Regresan las niñas estadounidenses que la “Migra” expulsó a México
La hondureña Gladys Alvarenga es madre de Naydelyn y Vianela, las niñas estadounidenses a las que no se les dejó entrar a su propio país
Una mujer hondureña con dos hijas con pasaporte estadounidense regresó este sábado a California, 69 días después de que la Patrulla Fronteriza los expulsara a México al considerar que no eran elegibles para entrar al país a pesar de ser ciudadanas.
“No es legal que no dejen entrar a mis hijas a su país”, dijo a Efe la indocumentada hondureña Gladys Alvarenga, madre de Naydelyn y Vianela, de 12 y 10 años, respectivamente, y estadounidenses de nacimiento. Viajaba con ellas el otro hijo de la mujer, David, de 5 años y hondureño.
El pasado 21 de marzo la familia intentó cruzar la frontera de México con Estados Unidos en California, pero agentes migratorios, según Alvarenga explicó a Efe, no la permitieron ingresar debido a que es indocumentada, a pesar de entrar con niños menores y que dos de ellas son estadounidenses.
El Gobierno de Estados Unidos está expulsando a miles de familias inmigrantes y solicitantes de asilo que cruzan la frontera con el argumento del riesgo de contagio por la covid-19.
Naydelyn, la mayor de las hijas, explicó que mostró su pasaporte estadounidense al oficial e, incluso, Vianela le explicó que desea entrar en las fuerzas armadas cuando tenga la edad requerida.
Pero, dijo la madre, el agente fronterizo ignoró a las niñas y su pedido para que las menores estadounidense pudieran quedarse en el país con el padre de una de ellas, resiente legal que vive en Atlanta (Georgia), pero el uniformado rechazó esa posibilidad alegando que las pequeñas debían quedarse con su madre.
“Todavía el oficial de migración mexicano que nos recibió le dijo al agente de Estados Unidos ‘Hey, a ellas no las puedes mandar para acá, ellas son estadounidenses’, pero el agente fronterizo simplemente cerró la puerta”, dijo la mujer, de 35 años de edad.
La madre llamó entonces a una oficina local del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que envió a un representante a recoger a la familia para llevarla a un hotel y días después a un albergue.
La señora Alvarenga, que vivió durante años como indocumentada en EE.UU. y tuvo que regresar a su país con sus hijas para cuidar de su madre y abuela materna, enfermas de cáncer, dijo a Efe que analizarán si demandan al Gobierno estadounidense por haber puesto a las niñas en riesgo al expulsarlas de su propio país.
“Apenas 15 días antes de ese incidente, en México secuestraron a una tía de mis hijas, se imaginará cómo se sintieron (las niñas) cuando de su país las echaron a medianoche”, dijo la mujer.
Madre e hijos permanecieron varias semanas en el albergue El Puente de Tijuana (México) y obtuvieron el apoyo de la organización legal Al Otro Lado, que ayuda a los migrantes entre Tijuana, San Diego y Los Ángeles.
La mañana de este sábado, una voluntaria de Al Otro Lado, Jenn Budd, acompañó hasta la entrada de la garita de San Ysidro a la familia.
Budd, exagente de inteligencia de la Patrulla Fronteriza de San Diego (California) que ahora ayuda a organizaciones de derechos de los migrantes, tranquilizó a la señora Alvarenga antes de que hablase con los uniformados.
Los inspectores en la garita “no pueden impedirles el paso”, dijo la exagente.
“Si llegan a hacer eso, les haré un escándalo; hasta niños extranjeros no acompañados recibimos, por qué no vamos a recibir niñas estadounidenses con su madre”, dijo.
Finalmente esta vez sí pudieron entrar, junto con al menos ocho familias más, y permanecerán un tiempo en Chula Vista, en California.
“Por ahora la prioridad va a ser que mis hijos estudien, porque ninguno de ellos habla inglés”, dijo la madre de familia.