El “mordisco amargo” de la Gran Manzana: Un tercio de los neoyorquinos se ha acostado sin completar todas las comidas
Este jueves la Sociedad de Servicios Comunitarios (CSS) describió en un informe detallado cómo las familias hispanas y madres solteras están muchos más agobiadas por la inseguridad alimentaria
Si no fuese por la existencia de campañas de distribución de alimentos gratuitos y otros programas de nutrición, que encuentra solo a cuadras de su casa en Harlem, la dominicana María Bello, de 65 años, confiesa que posiblemente estuviera en la lista de los miles de neoyorquinos, que viven en el peligroso filo, de no poder completar todos los días sus comidas.
“Después de la pandemia todo se puso peor. Vas con 50 pesitos y los cupones de alimentos al supermercado y no compras nada. Tres cositas te la comes en un día”, puntualiza María, mientras esperaba en una fila de un banco de alimentos en el Alto Manhattan.
El comentario de la isleña no es difícil de escucharlo en una ciudad que ha enfrentado inusuales abismos pandémicos, financieros e inflacionarios en los últimos meses. Pero este jueves, un informe compartido por la Sociedad de Servicios Comunitarios (CSS), llamado “El mordisco amargo” de la Gran Manzana, describió con números detallados que la seguridad alimentaria sigue siendo un drama muy persistente.
“Dado que los costos de los alimentos aumentaron un 10,1 por ciento durante el último año y los costos de la vivienda alcanzaron máximos históricos en la ciudad, muchos hogares, especialmente los de bajos ingresos e incluidos los que tienen niños, siguen preocupados por saber de dónde vendrá su próxima comida”, concluye la investigación divulgada por CSS.
El reporte analiza de cerca el alcance y la profundidad de la inseguridad alimentaria que padecen los neoyorquinos, durante las últimas dos décadas. Todo surge del uso de datos de veinte años de la ‘Tercera Encuesta no escuchada’ (Unheard Third Survey), una consulta de opinión única de neoyorquinos de bajos ingresos desarrollada por CSS desde 2002.
De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la inseguridad alimentaria y nutricional es un término que describe cuando alguien no tiene acceso o no puede comprar suficientes alimentos o suficientes alimentos nutritivos para su salud y bienestar general.
La inseguridad alimentaria y nutricional no siempre significa que la persona se queda sin comer; también puede significar que no está obteniendo el tipo más saludable de alimentos.
“Esto puede deberse a que quizás es difícil encontrar alimentos nutritivos en algunas comunidades o a que estos pueden ser demasiado caros para que muchos los adquieran. Este problema se observa en muchas personas que viven con afecciones como la diabetes“, destaca la agencia federal.
Todo peor para los hispanos
En resumen se precisa que los hogares de bajos ingresos encabezados por mujeres solteras tenían las tasas más altas de escasez de alimentos, con un 58% que informó que a menudo padecía hambre o tenía que buscar donaciones de alimentos.
El informe también encuentra que la inseguridad alimentaria está en un “mayor nivel de crisis” para las comunidades hispanas de la ciudad. Aproximadamente el 60% de todos los neoyorquinos hispanoparlantes de bajos ingresos, informaron haber experimentado dificultades alimentarias.
Dado que la prevalencia de las dificultades alimentarias, está íntimamente relacionada con la prevalencia de la pobreza, quizás no sea un hallazgo sorprendente en el informe que los encuestados de El Bronx tuvieran la tasa más alta de inseguridad alimentaria (36%) mientras que los residentes de Queens tenían las tasas más bajas (29%).
Más de la mitad de los neoyorquinos de bajos ingresos (aquellos con ingresos por debajo del 200 por ciento del Nivel Federal de Pobreza) reportaron dificultades alimentarias duraderas.
Para los hogares de bajos ingresos con niños, más del 61% de ellos informaron trabas para completar la cesta básica.
Es probable, que las insuficiencias nutricionales sufridas en la actualidad se conviertan en grandes desventajas como capacidad cognitiva reducida, peor salud física y mental para estos niños en su edad adulta”, pondera categóricamente CSS.
“Casi un tercio de la ciudad a menudo se acuesta con hambre. Esto debería ser una señal de alarma que impulse a nuestros legisladores, en todos los niveles de gobierno a actuar”, expresó David R. Jones, presidente y director ejecutivo de CSS.
Los niveles de inseguridad alimentaria, que ya eran altos antes de la crisis de salud pública, especialmente para las mujeres y las personas de las comunidades negras e hispanas/latinas, pero en los últimos meses alcanzaron su “punto máximo”.
Hogares con niños y con hambre
El escenario a futuro, no luce nada optimista.
El informe “El mordisco amargo” evaluó además la eficacia de los programas de asistencia del gobierno, incluido el Programa de Asignación Nutricional Suplementaria ampliado (SNAP) y el Crédito fiscal federal por hijos (CTC) ampliado, las tasas de dificultades alimentarias disminuyeron significativamente en 2021 cuando la asistencia mejorada estaba disponible.
Pero con la expiración de la asistencia adicional y el aumento dramático en los precios de los alimentos, los niveles de inseguridad nutricional en 2022 regresaron a sus niveles previos a la pandemia.
