Calentar de otra manera: decir adiós al gas y al petróleo no es fácil
La construcción de nuevas calefacciones a gas o petróleo estará prohibida en Alemania a partir de 2024. ¿Cuáles son las consecuencias para los propietarios?
Las empresas de fontanería y calefacción de Berlín reciben más pedidos que nunca y casi no dan abasto. Todos los propietarios de viviendas quieren instalar nuevos equipos de calefacción, sobre todo, bombas de calor, que funcionan con electricidad. Algunos tendrán que esperar hasta nueve meses, dice a DW el ingeniero en Suministros Dirk Jänichen, y explica que solo puede instalar 40 equipos por año, junto con los sistemas solares que posibilitan su eficiencia.
Estas operan de manera neutral para el clima si se alimentan de energías renovables. Un subsidio del gobierno cubre hasta el 40 por ciento de los costos. Sin embargo, aún así, un equipamiento para una casa unifamiliar de cerca de 150 metros cuadrados cuesta alrededor de 17.000 euros. A eso se suman, en casas antiguas, los costos del saneamiento energético, que incluyen aislamiento térmico y ventanas de varios vidrios. Cuanto peor esté aislada una vivienda, mayores serán las medidas de saneamiento, y más alto el costo final.
Muchos dudan por los altos precios
Una nueva calefacción a gas cuesta 10.000 euros, por lo cual muchos clientes prefieren instalar una así por el momento, ya que Alemania todavía recibe suficiente gas, y el precio de este combustible bajó, explica Jänichen. Pero nadie sabe cómo será el precio del gas dentro de 10 años. Lo que es seguro es que el precio de la emisión de CO2 subirá, si la Unión Europea quiere alcanzar sus metas climáticas. Expertos estiman que el CO2 podría estar en 7 centavos por kilovatio/hora adicionalmente al precio del gas.
Según la Asociación Alemana de Bombas de Calor, se instalaron hasta ahora 1,2 millones de estos equipos en Alemania, la mayoría en edificios nuevos. Casi el 50 por ciento de los edificios residenciales es calefaccionado con gas, y un 25 por ciento con petróleo. Según el grupo de expertos Agora Energiewende, el sector de la construcción genera alrededor del 15 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero de Alemania. Los objetivos legales de reducción de emisiones siempre se han incumplido en los últimos años.
Prohibición de calefacciones de origen fósil a partir de 2024
Pero eso está por cambiar. El ministro de Economía alemán, Robert Habeck, trabaja en una reforma de ley que prevé la prohibición de instalar nuevos sistemas de calefacción de petróleo y gas a partir de 2024. Los nuevos sistemas de calefacción deberían poder funcionar con al menos un 65 por ciento de energías renovables. Los calentadores de gas o los quemadores de aceite defectuosos ya no se podrán cambiar simplemente por calefacción a base de combustibles fósiles. Por eso, muchos propietarios tratan de instalar una calefacción fósil antes de que entre en vigor la ley, sobre todo las personas mayores.
Se dice que habrá una regulación especial para los propietarios de más de 80 años, ya que un saneamiento tan costoso podría ser imposible de afrontar para personas jubiladas. La incertidumbre, empero, todavía es grande. ¿Qué pasará con los que no cumplieron 80 y se sienten discriminados?
Hay muchos detalles de esta reforma legal que todavía no son claros. La necesidad de asesoramiento para los clientes, pero también para los colegas de la industria es enorme, dice Dirk Jänichen, presidente del Gremio de Sanitarios, Calefacción y Aire Acondicionado de Berlín. Instalar una bomba de calor requiere una técnica distinta a colocar una calefacción a gas o petróleo. Además de las demoras en los suministros de materiales, hay escasez de mano de obra en Alemania. En este contexto, el ingeniero considera poco realista el plan del gobierno federal de instalar 500.000 bombas de calor al año a partir de 2024.
“Los políticos deberían haber comenzado hace 20 años a hacer que el sector de la calefacción fuera climáticamente neutral”, critica Jänichen, “pero el gas de Rusia era barato y hay mucha tacañería”. En cuanto a su empresa, cree que es factible poder instalar hasta 60 bombas de calor al año en lugar de las 40 actuales. El refuerzo en sus planes proviene de su propia familia. Sus dos hijos, que en realidad querían seguir una carrera diferente a la de su padre, de repente se interesan por el oficio. “Solían decir que no tenían ganas de dirigir el negocio, pero lo que hacemos hoy tiene mucho que ver con la ecología y la protección del clima. A los jóvenes les gusta eso”.