Elecciones para el cambio

Las similitudes y contrastes entre Colombia y Nueva York

Las primarias de Nueva York se realizan el 28 de junio.

Las primarias de Nueva York se realizan el 28 de junio. Crédito: Impremedia

Los colombianos acaban de tener unas elecciones de infarto con el triunfo de la izquierda en un país que quiere probar un modelo incierto con la esperanza de acabar con la corrupción y retomar el progreso económico.

En cambio, los neoyorquinos estamos en votación anticipada para las elecciones primarias del martes 28 de junio cuando se escogen los candidatos a la asamblea estatal y la gobernación del estado de Nueva York. Los demócratas decidirán entre el continuismo de Kathy Hochul, el congresista de Long Island, Tom Suozzi y el defensor del pueblo Jumaane William.

Por su lado, los cuatro precandidatos republicanos: Lee Zeldin, el ex ejecutivo del condado de Westchester, Rob Astorino y el empresario Harry Wilson junto al hijo del exalcalde Giuliani, Andrew Giuliani, buscan quien enfrente en los comicios de noviembre al demócrata que salga y que todo apunta a que sería la actual gobernadora Hochul.

Y tampoco es fácil la elección aquí en la tierra del Tío Sam porque se trata de elegir entre el continuismo o un modelo que cambie el debate político sobre el control de las armas, el derecho al aborto y la inmigración o si New York continúa como estado santuario para los indocumentados. 

En Colombia las cosas no están tan claras, al elegido, Gustavo Petro, le toca enfrentar a un congreso de oposición y podría repetirse la historia que vivimos aquí, cuando las mayorías republicanas en el Congreso frenaban las iniciativas al entonces presidente Barack Obama y fue allí donde se embolató el último intento serio de aprobar leyes claras sobre inmigración.

De vuelta a Colombia, cuando se posesione el 7 de agosto, Petro planteará su reforma a la justicia, pero nos atrevemos a pensar que lo primero que su gobierno debería defender es una reforma política con cambios más profundos.

Por ejemplo, comience por erradicar figuras institucionales aprobadas en la Constitución de 1991 como la segunda vuelta presidencial, pues hasta ahora sólo ha servido para confirmar que quien ganó en la primera vez, es el elegido un mes después cuando el país ha incurrido en costos millonarios, gastando el dinero que se necesita para las clases menos favorecidas.

También como parte del fin de la corrupción, podría eliminar la fiscalía general de la nación, convertida en el garrote para perseguir enemigos políticos, mientras la corrupción sigue creciendo y la justicia es inoperante.

Además, podría volver a la figura del Primer Designado de la nación, acabando la vicepresidencia para evitar controversias como cuando fue elegido el ahora senador Humberto de la Calle en el gobierno de Ernesto Samper.

Sofía Villa es autora y escribe esta columna a título personal. Trabaja como Producer Writer en Univision NY y sus opiniones no representan a Televisa Univision Communications Inc.

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