Nueva York necesita ayuda del Congreso

En el Capitolio de Washington DC está la solución de largo plazo a esta crisis migratoria

La Administración Biden creyó que con el fin del Título 42 podría aumentar el arribo de inmigrantes.

La Administración Biden creyó que con el fin del Título 42 podría aumentar el arribo de inmigrantes. Crédito: REBECCA NOBLE | AFP / Getty Images

Es increíble como, mientras los países de América Latina sufren el éxodo masivo de sus ciudadanos, escapando de la violencia, la desigualdad, el hambre, la miseria y la corrupción, el Congreso de la primera potencia económica del mundo se las ingenia para esquivar su responsabilidad, sin aprobar la reforma migratoria que necesitamos en los Estados Unidos.

En el Capitolio de Washington DC está la solución de largo plazo a esta situación, porque con una reforma integral sería más organizada la llegada de esta fuerza laboral, sin el caos que ataca a la Gran Manzana por falta de normas para aceptar una mano de obra que podría ser entrenada para recuperarnos de la pandemia.

Y aunque el alcalde de Nueva York también le suplica al gobierno del presidente Joe Biden que ayude con fondos federales, con ese silencio, los congresistas dejan solas a las administraciones de ciudades como El Paso, Texas, o New York, que reciben a hombres, mujeres y niños que buscan el sueño americano en una tierra donde corren el riesgo de ser devueltos.

¡Es cierto! ya se hizo viral esta semana la publicación de los medios colombianos sobre un avión con más de 200 migrantes devueltos de inmediato tras el fin del “Título 42”, este 11 de mayo. Desde el 2020, con esa ley, expulsaban a los solicitantes de asilo como medida de prevención del COVID-19.

Y es tan grave el problema ahora, que al alcalde Eric Adams le tocó olvidarse de la hospitalidad que está en el espíritu neoyorquino desde 1970, con techo, comida y abrigo protector en una ciudad que se autoproclama “santuario para inmigrantes”; todo porque desde el jueves calculan que recibirían unos 800 nuevos solicitantes de asilo diarios intensificando los problemas financieros casi imposibles de manejar para la Capital del Mundo.

Le tocaba a Adams firmar ese decreto, porque cuando intentó enviar a los recién llegados a condados como Rockland y Orangeburg, un juez ordenó no aceptarlos, pese a que Adams insiste en que la crisis migratoria destruiría y podría llevar a la quiebra a la ciudad que nunca duerme. Ya lo dijo: no hay  espacio ni cama pa’tanta gente, y por eso echó mano de la crisis para suspender, por al menos cinco días, la antigua práctica de refugiar a los recién llegados.

Antes, como ayuda, la gobernadora Kathy Hochul declaró la emergencia para movilizar a unos 1.500 integrantes de la Guardia Nacional y cubrir las necesidades de alimentos o suministros de los más de 61.000 indocumentados que vienen  llegando al estado de New York desde la primavera pasada. Pero esta crisis sólo puede acabar con la ayuda del Congreso.

La autora, Sofía Villa, escribe esta columna a título personal y sus opiniones no representan a Televisa-Univision donde trabaja como Writer /Producer. 

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