios públicos
Para los jóvenes vacunados puede ser más fácil y seguro acceder a los lugares más añorados durante la pandemia, como bares, restaurantes, hoteles y aviones; algunos establecimientos ofrecen promociones y regalos para quienes asistan con su certificado de vacunación. Además, las vacunas facilitan las citas en las aplicaciones o en cualquier otro formato, pues una persona vacunada puede ser más confiable para quien está buscando una relación.
Según información de Reuters, algunos estados de EEUU ya están aplicando la vacuna a los más jóvenes, como Georgia, Delaware y Arkansas, mientras otros esperarán la autorización de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) como Nueva York, Texas, Massachusetts, Illinois, Arizona y Minnesota.