Cómo beneficia el consumo de ajo la salud del hígado
El ajo es uno de los alimentos medicinales más poderosos de la naturaleza. De manera específica es un gran aliado para la salud hepática, actúa como un potente antioxidante, antibiótico y antifúngico, que disminuyen el riesgo de inflamación y acumulación de toxinas que dañan su funcionamiento y causan enfermedades hepáticas
El hígado es uno de los órganos más importantes, es el responsable de filtrar todas las sustancias que entran y salen del cuerpo. Además es fundamental para mantener el flujo sanguíneo y la buena circulación, descompone los nutrientes de los alimentos y distribuye los nutrientes. El hígado también evita que los productos químicos tóxicos dañen al organismo y es por ello que afecta el funcionamiento de todo el cuerpo. Por fortuna la alimentación y el estilo de vida, son aspectos que influyen directamente en la prevención de enfermedades hepáticas entre las que se encuentran padecimientos como la hepatitis, la cirrosis hepática y el cada vez más común hígado graso. Apostar por el consumo de alimentos naturales que brillan por sus propiedades nutricionales y terapéuticas, es un gran comienzo. Recientemente han llamado de manera específica la atención los beneficios medicinales del ajo por sus inmensas propiedades para mantener sano el hígado, promover su depuración y agilizar su funcionamiento.
Una de las bondades más grandes sobre la composición del ajo, es que contiene un compuesto de azufre llamado aliína y que se convierte en su ingrediente activo más característico llamado alicina, cuando el ajo se pica, tritura o machaca. Lo cierto es que se trata de una sustancia muy poderosa, que actúa como un potente antioxidante, antibiótico y antifúngico, propiedades que se relacionan con numerosos beneficios para la salud del hígado. El ajo también contiene arginina, un aminoácido importante para relajar los vasos sanguíneos, y selenio, un mineral importante para aumentar la acción de los antioxidantes. Las propiedades antioxidantes del ajo son el beneficio más significativo porque evitan que las sustancias tóxicas filtradas por el hígado lleguen a otros órganos.
Otro de los aspectos en los que influye positivamente el consumo de ajo para beneficiar el funcionamiento hepático, radica en sus efectos sobre el colesterol. El hígado produce un tipo de colesterol llamado lipoproteína de muy baja densidad, también conocido como VLDL y que tiene la importante función de facilitar el movimiento de las grasas en el torrente sanguíneo. Además es una sustancia que juega un papel sumamente importante en el metabolismo de la energía y la grasa, sin embargo, los niveles altos de VLDL y otros colesteroles pueden dañar el hígado y aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca. De hecho se cuenta con un estudio interesante al respecto, el cual fue publicado en Journal of Nutrition y en el cual se confirma que el uso diario de extracto de ajo fresco reduce los niveles de grasas de triglicéridos y VLDL elevados preexistentes que se forman en el hígado.
El ajo también resulta un magnífico aliado para promover la depuración del hígado. Teniendo en cuenta que es le órgano que más tiene que lidiar con una cantidad de toxinas externas que pueden provenir del ambiente, aditivos en alimentos y medicamentos, y de la contaminación. Además del negativo efecto del acetaldehído, una neurotoxina que proviene del alcohol y que a veces también se produce de forma endógena en el intestino ¡vale la pena consumir alimentos que promuevan su desintoxicación! Finalmente la exposición a estas toxinas y sobre todo al acetaldehído, suelen derivarse en inflamación en el hígado y a su vez hace que las células sean reemplazadas por tejido cicatricial.
Las células del hígado cicatrizadas no pueden funcionar correctamente, lo que significa que el hígado tampoco. También, la presencia de radicales libres juega un papel importante en el deterioro del hígado, es bien sabido que son moléculas nocivas que se asocian con graves consecuencias para la salud. Su presencia provoca lesiones en las células y tejidos del hígado, por lo tanto hace que seamos más vulnerables a las enfermedades crónicas. Sucede lo mismo con las toxinas de ciertos medicamentos, como el acetaminofén, un analgésico de venta libre, también pueden causar daño hepático o la muerte. De hecho según un estudio publicado en “Internet Journal of Nutrition and Wellness”, el extracto de ajo fresco administrado a ratones que tomaron una sobredosis de acetaminofén revirtió el estrés oxidativo que causaba toxicidad hepática.
Lo cierto es que entre más toxinas sean ingeridas y por lo tanto absorbidas por el organismo, mayor será la carga para el hígado. Los signos de un hígado dañado y sobrecargado son: fatiga, dolores de cabeza, problemas digestivos, afecciones cutáneas y función inmunológica debilitada. Actualmente entre los principales padecimientos derivados de un estilo de vida deficiente se encuentra el hígado graso, se trata de una condición cada vez es más común que se caracteriza por la excesiva acumulación de grasa en el hígado. De hecho se cuenta con datos algo alarmantes en los que se comprueba que el hígado graso no alcohólico, es una condición que afecta a cerca del 25% de la población en el mundo.
De manera específica se aconseja el consumo de ajo fresco, contiene niveles significativos de aminoácidos, proteínas y compuestos antioxidantes, que son e gran ayuda para proteger el hígado de las toxinas naturales y ambientales. Los expertos recomiendan para una salud óptima del hígado, utilizar al menos cuatro dientes de ajo fresco al día en las preparaciones alimenticias. Un buen tip es agregar ajo fresco picado en las comidas al final del proceso de cocción para retener las enzimas y los nutrientes. También puedes apostar por el consumo de suplementos de ajo, el Centro Médico de la Universidad de Maryland recomienda que las tabletas estandarizadas de ajo liofilizado de 200 miligramos que contengan 0,6% de alicina y para obtener buenos resultados se deberán consumir hasta tres veces al día.
—
Te puede interesar: