Retórica antimexicana entre republicanos, electorera y peligrosa
El ex fiscal general William Barr dice que “los cárteles mexicanos han florecido porque las administraciones mexicanas no han estado dispuestas a enfrentarlos”
El jueves 2 de marzo, el fiscal general durante la administración Trump, William Barr, entregó una columna en The Wall Street Journal donde acusa al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de ser el “principal facilitador de los cárteles” por “haber clausurado la cooperación antinarcóticos con los USA”.
Como replicando una línea discursiva de su jefe Donald Trump, Barr agregó que “los cárteles mexicanos han florecido porque las administraciones mexicanas no han estado dispuestas a enfrentarlos”.
Ya en enero, el representante republicano por Texas, Dan Crenshaw ingreso al la Cámara de Representantes que estrenaba mayoría republicana, una iniciativa de ley que busca nombrar como “terroristas” a los cárteles mexicanos que distribuyen fentanilo en los Estados Unidos.
El mensaje coincide con el que usan en el autonombrado freedom caucus que forman congresistas republicanos como Marjorie Taylor Green, Matt Gaetz, Lauren Boebert, Andy Biggs y Paul Gosar, entre otros.
Todos ellos han comprobado los beneficios electorales que ofrece la retórica antimexicana, de mucho éxito entre las bases conservadoras creyentes de teorías conspirativas como aquella en la que el presidente Joe Biden tiene “abierta la frontera” para permitir tanto la “invasión de (norte) América” por hordas de inmigrantes como el pasó de constante de cargamentos de toda clase de estupefacientes, fentanilo incluido.
Para el exfiscal Barr y el freedom caucus es más sencillo culpar a México y su presidente de la tragedia que envuelve a miles de familias estadunidenses que tratar de mirarse en el quebrado espejo de las contradicciones internas sin resolver: Los muy aceitados canales de distribución interna de droga; la violencia armada ligada a las adicciones, pero sobre todo los mitos con los que buscan construir políticas públicas.
Es falaz, por ejemplo, asegurar que los 70 mil muertos por fentanilo registrados al año en los Estados Unidos se deben a los carteles mexicanos pues al menos un 20 por ciento de esa cifra fatal, según cifras oficiales, son gracias a los opioides que distribuyen las farmacéuticas locales.
Además, López Obrador, un político chapado a la antigua, lento en aplicar políticas extremas, no enfrenta empero a los cárteles de la droga con la política de “abrazos no balazos”, como acusó Barr en su columna. Injusto sería no reconocer que en cuatro años de gobierno amloista se creó la Guardia Nacional, se congelaron miles de cuentas ligadas al narco y se invirtió como nunca en los jóvenes para buscar alejarlos de las organizaciones criminales. Esta última, por cierto, de algún modo utópica y que acaso arrojará resultados a mediano o largo plazo.
Acierta el representante Crenshaw al decir que “este debería ser un tema en torno al cual los demócratas, republicanos y México puedan unirse”. Dejar de repartir culpas y mejor buscar colaborar con AMLO, podría ser un buen inicio.
* Juan Alberto Vázquez es corresponsal de Milenio (México) y autor del libro “NXIVM: La secta que sedujo al poder en México”. Twitter @juansinatra