Enfermedad inflamatoria intestinal: qué alimentos comer y cuáles evitar para combatir la inflamación

Las enfermedades inflamatorias intestinales, se caracterizan por una fuerte inflamación en el tracto gastrointestinal y suelen deteriorar significativamente la calidad de vida. Normalmente se caracterizan por brotes y períodos de remisión, descubre cuáles son los mejores alimentos para un mejor control en cada etapa

Filete de pescado

La dieta, los hábitos cotidianos, el nivel de actividad física y de estrés, así como la buena hidratación; son factores indispensables en el buen control de las enfermedades inflamatorias.  Crédito: valeria boltneva | Pexels

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es una afección tratable, pero crónica y de por vida. Es un término que a grandes rasgos se refiere a la inflamación del tracto gastrointestinal e incluye afecciones específicas como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. La realidad es que son condiciones que tienen episodios fuertes y que de cierta manera deterioran significativamente la calidad de vida de las personas. Si bien, son condiciones que no tienen cura se sabe que en complemento con el tratamiento médico; realizar ajustes en el estilo de vida y la dieta es indispensable para controlar la enfermedad, los brotes y los períodos de remisión. Con base en ello, nos dimos a la tarea de recopilar algunas recomendaciones dietéticas básicas (avaladas por expertos) para mantener bajo control la inflamación.

¿Qué alimentos comer durante los brotes?

Existen algunos factores que pueden ser capaces de provocar la reactivación de la enfermedad como dejar de tomar la medicación, el consumo recurrente de antiinflamatorios no esteroideos de forma no controlada, sufrir eventos vitales estresantes o padecer infecciones, tanto intestinales como de otro tipo. Por lo tanto, es recomendable seguir una una dieta sana, equilibrada y variada, hacer ejercicio, intentar evitar situaciones de estrés y mantener una actitud positiva adaptándose a cada situación durante el curso de la enfermedad. Además, es importante mencionar que no todos los brotes son iguales, el tipo de síntomas y su intensidad son muy variables. Los brotes pueden ser leves, moderados o graves. Hasta un 15% de los pacientes pueden presentar un brote grave que, a veces, también se manifiesta con complicaciones intestinales como la hemorragia digestiva baja, la rotura del colon o perforación y la dilatación grave del colon (megacolon). Sin embargo, a grandes rasgos cuando se trata de un brote controlado, la dieta juega un factor indispensable en la disminución de los síntomas.

Si bien es cierto que la fibra, es uno de los nutrientes más importantes para el sistema digestivo e intestinal. Ante un episodio de inflamación intestinal, es muy importante disminuir el consumo de alimentos ricos en fibra. Por lo tanto es importante apostar por los alimentos bajos en fibra que resultan más fáciles de digerir y son menos irritantes para el intestino. Esta medida es especialmente importante cuando se padecen síntomas de dolor abdominal y diarrea. Los expertos recomiendan apostar por los siguientes alimentos:

– Granos/almidones: Alimentos blancos, en lugar de trigo o cereales integrales. De manera particular se aconseja elegir aquellos con menos de 2 gramos de fibra por porción.

Verduras cocidas: En la dieta para tratar afecciones intestinales inflamatorias, es importante garantizar el consumo de frutas y verduras. Sin embargo en sus versiones crudas suelen ser más agresivas para el sistema digestivo e inclusive algunas variantes pueden aportar más fibra. La recomendación es apostar por vegetales bien cocidos, como es el caso de judías verdes, zanahorias, puré de papas sin piel, puntas de espárragos al vapor y puré de calabaza.

– Frutas enlatadas o blandas: Las frutas son importantes en cualquier dieta saludable, sin embargo ante cualquier brote es importante consumirlas con cautela. Apuesta por la ingesta de manzanas peladas, plátanos maduros, melón dulce, sandía y frutas enlatadas en jugo de fruta o almíbares ligeros.

Consume suficientes proteínas de alto valor biológico: La inflamación provoca un aumento en las necesidades de proteínas, por lo tanto es muy importante asegurar su adecuado consumo. Elige carnes tiernas bien cocidas: aves como el pollo y el pavo, salmón y otros pescados grasos, carne magra de res y cerdo (sin grasas añadidas). Los huevos son un maravilloso y versátil aliado, en caso de consumir embutidos apuesta por las versiones bajas en sodio y grasas como es el caso de la pechuga de pavo natural. El tofu es una gran opción de proteína de origen vegetal.

