Coaliciones de NY “sacan sus uñas” para que Asamblea Estatal apruebe este año ley de protección a manicuristas y pedicuristas
Un anteproyecto presentado por la senadora colombiana, Jessica Ramos plantea la creación de un consejo para mejorar las condiciones de miles de trabajadores de uñas
Con el fin de las sesiones legislativas en Nueva York de este año a la vuelta de la esquina, miles de trabajadores de salones de uñas abrigan la posibilidad de que la Asamblea Estatal apruebe una ley que daría un primer paso para en principio garantizar que los manicuristas y pedicuristas puedan sentarse a discutir mejores condiciones laborales. Y, además, aspiren en el futuro ganar el mínimo legal salarial de $15 por hora.
Organizaciones de defensa por los derechos civiles por años han venido denunciando un modelo de explotación y discriminación en una industria, cuya fuerza laboral mayoritaria son mujeres inmigrantes.
Por ello, este martes, líderes de la Coalición por Salones de Uñas Saludables que integra a varias organizaciones, tomaron la sede del capitolio estatal en Albany para que en las próximas semanas sea aprobado el anteproyecto de Ley del Consejo de Normas Mínimas de los Salones de Manicura (S-8166/A9398).
Al igual que la lucha emprendida en el pasado por otros sectores en Nueva York como el agrícola, construcción y trabajadores domésticos, que en muchos casos implicó años de espera, esta nueva propuesta legislativa, única en el país, presentada en enero de 2022, busca también superar un modelo de explotación laboral.
El anteproyecto que se aspira avance este año, con el respaldo de ambas cámaras, crearía un consejo de la industria de salones de uñas compuesto por trabajadores, empleadores y funcionarios gubernamentales.
Este nuevo directorio tendrá amplios poderes para establecer nuevos estándares en los 5,700 de estos salones registrados en Nueva York, en temas como salarios, seguridad, tiempo libre, pago de horas extras y capacitación.
La meta máxima: $15 por hora
“Queremos honrar una deuda histórica y superar este esquema laboral terrible, en donde en la mayoría de los casos los trabajadores ganan menos del 50% del mínimo legal, con todos los riesgos que esta actividad implica para la salud”, explicó la senadora colombo-estadounidense Jessica Ramos quien representa a Queens y es una de las patrocinantes principales de esta iniciativa.
“Nuestra meta es que por lo menos estos trabajadores obtengan el mínimo legal de $15 por hora. !Nada menos!”, aseveró Ramos en las puertas de la legislatura estatal.
Los cinco condados de la Gran Manzana tienen la mayor cantidad de trabajadores de salones de belleza y establecimientos de salones de uñas en el estado.
Además Westchester, Long Island, Rochester Albany y Newburg tienen las concentraciones más altas de trabajadores y empresas de salones de belleza, en donde el común denominador que arrojan todas las investigaciones, son largas jornadas de trabajo, con terribles condiciones salariales.
Ese modelo, lo conoce perfectamente la ecuatoriana María Victoriano, quien luego de 16 años trabajando en estos centros de belleza, decidió junto a su esposo crear su propio negocio. Hoy desde el otro lado, no solo como trabajadores, sino como emprendedores generadores de empleo, decidieron apoyar esta legislación.
“Yo sé lo que significa arreglar uñas de siete de la mañana a 11 de la noche, sin que te reconozcan las horas extras. No tener el material de protección adecuado. Que te enfermes de hongos. Que no te paguen lo mínimo legal”, relató María.
Esta inmigrante que se unió a este clamor asegura que gran parte de los trabajadores nunca romperán el silencio por miedo a represalias.
Por su parte, el asambleísta Harry Bronson, presidente del Comité de Desarrollo Económico de la Legislatura Estatal ambiciona también que próximamente se puedan reunir empleados y empresarios para buscar mejores soluciones para esta industria.
“Demasiados de nuestros empleados del sector de servicios, especialmente los nuevos inmigrantes, han sido explotados por su trabajo. Me complace unirme a esta coalición y a la Senadora Jessica Ramos para patrocinar esta legislación de derechos de los trabajadores”, indicó.
21% de mano de obra hispana
Casi en su totalidad, los técnicos de uñas, es decir manicuristas y pedicuristas, constituyen la gran mayoría de la fuerza laboral de esta industria estética de Nueva York, y el 85% se identifica como mujeres.
De acuerdo con algunos reportes, el 73% se identifica como asiático o isleño del Pacífico y el 21% como latino.
A pesar de la implementación de nuevas protecciones para los trabajadores de salones de uñas en los últimos cinco años, casi cuatro de cada cinco trabajadores continúan experimentando robo de salarios, violaciones de salud y seguridad y prácticas discriminatorias. La pandemia de COVID-19 exacerbó estas condiciones.
Trabajar solo por propinas
A la manicurista y pedicurista ecuatoriana Magda López, de 50 años, cuando los negocios empezaron a reabrir con restricciones el año pasado, la propietaria de un salón de uñas en Manhattan le lanzó una advertencia: “!Si quieres trabajar solo te puedo ceder un espacio para que hagas tus propinas. Todo está muy mal. No puedo pagar por horas!”.
