Los 4 hábitos alimenticios que elevan el colesterol malo en sangre
El colesterol alto es el antecedente por excelencia de las complicaciones cardíacas. El estilo de vida y sobre todo algunos hábitos alimenticios, como un alto consumo de grasas saturadas, alcohol y alimentos procesados, son considerados detonantes activos
Uno de los diagnósticos más temidos y recurrentes en consulta médica es el colesterol alto, es bien sabido que se trata de una afección que aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, derrame cerebral y diversas enfermedades cardiovasculares. No en vano, los estudios han encontrado que las personas con niveles altos de colesterol LDL “malo” presentan entre un 30 y 40% más de probabilidades de morir por enfermedad cardiovascular. La buena noticia es que el colesterol alto se puede prevenir y controlar a través de un estilo de vida saludable y cambios en los hábitos alimenticios. Si bien mucho se ha hablado sobre los alimentos benéficos que sirven como reguladores naturales del colesterol, es igual de importante tener claros cuáles son los hábitos alimenticios que debemos evitar. A continuación 4 de los peores hábitos cotidianos enfocados en la dieta, que afectan significativamente al colesterol y la salud cardíaca.
1. Seguir una dieta rica en grasas saturadas
De manera natural el cuerpo produce el colesterol que necesita, por lo tanto no necesita obtener colesterol a través de los alimentos. Sin embargo, existen algunos alimentos que lo contienen; sobre todo aquellos con un alto contenido en grasas saturadas y trans son considerados como algunos de los principales detonadores del colesterol alto. Por lo tanto una de las más contundentes recomendaciones médicas enfocadas en hábitos alimenticios, es limitar aquellos alimentos que son ricos en este tipo de grasas como sucede con el queso, las carnes grasas y procesadas. Por el contrario es importante elegir alimentos bajos en grasas saturadas, trans, sodio y azúcares añadidos, complementariamente los los productos ricos en fibra juegan un papel primordial. Elige alimentos integrales como las legumbres, los cereales integrales, abundantes frutas y verduras. Y complementa con grasas insaturadas saludables, como es el caso de los aguacates, aceite de oliva, pescados grasos, nueces y semillas.
2. Beber demasiado alcohol
No es ningún secreto decir que el alcohol es uno de los peores hábitos para la salud, aún más cuando se consume en exceso. No solo es malo para el hígado, los riñones, el cerebro y el sistema nervioso: beber cantidades excesivas de alcohol puede aumentar los niveles de colesterol malo y triglicéridos. Ambos están asociados con un mayor riesgo de ataque cardíaco cuando están elevados. Lo recomendable es evitar el alcohol y limitarlo a ocasiones especiales pero sobre todo en cantidades muy moderadas: no más de dos tragos al día para los hombres y no más de un trago al día para las mujeres.
3. Un alto consumo de alimentos procesados
Los alimentos procesados son uno de los más grandes enemigos de la salud en numerosos aspectos, incrementan el riesgo de padecer enfermedades crónicas y además son de los principales causantes del colesterol alto. La principal razón es que se trata de alimentos que son todo menos nutritivos, se caracterizan por su alto valor calórico, contienen azúcares añadidos, grasas trans y saturadas, sodio, conservadores y harinas refinadas. Estas sustancias juegan un papel muy negativo en la salud cardíaca, ya que suelen promover la acumulación de placa en las arterias y con ello incrementan el riesgo de afecciones cardiovasculares diversas. Además, estos alimentos conducen al aumento de peso que también se asocia con complicaciones cardiacas y mayores niveles de colesterol y triglicéridos. En conjunto con una vida sedentaria, poca actividad física y hábitos como el tabaquismo, seguir una dieta con un alto consumo de ultraprocesados es la peor combinación para aumentar el colesterol malo. Evita el consumo de bollería industrial, comidas preparadas y congeladas, golosinas, embutidos, sopas empaquetadas, alimentos enlatados y fritos, y comidas enlatadas.
4. Recurrente consumo de bebidas endulzadas y light
Uno de los peores errores para la salud cardíaca es pretender que se sigue una dieta saludable, mientras se consumen bebidas endulzadas como es el caso particular de los refrescos regulares y light. Muchas personas suelen consumirlas para darse un gusto dulce y suelen pasar por desapercibidos sus efectos en la dieta, sin embargo son un peligro latente; no en vano se sabe que conforman cerca de la mitad de los azúcares añadidos en la dieta de los estadounidenses. Si bien brillan por su contenido en azúcar: una lata de refresco regular contiene unos 35 gramos de azúcar (equivale a casi nueve cucharaditas). De acuerdo con los investigadores, en la elaboración de los refrescos se suele utilizar azúcar de mesa o jarabe de maíz alto en fructosa, para endulzar las bebidas. Ambas fuentes contienen partes más o menos iguales de dos azúcares simples: fructosa y glucosa. Los investigadores creen que estos azúcares son nocivos para el corazón, además la glucosa aumenta los niveles de la ya existente en sangre, promoviendo picos de insulina, lo que podría conducir al desarrollo de diabetes tipo 2. En el caso de la fructosa, esta ocasiona problemas cardiacos en formas más complejas, ya que puede hacer que el hígado libere triglicéridos y colesterol LDL «malo» en el torrente sanguíneo. Por lo tanto, un exceso de fructosa puede dar lugar a enfermedad del hígado graso. Además, su elevado consumo produciría un exceso de ácido úrico en la sangre, hecho asociado con un mayor riesgo de gota, que es una artritis inflamatoria muy dolorosa (de hecho inflamación se asocia con la enfermedad cardiaca).
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