Aporte hispano en las Islas Vírgenes de EEUU
El español se escucha en los rincones de este territorio estadounidense
Andrea Morales, salvadoreña; Teodoro (Víctor) Peña, dominicano; y Priscila Rivera, puertorriqueña, tienen algo en común: son una muestra del importante aporte hispano que contribuye al desarrollo de las Islas Vírgenes estadounidenses.
Aunque cada uno tiene metas propias y hacen cosas distintas, los une el hecho de haber visto en estas islas territoriales compradas por EEUU a Dinamarca en 1917, la oportunidad de establecerse en un lugar tranquilo, rodeado de las montañas y la belleza de las aguas del Caribe donde casi todo gira en torno a la industria del turismo.
Y es que el toque hispano en las Islas Vírgenes de US es palpable en las tres principales áreas del territorio como son St. Thomas, St. John y St. Croix.
Según el reporte de la Oficina del Censo, entre la población de 5 años en adelante, el 30,2% habla un idioma distinto al inglés en casa. De los que hablan un idioma distinto al inglés, el 70,3% se comunica “muy bien” en inglés y el 56,9% habla español.
Dirigiendo un hotel
La decisión de Andrea Morales, 23 años, de visitar St. Thomas hace tres meses fue en principio motivada por su novio, quien aceptó una oferta de trabajo en un hotel donde ahora se desempeña de chef, sin embargo ella cuenta que se enamoró de la isla apenas pisó tierra firme. “A mi me encantó desde el comienzo todo lo que vi. Me gusta la playa, la comida, y por eso decidí darle un chance (a este lugar)”.
Y es que para esta salvadoreña que vivía en Los Ángeles desde los 17 años, las puertas se le abrieron de par en par. En Saint Thomas es la mánager del hotel estilo boutique Pink Palm donde con su carisma y paciencia lidera un equipo de 15 personas (la mayoría hispanos) que se esmera por atender a los huéspedes en las 28 habitaciones que lo componen.
“En el Pink me han dado la oportunidad de crecer”, dice la joven con tono de convencimiento, ya que este empleo le brinda la oportunidad de poner en práctica sus conocimientos en el área de la hospitalidad y servicio.
Mi Casita: comida casera
La historia del dominicano Teodoro Pena en las Islas Vírgenes, más conocido por sus clientes simplemente con Víctor, se remonta hace casi una década.
Cansado de trabajar duro en su natal Quisqueya sin conseguir la tranquilidad económica que anhelaba para él y su familia, decidió emprender viaje hacia los Estados Unidos.
Luego de explorar donde querían establecerse, saltaron en el mapa las Islas Vírgenes.
Así nació “Mi Casita” el 15 de septiembre del 2015. “Al comienzo lo que había aquí en este localcito eran don sillas. Pero hoy ya hemos forjado un nombre, la gente nos conoce”, cuenta el quisqueyano que ya está planificando su retiro.
“El próximo año me jubilo y me regreso para mi país, pero el restaurante sigue porque este es un negocio familiar”, asegura el quisqueyano de 70 años.
Peña se siente orgulloso de lo que ha conseguido. “Nosotros salimos de República Dominicana con una visión, con un propósito. Antes de venir acá yo trabajaba en Casa de Campo Hotel. Tengo 40 años de trabajar en el sector del turismo. Ahora ya estoy listo para disfrutar de nuestros logros”.
Al día de hoy ‘Mi Casita’ atiende un promedio de 100 comensales diarios. Aunque el menú se destaca por esa sazón dominicana, don Víctor complace el paladar de todos los clientes. “Si alguien me pide algo que no está en el menú, le digo que vuelva para prepararlo al día siguiente”.
Entre los platos preferidos de la clientela están el mofongo con camarón, pescado al coco y churrasco.
Una galería con ‘sabor’ a ron
La pasión con la que Priscilla Rivera habla del ron en su galería ‘Bajo el Sol Art Bar’ en Saint John es envidiable. Esta curadora de arte decidió hace 8 años con su esposo -cuando adquirieron el local- apostarle a la difusión del licor que se hace en las Islas pero al mismo tiempo servir de plataforma para ayudar a los artistas emergentes a desarrollar su arte.
“Tenemos unos 350 diferentes rones a través del Caribe, y muchos se hacen aquí en las Islas Vírgenes. Nos especializamos en el ron porque es la bebida de los caribeños”, asegura con orgullo mientras muestra una estantería donde yace una variada selección, entre los que se destaca el Cruzan, nombrado así por la población local de St. Croix conocida como “Crucians”.
En el espacio de la galería ofrecen una degustación de ron como parte de la experiencia de admirar las obras que se exhiben de artistas locales.
Según Rivera, quien antes se dedicaba a promover exhibiciones a través del Caribe y EEUU, los visitantes disfrutan mucho de esa experiencia única que ofrecen en la galería donde organizan presentaciones de obras, noches de poesía y otros eventos.
Criada entre Puerto Rico y St. Thomas, Rivera -quien es experta también hacer martini con un coquito a base de café- siente que su labor en la galería es la mejor manera de dar a conocer que en las Islas Vírgenes hay un mundo por descubrir.
“Nos sentimos muy orgullosos. Somos un espacio comunitario donde servimos a nuestra comunidad y tratamos de brindar al visitante una experiencia singular. Uno puede ir a otros sitios pero no te adentras en la comunidad. Aquí pueden vivir lo que es St. John y por ende el resto de las Islas Vírgenes”, concluye.
Datos demográficos
-Las Islas Vírgenes Estadounidenses cuentan con una población de 87.146 habitantes, de los cuales 42.343 son hombres (48,6%) y 44.803 mujeres (51,4%).
-El 21,3% de la población tenía 65 años o más y el 1,8% tenía 85 años o más.
-Los niños de 0 a 17 años representaban el 19,6% de la población.
-La edad promedio de la población era 45,9 años.
-St. Croix es la isla más poblada con más de 41,000 habitantes, y St. John es la que tiene menos. Solo algo más de 4,000 personas residen allí.
Fuente: Oficina del Censo 2020