Nueva York celebra 50 años de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE-RAE)

La Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) es la segunda “hija” más joven de la legendaria Real Academia Española (RAE) y la única que cubre más de un país: Estados Unidos y Canadá. Este sábado celebrará 50 años de fundada

Labor educativa en TV de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE).

Labor educativa en TV de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). Crédito: Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) | Cortesía

Celebrando 50 años de fundada, la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) es la segunda “hija” más joven de la legendaria Real Academia Española (RAE) -nacida en 1713- y la única que cubre más de un país: Estados Unidos y Canadá.

Ese medio siglo de la ANLE se celebrará con una jornada académica el próximo 3 de junio en el Instituto Cervantes de Nueva York. Además recientemente la ANLE realizó su 3er Congreso, bajo el lema “El español, lengua y creación en Estados Unidos”, del 18 al 21 de mayo en Coral Gables (Florida).

La ANLE es parte de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) que agrupa a 23 corporaciones en cuatro continentes: España (Europa), toda América, Filipinas (Asia) y Guinea Ecuatorial (África). Fue fundada en 1973 en Nueva York por el exilado Tomás Navarro Tomás -miembro de la RAE-, con la colaboración de Carlos McHale, Eugenio Chang Rodríguez, Gumersindo Yépez, Juan Avilés, Odón Betanzos Palacios y Jaime Santamaría.

McHale fue el primer director de la ANLE, a quien le sucedieron Betanzos Palacios, Gerardo Piña Rosales y en la actualidad Carlos E. Paldao.

Fundadores de ANLE en 1973: Juan Avilés, Gumersindo Yépez, Jaime Santamaría, Carlos McHale y Odón Betanzos Palacios.

La ANLE fue admitida en la ASALE en el Congreso de la Lengua de Lima en 1980. Como todas sus academias hermanas, tiene la misión de estudiar, elaborar e implementar las reglas normativas del español en su territorio. Pero por razones geográficas y demográficas la ANLE ha tenido desde su fundación retos particulares, que se mantienen presentes y se proyectan en el mediano y largo plazo.

El reto de la ANLE es grande porque el futuro del español en Estados Unidos lo es”

Darío Villanueva, director de la RAE 2014-2018

“El reto de la ANLE es grande porque el futuro del español en Estados Unidos lo es. Esta Academia, creada muy oportunamente hace unos pocos decenios, fue la número 22 de ASALE. La creación de las anteriores a partir de 1871, cuando nace la de Colombia, fue fundamental para el mantenimiento de la rara unidad que nuestra lengua común mantuvo en un momento en que se hubiese podido producir la fragmentación lingüística”, explica Darío Villanueva (DV), quien fue director de la RAE entre 2014 y 2018. “La variante del español norteamericano, fruto de la convergencia de latinos procedentes de nuestros países y dependiente en definitiva de las generaciones ya nacidas en Estados Unidos, es y debe ser muy rica, pero siempre en clave de esa unidad que los medios de comunicación y la propia movilidad de las personas favorecen. Hoy es más fácil mantener este objetivo que en 1820 cuando la independencia de las repúblicas americanas”.

“Estados Unidos tiene 62 millones de hispanos, según el censo más reciente. Quienes lo hablan como primer idioma son aproximadamente 45 millones. Si nos atenemos a esa cifra, estaríamos en quinto lugar del mundo en hispanoparlantes, detrás de México, España, Colombia y Argentina. Pero las proyecciones demográficas indican que para el año 2060 ya alcanzaríamos el segundo lugar. Es más, en pocos lustros los hispanos superarán los 100 millones y el 25% de la población, lo que significa que uno de cada cuatro estadounidenses será hispano”, explica Jorge Covarrubias (JC), actual subdirector de ANLE.

La ANLE es posible a través del trabajo voluntario de docenas de profesionales -académicos, periodistas y/o escritores- como Covarrubias, quien se vinculó después de ganar en 1996 el ‘XXXII Concurso literario internacional Odón Betanzos Palacios” del Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos (CEPI).

Jorge Covarrubias y Gerardo Piña Rosales.

“Para ese entonces yo no sabía nada de la ANLE”, confiesa Covarrubias. Poco después Piña Rosales (PR) lo invitó a colaborar con la academia. En 2006 fue nombrado miembro correspondiente de la ANLE y tres años después lo eligieron numerario correspondiente de la RAE. Su trayectoria es un reflejo de las muchas funciones que cumplen los selectos miembros.

“He participado en innumerables proyectos de la ANLE: consejos idiomáticos por televisión en dos canales, la dirección del proyecto digital ‘Yahoo en español’, aportes a la prensa, presentaciones de libros, actos académicos. He participado en siete obras académicas: en dos de ellas sigo colaborando (Diccionario de la Lengua Española y Diccionario panhispánico de dudas), y los demás fueron la Gramática básica, el Glosario de términos gramaticales, el Libro de estilo, el Diccionario de americanismos y el Diccionario de fraseología.

Piña Rosales se vinculó a ANLE cuando estudiada en el Centro de Graduados de CUNY, donde coincidió con el entonces director Betanzos Palacios. Lejos estaba de imaginar que él ocuparía ese cargo años después, entre 2008-2018, y al momento lo mantiene a título honorario.