– Mantequillas suaves de nueces y semillas: Son importantes ya que brindan calorías benéficas, grasas saludables, vitaminas y minerales, además de brindar mucha energía al organismo. Apuesta por las versiones orgánicas y sin azúcares añadidos, como es el caso del maní, almendras, nueces o semillas girasol.

– Bebe abundantes líquidos: Es indispensable garantizar la adecuada hidratación, la recomendación general es beber ocho tazas de agua al día, además es una buena idea complementar con bebidas de rehidratación oral según sea necesario. Es muy importante evitar el consumo de bebidas azucaradas, aquellas que son elaboradas con sustitutos de azúcar y cafeína. Además es vital evitar la ingesta de alcohol.

– Limita el consumo de grasas y los aceites añadidos: Es vital disminuir el consumo de alimentos ricos en grasas trans y saturadas, por lo tanto es importante evitar todo tipo de alimentos ultraprocesados y fritos. Apuesta por el consumo de grasas saludables como el aguacate, nueces y aceite de oliva y limita la ingesta a menos de ocho cucharaditas de aceites por día.

– Integra en la rutina diaria el consumo de calcio, vitamina D, probióticos y prebióticos. Las fuentes más recomendadas incluyen:

  • Leche evaporada, sin grasa, al 1 y 2%
  • Leche deslactosada
  • Leches no lácteas fortificadas como las leches de almendras, anacardos, coco o arroz: cabe mencionar que estas opciones no contienen mucha proteína
  • Yogurt bajo en grasa y 100% natural (sin endulcorantes ni saborizantes)
  • Alimentos fermentados, como el kimchi, kéfir, tempeh y la kombucha

¿Qué comer durante la remisión?

La remisión ocurre cuando la combinación de medicamentos y dieta, logran controlar o resolver la inflamación del colon, causando una mejora en los síntomas. El período de la remisión varía desde semanas o meses hasta años. Si los medicamentos funcionan y ningún otro factor desencadena un brote, la enfermedad puede permanecer en remisión por un período prolongado. Sin embargo es esencial continuar con el tratamiento, la dieta y los adecuados hábitos enfocados en el estilo de vida.

– Aumenta el consumo de fibra: En esta etapa es importante volver a consumir fibra, para garantizar un adecuado tránsito intestina. Vale la pena incorporar lentamente alimentos con alto contenido de fibra cuando los síntomas gastrointestinales disminuyan, la mejor manera de lograrlo es consumiendo frutas, verduras, semillas y cereales integrales. La avena, la quinoa, el maíz, la chía, la linaza y el centeno, son grandiosas opciones.

– Integra el consumo de ácidos grasos omega-3: Aumenta el consumo de pescados y otros mariscos (especialmente pescados grasos de agua fría, como salmón, caballa, atún, arenques, y sardinas). Nueces y semillas (como semillas de linaza, de chía y nueces negras) y aceites de plantas (como aceite de la linaza, aceite de soja, aceite de oliva y aceite de canola.

– Sigue una dieta basada en alimentos saludables en su estado natural: Esto incluye alimentos con procesamiento e ingredientes mínimos. Apuesta por un abundante consumo de frutas, verduras, semillas, legumbres, nueces, proteínas de alto valor biológico, lácteos moderados y cereales integrales.

Continúa con un buen consumo de proteínas y grasas saludables: Apuesta por el consumo de carne de res, huevos, aves y otras carnes magras o proteínas de origen vegetal, como los productos derivados de la soya. No olvides utilizar aceite de oliva, aguacates, pescados y nueces, en los platillos cotidianos.

En ambas etapas de las enfermedades inflamatorias intestinales, es muy relevante apostar por integrar el consumo de especias medicinales como el jengibre, cúrcuma, canela, cardamomo y otras. En complemento con hierbas curativas que brillan por sus propiedades digestivas, carminativas y antiinflamatorias, como es el caso de la menta y la hierbabuena. Apuesta por integrarlas en infusiones, jugos y licuados. Los métodos de cocción también son importantes, apuesta por cocinar los alimentos al vapor, a la parrilla, grill y horno. Por último y no menos importante: la actividad física es fundamental, así como el buen descanso y un adecuado manejo del estrés.

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