Nueva York reitera su atractivo para lo bueno y para lo peor

Durante el 2019 la ciudad de Nueva York rompió récord al recibir a 66 millones de visitantes. Descontando el año que arrancó la pandemia, en el 2021 llegaron 33 millones de turistas y se estimaba que el 2022 cerrara con cifras cercanas a los 56 millones, según datos de la Oficina de Turismo de la ciudad.

Uno de quienes llegaron a la fiesta del 31 de diciembre fue Trevor Bickford, que cerca de las 10 de la noche blandió un machete y atacó a policías que resguardaban el orden en los tradicionales festejos de Times Square. El joven de 19 años viajó desde el estado de Maine con el objetivo de provocar algún daño y el pasado lunes 2 le fue presentada una acusación con cargos por intentos de asesinato y asalto, dijo el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) en un comunicado.

El martes 3 de enero otro sujeto llamado Frank James se declaró culpable de 11 cargos entre ellos el de terrorismo tras haber activado una bomba de humo y disparado su pistola hasta en 33 ocasiones en un vagón del metro que corría por Brooklyn, el pasado mes de abril.

Al igual que Bickford, James no es habitante de la ciudad de Nueva York y simplemente viajó desde Pensilvania donde rentó una camioneta a dar rienda suelta a su fantasía terrorista en la ciudad de los atractivos entre los que se halla garantizar sus quince minutos de fama a los locos.

La misma tentación buscaron quienes perpetraron los ataques terroristas que el 11 de septiembre del 2001 cuando estrellaron aviones en las Torres Gemelas de Lower Manhattan. Idéntica coartada del que, en octubre del 2017, dirigió su camioneta a lo largo de un kilómetro y medio sobre ciclistas y peatones que hacían ejercicio en la populosa West Side Highway Avenue matando a ocho e hiriendo a doce personas más.

Y si en la realidad las amenazas han sido periódicas en la ciencia ficción los guionistas han convertido la potencial destrucción de Nueva York en un cliché. Ataques alienígenas, de potencias extranjeras, inundaciones, monstruos implacables que pisotean edificios y gente, ataques nucleares, el fin del mundo, todo eso necesariamente pasa por la Gotham City.

Por eso reconforta saber que a pesar de que el presupuesto en seguridad sufrió un recorte (10.8 mil millones, 83 menos que el 2022), no significa que NYC dejará de ser la ciudad más vigilada del mundo. Por supuesto que el NYPD seguirá invirtiendo fuerte en inteligencia y contra terrorismo, rubro que casi se lleva 400 millones de dólares y que incluye el mantenimiento de las más de 15 mil cámaras instaladas, así como los lectores de matrículas de vehículos, drones de vigilancia aérea y el poderoso software de reconocimiento facial, junto a las unidades con rayos X para detectar armas químicas, biológicas, explosivos o bombas sucias.

Eso por un lado otorga algo de seguridad a los millones de habitantes y visitas, aunque, por desgracia no impedirá que perpetradores de violencia y actos de terrorismo sigan viendo a NYC como su escenario de ensueño.

* Juan Alberto Vázquez es corresponsal de Milenio (México) y autor del libro “NXIVM: La secta que sedujo al poder en México”. Twitter @juansinatra