“Esta es la nueva realidad para muchas familias de bajos ingresos en la ciudad de Nueva York, especialmente entre los hogares hispanos, que eligen pagar el alquiler, mantener las luces encendidas o poner comida en la mesa. Debemos tomar medidas y aliviar las dificultades alimentarias en las comunidades”, dijo Jennifer Hinojosa, analista de políticas de CSS y coautora del informe.
Como amplia este reporte, en 2022, el 63% de las familias hispanas y el 67% de las familias negras con niños tenían inseguridad alimentaria, es decir que tienen que decidir entre alimentar a sus hijos y pagar las cuentas.
“Nueva York debe invertir en programas nutricionales y apoyos económicos que ayuden a todas las familias, sin importar su raza/origen étnico”, exigió Juan Díaz, portavoz del Comité de Ciudadanos por la Infancia en la presentación de estos números.
“Esperemos que sea provisional”
Es la segunda vez, en este semana, que una investigación revela uno de los lados más oscuros de la ‘capital de mundo’, demostrando que la calidad de vida de los neoyorquinos de la clase trabajadora, los más pobres y particularmente las comunidades hispanoparlantes, está en una “caída libre”. Una tendencia solo vista antes de la Gran Depresión.
Este martes el Fondo de la Ciudad de Nueva York en asociación con la organización United Way dio a conocer el informe sobre el Costo Real de Vida (TLC) de la Gran Manzana, correspondiente al 2023 que también concluye que 65% de los hogares latinos la están “pasando mal” para llegar a fin de mes y cubrir sus gastos mínimos de alimentación, salud y educación.
Además, se documenta claramente que los hogares encabezados por hispanos que están en edad para trabajar, experimentan los niveles más altos de inseguridad económica, en contraste con todos los grupos raciales y étnicos en la ciudad de Nueva York.
Entre tanto, la colombiana Graciela Pereira, de 58 años, quien esperaba por productos donados en un banco de alimentos en el Alto Manhattan, asegura que con 26 años “viviendo y trabajando aquí”, nunca se había visto en la necesidad de hacer esta fila.
“Si no fuese por estas ayudas, difícilmente muchas familias honradas que solo hemos trabajado, podríamos completar nuestro mercado. Yo admito que me da vergüenza, porque a mi nunca me ha gustado vivir de la caridad. Esperemos que sea provisional”, comentó la inmigrante a El Diario.
Por su parte, un bodeguero de Sunset Park, en Brooklyn, que prefirió resguardar su identidad, asegura que como “nunca antes” había observado a “vecinos de la cuadra” pidiendo “créditos” para poder comer.
“Lamentablemente personas que tienen sus trabajos. O pagan la renta o comen. Siempre estoy recibiendo clientes de muchos años, pidiéndome tomar leche o pañales para pagármelo después. Así mucha gente sigue batallando esta crisis. Nosotros los bodegueros, generalmente no tenemos corazón para decirle no a una madre que tiene un chiquito en los brazos con hambre”, cuenta el comerciante isleño.
Seis clave del hambre en NYC:
- 30% de todos los neoyorquinos ha enfrentado de “alguna forma frecuente” la inseguridad alimentaria expone CSS.
- 60% de los hispanos informó haber experimentado dificultades para comer al menos tres veces al día.
- 61% de las familias con niños expuso dificultades alimentarias y más agudamente en donde la cabeza del hogar es una madre soltera. El debate es entre comprar alimentos, pañales, pagar la renta o pagar cuidado infantil.
- 58% de las madres solteras reportaron que a menudo padecían hambre o tenían que buscar donaciones de alimentos.
- 36% de los vecinos de El Bronx hicieron referencia a que en algún momento tuvieron que cortar una comida, estos sucedió menos en Queens.
- 2022 fue el año en que más de la mitad de los neoyorquinos de bajos ingresos sufrieron dificultades alimentarias.
¿Qué se puede hacer?
La Sociedad de Servicios Comunitarios de Nueva York (CSS) es una organización sin fines de lucro que ha trabajado con los neoyorquinos desde 1843 para promover oportunidades económicas y defender una ciudad y un estado equitativos, ante esta coyuntura recomienda:
- La Alcaldía de NYC debe establecer una línea de base del presupuesto para la Administración de Recursos Humanos (HRA) para apoyar a las organizaciones comunitarias (CBO) para acercar más los beneficios alimentarios.
- La Ciudad debe establecer una base de financiación para dotar de personal adecuado al Departamento de Servicios Sociales (DSS) de la HRA, la agencia que procesa las solicitudes de SNAP, para garantizar que los solicitantes reciban sus beneficios con demoras mínimas.
- La Ciudad debe aumentar y establecer una línea base de financiamiento a un total de $59 millones para Community Food Connection (CFC), anteriormente conocido como el Programa de Asistencia Alimentaria de Emergencia (EFAP).
- Se deben invertir $200 millones adicionales en fondos de capital para el rediseño continuo de las cafeterías de las escuelas intermedias y secundarias para que sean más modernas y culturalmente inclusivas.
- El estado de Nueva York debe seguir el ejemplo de la ciudad de Nueva York y proporcionar almuerzos escolares gratuitos a todos los estudiantes.
- El gobierno federal debe mejorar SNAP, para que sea más efectivo, accesible y de mayor impacto.