Las ansias de Magda por llevar dinero a la casa, la obligó a aceptar esas condiciones. Al transcurrir un año, aunque la clientela ha aumentado, sus condiciones son las mismas.
“No me queda otra opción. Al principio había días que luego de jornadas hasta de 8 horas no terminaba ni con $40 en la bolsa”, cuenta con pesar.
Para la inmigrante el peso de ser indocumentada, la ha llevado a permanecer en un esquema que describe “esclavizante”. Aunque para ella es la única forma de sobrevivir.
“Es lo único que sé hacer. Y me gusta. Ahora desde este año el asunto ha mejorado. Pero todavía estoy muy lejos de recibir el mínimo legal. Por lo menos nos dan mascarillas. Antes ni eso”, acotó.
Para “Ana”, una inmigrante ecuatoriana que trabaja en un salón en el Alto Manhattan, el “problema mayor” no es solo los bajos ingresos, sino las “humillaciones” a las cuales a veces están expuestos, tanto por los patrones, como por los propios clientes.
“Prácticamente se trabaja por la propina. Hay clientes que luego que haces un trabajo excelente. Que le cambias la apariencia de sus manos y pies, son tan inhumanos que te dejan un dólar de ‘tips’. El otro problema es que a veces te exigen que debes limpiar incluso los baños del salón. Y eso originalmente no es tu trabajo”, relató.
“Ana” comparte otras agrias experiencias: “Yo soy muy profesional. Y sé mi trabajo. Todos los equipos aquí son desinfectados. Hay reglas muy claras de salud que la Ciudad supervisa. Pero hay también casos que un cliente se queja porque se le pegó un hongo. Y nos acusa que fue aquí en el salón. Entonces, la compensación que la patrona ofrece es un servicio gratis. !Y eso no te lo pagan!”.
“Que todos ganemos”
Del otro lado de este debate, se encuentra la dueña dominicana de un salón en la Avenida St Nicholas en Washington Heights.
“La mayoría de los propietarios de estos salones no somos ricos. Tenemos negocios pequeños. Con lo de la pandemia, muchos están pasando todavía por deudas de renta. Nosotros no queremos explotar a nadie”, dijo la isleña quien prefirió no revelar su nombre.
Desde la perspectiva de esta pequeña empresaria, el año pasado cuando se autorizaron los negocios de belleza a abrir después de meses, tuvieron que hacer inversiones en bioseguridad ante la nueva realidad pandémica.
“Yo llegué a acuerdos con mis manicuristas. Hay días buenos y días malos. Pagar el mínimo legal de $15 dólares para estos negocios es imposible. Por lo menos en lo inmediato. Se deben analizar otros esquemas y que todos ganemos. No somos compañías millonarias”, subrayó la inmigrante con 20 años en este sector.
Por los decretos ejecutivos de cierres comerciales cuando apareció el coronavirus en Nueva York estos salones de uñas, al igual que las peluquerías y centros estéticos estuvieron exactamente 114 días cerrados. Se calcula que por lo menos el 10% de estos negocios, no pudo abrir nunca más.
¿Qué lograría esta ley en concreto?
- En concreto el proyecto de Ley del Consejo de Normas Mínimas de los Salones de Manicura (S-8166/A9398). exige la creación de organismos que ayudarán a establecer nuevos estándares para la toda la industria en el estado de Nueva York.
- Se autorizaría la conformación de un consejo de industria permanente integrado por trabajadores, patrones y sectores empresariales.
- Varios representantes se reunirán para recomendar nuevas normas para salones de uñas.
- Las partes interesadas clave de esta industria tendrán un asiento en la mesa del Departamento de Trabajo del Estado de Nueva York para dar forma a las nuevas políticas de esta industria.
- El anteproyecto plantea la creación de un comité independiente de expertos económicos que será convocado por el Comisionado de Trabajo para diseñar un nuevo modelo de precios mínimos para estos servicios.
- Se plantea abordar los precios “extremadamente bajos en la industria” que afecta la capacidad de las empresas para cumplir con las leyes laborales y de seguridad.
En detalle: las condiciones de los técnicos de uñas
- 5,781 salones de uñas registrados actualmente en Nueva York, aproximadamente 3,000 están en la ciudad.
- 30,000 técnicos manicuristas y pedicuristas en NY.
- $13,74- $10.80 es el promedio devengado por hora por los trabajadores de salones de uñas en la Gran Manzana.
- 13,87$ en el resto de Nueva York.
- 9 de cada 10 manicuristas ganan por debajo del umbral de $13 la hora, por debajo del legal mínimo de $15.
- 22% del total de estos trabajadores informa tener planes de salud proporcionados por el empleador, en comparación a casi el 72% de los trabajadores de Nueva York en general.
- 88% de los trabajadores son inmigrantes, 39% hablan chino y el 19% español.
- 82% de estos establecimientos tienen cinco o menos manicuristas o pedicuristas.