Nueva York es una de las ciudades con menor tasa de regreso a las oficinas tras el confinamiento; economía en riesgo

Algunos empresarios parecen estar perdiendo la paciencia y han amenazado con cortar salarios, dejando los altos pagos neoyorquinos sólo a quienes de verdad estén en la ciudad

NYC 2020: caótica y políticamente "correcta"

NYC 2020: caótica y políticamente "correcta" Crédito: Andrés Correa Guatarasma | Cortesía

Nueva York, la capital financiera y corporativa del mundo, se está quedando detrás de otras ciudades de EE.UU. para lograr que los empleados dejen de trabajar desde casa y regresen a las oficinas, según un nuevo informe.

Sólo 20.7% de los empleados en NYC estaban de regreso en la oficina el pasado 9 de junio, según la firma de administración de edificios Kastle Systems, que desde abril ha monitoreado 2,600 torres que albergan 41,000 empresas a las que presta servicios en 46 estados del país, citó New York Post.

En las 10 ciudades más grandes de EE.UU., Kastle estimó que un promedio 31.5% de los trabajadores habían regresado a la oficina. Pero Nueva York no está sola en la retaguardia: los empleados en San Francisco y San José –ambas ciudades en California- están regresando a las empresas a tasas incluso más bajas, con sólo 18.2% y 20.2% respectivamente. Las ciudades de Texas, por otro lado, están superando con creces al resto de la nación en el esfuerzo de regreso: Dallas, Austin y Houston reportaron hasta 49.7%, 48.7% y 47.7% de ocupación.

Una consulta reciente estimó en 60% el regreso a las oficinas en septiembre en NYC, paralelo al comienzo del nuevo año escolar. Pero al mismo tiempo, los consultados indicaron que ahora la inseguridad, especialmente en el transporte público, les generaba más miedo que el coronavirus al considerar volver a la rutina pre pandemia.

“Los empleadores señalaron específicamente las preocupaciones de los trabajadores sobre la seguridad en y alrededor de los centros de transporte público como Grand Central y Penn Station”, los dos terminales más grandes de la ciudad, destacó la organización sin fines de lucro Partnership for New York City (PFNYC).

Otras encuestas aplicadas recientemente por MTA han apuntado a los mismos resultadosla ciudad ha agregado presencia policial en el Metro, pero un sondeo de abril encontró que menos de la mitad de los pasajeros (45%) había notado a los oficiales adicionales.

Hay también hay cierto optimismo en Nueva York, pues en la última semana la ocupación de oficinas aumentó 2.5%, según el cálculo de Kastle. Sin embargo, algunos empresarios parecen estar perdiendo la paciencia y han amenazado con cortar salarios, dejando los altos pagos neoyorquinos sólo a quienes de verdad estén en la ciudad.

Por ejemplo, a principios de esta semana, el director ejecutivo de Morgan Stanley, James Gorman, emitió una severa advertencia a su personal: regresen a la oficina antes de Labor Day (6 de septiembre) o enfrentarán un recorte salarial. “Hacemos nuestro trabajo dentro de las oficinas… y ahí es donde enseñamos, ahí es donde nuestros pasantes aprenden, así es como desarrollamos a las personas”, dijo. “Si puedes ir a un restaurante en la ciudad de Nueva York, puedes entrar a la oficina”. 

Para aquellos que huyeron de la ciudad de Nueva York en busca de viviendas más espaciosas y baratas, o quizás de la inseguridad o los altos impuestos, Gorman lanzó un mensaje directo: si quieren un salario de la ciudad de Nueva York, tendrán que estar en los cinco condados para ganarlo.

Pero en otros casos, son las mismas compañías las que han decidido cerrar sus espacios y/o mudarse de Nueva York, para ahorrar costos a largo plazo, incluso ofreciendo bonos a sus empleados.

Un cambio masivo en la presencia laboral implica impactos sociales, fiscales y económicos mayores: el rechazo a volver a las oficinas podría influir en el mercado inmobiliario, los comercios y el paisaje urbano en Manhattan, isla llena de rascacielos, la mayoría espacios laborales con negocios que dependen de ellos.

Mucha gente se ha mudado aprovechando que ya no tienen que trabajar a diario en NYC, entre otras razones; y con las oficinas vacías y los viajes de negocios disminuidos, también se han afectado los restaurantes, negocios al detal y hoteles alrededor de la ciudad. Irónicamente, el abandono estimula la indigencia y el crimen, creando un círculo vicioso.

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