Estados Unidos es el mejor laboratorio de nuestro idioma español”

Jorge Covarrubias, subdirector de ANLE y numerario correspondiente de la RAE

-¿Qué distingue a la ANLE con respecto a las otras academias ASALE?
PR: Varios aspectos. La ANLE se fundó en un país cuya lengua mayoritaria no es el español, sino el inglés. Pero el español lo habla una cantidad extraordinaria de personas. Aunque, como he dicho otras veces, lo importante no es que nos cuenten sino que contemos. Por otro lado, la ANLE, a diferencia de la mayoría de las academias de la ASALE no recibe ningún tipo de subsidio del gobierno, ni del de España ni del de Estados Unidos.
JC: Todas las 23 academias tienen una doble responsabilidad: sus propios proyectos en su ámbito y los compromisos con la asociación (ASALE), que tiene su sede en la mismísima Real Academia Española en Madrid. La ANLE tiene la particularidad de que el idioma predominante del país en que funciona no es el español, en una situación similar a la de la Academia Filipina. Pero en Estados Unidos hay 62 millones de hispanos, de los cuales unos 45 millones tienen el español como primer idioma, y unos nueve millones de estadounidenses estudian español a todo nivel: primario, secundario y universitario. La Academia de Puerto Rico también lidia con la intensa influencia del inglés, y la academia más joven, la de Guinea Ecuatorial, pese a tener el español como un idioma oficial, también sufre las embestidas del francés. En ese único país africano con el español como idioma cooficial, la lengua cervantina permite a los ciudadanos comunicarse entre sí trascendiendo sus lenguas nativas.

El español que se habla en Estados Unidos no es monolítico, sino muy variado”

Gerardo Piña Rosales, director honorario de la ANLE

-Algunos hispanohablantes desde el exterior consideran que el español que se habla en EE.UU. es “deficiente” o al menos está maltratado por el “Spanglish”, siendo que muchos inmigrantes carecen de educación formal en español como primer idioma. ¿Está de acuerdo con esa percepción?
-PR: No, no estoy de acuerdo, aunque entiendo que algunos recalcitrantes puristas piensen así. El español que se habla en Estados Unidos no es monolítico, sino muy variado. Lo que la ANLE siempre ha querido es que el hispano aprenda inglés, pero sin olvidar su lengua materna. Hay lingüistas que piensan que las generaciones más jóvenes ya no hablarán español, sino sólo inglés. Me parece un error, una falta de visión. No soy adivino, pero no debería extrañar que el futuro del español no está en España ni en Hispanoamérica, sino aquí, en Estados Unidos. Con respecto al Spanglish -o espanglés-, es cierto que en un momento dado la ANLE proclamó que era perjudicial para la “pureza” de la lengua española. Otro error. El Spanglish es sencillamente una modalidad popular del español. No hay que perder el sueño por ello.
-JC: La influencia del inglés sobre el español -y viceversa- es un hecho inevitable en todo sitio donde conviven dos idiomas y produce variantes en el habla como mecanismo de adaptación. Esas alteraciones que abundan en el habla cotidiana no significan necesariamente un deterioro del español. Por el contrario, van marcando la pauta de hacia dónde se dirige una lengua en un país donde confluyen personas de distintas características locales y permiten avizorar el futuro del español. En ese sentido podría decirse que Estados Unidos es el mejor laboratorio de nuestro idioma. Además hay distintos niveles del habla: uno puede apelar a un nivel más informal en familia o entre amigos; y otro más formal en el trabajo o en ámbitos académicos. En definitiva, el idioma lo hacen los hablantes. Pero en todo caso la educación es el mejor antídoto para la corrección idiomática. Y sobre todo la lectura.

En el idioma inglés se está haciendo presión sobre la redefinición del lenguaje en la identidad de las personas, habiendo casos de individuos que ahora se conjugan en plural (They). ¿Cómo afectará esto las traducciones al español? ¿Debería el español cambiar también?
DV: La presión del llamado lenguaje “inclusivo”, se está dando también en nuestra lengua. Sin embargo, mi opinión es que no estamos ante el primer intento de cambiar las lenguas por razones ideológicas. Ya se intentó con el III Reich y antes en la época victoriana y en el preciosismo francés del siglo XVII. Pero las lenguas constituyen un sistema coherente basado en un código establecido secularmente. Y por otra parte, sus hablantes, y nosotros somos casi 600 millones, tenemos una especie de “sentido común lingüístico” que nos hace rechazar, por ejemplo, que en inglés se sustituya ‘person’ por ‘persun’ para evitar el “son”, que por su parte significa “hijo varón”.

-Si pudiesen darle un regalo a ANLE por sus 50 años, ¿cuál sería?
PR: Una sede digna en Manhattan.
JC: Hacerle cumplir el sueño de la casa propia. No tenemos sede física. La mayoría de las demás academias lograron que representantes de sus gobiernos firmaran el Convenio Multilateral de Bogotá de 1960 por el que se comprometieron a dotar a sus respectivas academias de una sede y una ayuda. Muchas -no todas- se beneficiaron con esta disposición. Pero la academia en Estados Unidos no pudo acogerse al mismo beneficio, por lo que seguimos alentando un sueño por ahora elusivo.

El invitado de honor este sábado en el Instituto Cervantes de Nueva York será Francisco Javier Pérez, secretario general de la ASALE. El programa oficial de sesiones temáticas con entrada libre desde las 9 a.m. a 5 p.m. puede consultarse aquí.

Andrés Correa Guatarasma es Miembro Correspondiente de la ANLE.

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