Padres de soldados de EE.UU. muertos en ataque en Kabul, Afganistán, culpan a Biden por la tragedia
13 militares estadounidenses se encuentran entre las víctimas fatales del ataque suicida reportado ayer por el aeropuerto de Kabul; una rama de ISIS en Afganistán se atribuyó el atentado
Los padres de dos de los soldados estadounidenses muertos en el ataque suicida reportado este jueves cerca del aeropuerto de Kabul, en Afganistán, culparon al presidente Joe Biden del fatal desenlace.
A juicio de los familiares de Kareem Nikoui y Jared Schmitz, el presidente le dio la espalda a las tropas con el accidentado proceso para evacuar a ciudadanos y socios del país occidental que a su vez incentivó la presencia de ISIS-K, una rama del Estado Islámico en Afganistán y Pakistán.
ISIS-K se atribuyó el atentado de ayer que dejó al menos 170 personas muertas, entre estas 13 militares estadounidenses y otras 150 personas heridas.
Steve, padre de Nikoui, dijo a The Daily Beast que su hijo ni siquiera había sido enviado para labores de campo, sino para manejar documentación.
“Elllos enviaron a mi hijo allá para papeleo y luego tenían a los talibanes en la seguridad del exterior (del aeropuerto). Yo culpo a los propios líderes militares de mi país…Biden le dio la espalda a él. Eso es todo”, sostuvo el progenitor.
Nikoui dijo que supo que su hijo estaba muerto cuando dos marines llegaron a su casa ayer a eso de las 7:15 p.m.
Los tres lloraron juntos.
“Yo estaba tratando de consolarlos a ellos. Pero al mismo tiempo, yo quería que se fueran tan pronto como fuera posible para que otros parientes no los vieran”, recordó el padre.
“Yo pensé que lo apropiado era que yo les dijera”, agregó.
El padre de Schmitz se expresó en los mismos términos que Nikoui.
“Tengan miedo de nuestro liderazgo o de la falta del mismo. Recen todos los días por los soldados que están poniendo su vida en riesgo, haciendo lo que ellos aman que es protegernos a todos nosotros”, planteó Mark.
Entre los militares muertos se encuentran dos de origen hispano, David Lee Espinoza y Hunter López.
El primero tenía 20 años y residía en Río Bravo, Texas. Mientras que López, de 22 años, vivía en Riverside, California.
A Lee Espinoza le sobreviven su hermano, su madre Elizabeth Holguín, y su padrastro.
“Junto a su lecho, vieja gloria, su nombre está grabado en piedra. Dio su vida por el país, lo entregó todo. Luchó y murió por lo que creyó”, lee un comunicado difundido este viernes por el alcalde de Río Bravo, Gilbert Aguilar Jr., en la página oficial de la ciudad.
“La ciudad de Ría Bravo lamenta la pérdida de un héroe”, agrega el comunicado.
Hunter era hijo del capitán de policía local Hermán López y la oficial Alicia López. El muchacho sirvió en el programa Explorer de Sheriff del condado de Riverside.
Las autoridades locales indicaron en un comunicado que cita la agencia de noticias Efe que el joven estaba asignado al Segundo Batallón de los Marines y tenía previsto sumarse al Departamento de Policía cuando regresara de su misión en Afganistán.
El alguacil de Riverside, Chad Bianco, manifestó a través de un mensaje en Facebook estar “increíblemente triste y desconsolado” por lo sucedido a la familia López.