Investigadores analizan el aumento de garrapatas en Alaska y el riesgo que representa para la población
El aumento de la temperatura en el norte del país ha contribuido para que los diminutos arácnidos puedan establecerse cuando años atrás dicha opción era complicada de imaginar
En los últimos años, la migración de más personas que arriban a Alaska acompañadas de mascotas y la presencia de temperaturas más cálidas han producido un incremento de garrapatas en varias regiones del estado.
Por ello, un grupo de investigadores analizan el grado de amenaza que representan para los humanos y para la vida silvestre.
Sin embargo, un informe del departamento de salud indica que hasta el momento no se ha logrado comprobar que los pequeños arácnidos sean portadores de los patógenos causantes de la enfermedad de Lyme, la tularemia u otras.
De hecho, de las garrapatas encontradas en los dos últimos años, se ha descubierto que sólo una portaba la enfermedad de Lyme, pero llegó de fuera.
Dicha infección se produce mediante las picaduras de estos arácnidos y puede afectar la piel, al sistema nervioso, corazón, articulaciones y músculos.
Micah Hahn, profesor asociado de salud ambiental en la Universidad de Alaska Anchorage, y quien contribuyó a la elaboración del informe sobre las garrapatas, sostiene que, en este momento, la presencia de estos bichos no representa un riesgo, pero eso podría cambiar.
“La preocupación es que una garrapata infectada sea importada al estado mediante una mascota y luego que el bicho caiga en el bosque, pues ello implicaría que varias especies quizá enfermarían“, indicó.
Y es que la probabilidad de que se establezcan más de este tipo de arácnidos, con enfermedades transmisibles, ha aumentado en Alaska a medida que las temperaturas invernales se han vuelto más cálidas, pues se origina un clima ideal para que se sientan cómodos.
Frente a dicho planteamiento el estado contempla un proyecto de vigilancia de garrapatas de invierno durante los próximos cinco años,
Tan solo en la última década se identificó a más de una decena de especies de garrapatas no nativas en el estado, incluidas la garrapata Lone Star y la garrapata del perro americano.
Lo tranquilizante es que aun cuando terminan por afectar a conejos, ratones, ardillas y pájaros, todavía no representen una amenaza para los humanos.
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