En crímenes de odio, el GOP avienta la piedra y esconde la mano

“Las noticias de Colorado Springs son absolutamente terribles”, lamentó en un tuit la mañana del domingo 20 de noviembre la republicana Lauren Boebert. “Las víctimas y sus familias están en mis oraciones. Esta violencia sin ley debe terminar rápidamente” remató la aun representante por el distrito 3 de Colorado.

Las reacciones a su mensaje fueron masivas, furiosas y puntuales. Tuiteros de todos los calibres recordaron a Boebert su condición de ilustre defensora de la Segunda Enmienda y su permanente negativa a discutir cualquier ley que lleve a moderar la indiscriminada venta de armas.

Sin disfrazar su homofobia y manchando su investidura, son reconocidos además los ataques de Lauren a la comunidad LGBTQ. “Lleva a tus hijos a la Iglesia no a un bar de drags”, garabateó en Twitter en junio, la legisladora que suele tomarse fotos navideñas con sus hijos empuñando armas de grueso calibre cual si fueran juguetes.

Su mensaje dominical fue una respuesta al tiroteo masivo que un joven perpetró el pasada sábado en un bar gay de Colorado Springs que hasta el momento ha dejado 5 muertos y 25 heridos. Fred Guttenberg, padre de una víctima del tiroteo en Parkland, Florida, recordó a Boebert que “tiroteos como éste son consecuencias de las cosas en las que crees” y además de “tus palabras y acciones”.

Es alarmante la cantidad de mensajes racistas, u homofóbicos enviados por éste único miembro de la bancada del Partido Republicano y parecieran ser parte de una estrategia en la guerra cultural emprendida por quienes pretenden una nación exclusivamente blanca y cristiana. Revelador el silencio del líder Kevin McCarthy tanto del ataque sabatino como de la dañina verborrea de su caucus extremo, cuyos alaridos se han traducido en ataques contra la población LGBTQ pero también contra las comunidades afroamericana, judía, hispana y musulmana.

Como si hiciera falta, se investiga si el del sábado contra el Club Q —el único sitio de este tipo en Colorado Springs—, fue un crimen de odio. También esperan confirmar si el joven atacante es el mismo que en el 2021 amenazó con poner una bomba en casa de su mamá o si es nieto de un congresista californiano seguidor del culto MAGA.

El de Club Q fue el tiroteo masivo 26 del mes y el 601 del año, según el sitio The Gun Violence Archive y aunque hay una disminución en los crímenes de transfobia (van 32 este año contra 50 en el 2021) no debe ignorarse el visible aumento de políticas homófobas implementadas por figuras republicanas como Ron DeSantis y su ley “no digas gay” o la que penaliza a padres que defiendan la identidad transgénero de sus hijos signada en Texas.

En México el dicho “avienta la piedra y esconde la mano”, retrata al rijoso que no se hace responsable de sus acciones, pero ilustra además la actitud de legisladores como Boebert, cuyos “pensamientos y oraciones” enviados a familiares de víctimas de tiroteos, se derriten tras la ardiente cortina del odio que ella misma esparce.

* Juan Alberto Vázquez es corresponsal de Milenio (México) y autor del libro “NXIVM: La secta que sedujo al poder en México”. Twitter @juansinatra