Falta de sueño aumenta los síntomas de depresión y afecta el bienestar emocional, revela nuevo estudio

La falta de sueño no solo te puede dejar físicamente agotado, sino que también perjudica significativamente tu bienestar emocional

Suicidio

La depresión es prevenible. Crédito: Shutterstock

Dormir no es solo una necesidad física, sino un componente crucial de nuestra salud emocional y mental.

Investigaciones exhaustivas recientes subrayan el impacto significativo de la falta de sueño en nuestro funcionamiento emocional. El estudio, publicado en la revista Psychoological Bulletin, en el que participaron más de 5,700 personas, ofrece pruebas convincentes de que la falta de sueño disminuye las emociones positivas y amplifica los síntomas de ansiedad, incluso después de breves períodos de descanso interrumpido.

La investigación, encabezada por la doctora Cara Palmer de la Universidad Estatal de Montana y la Dra. Joanne Bower de la Universidad East Anglia, analizó meticulosamente datos de 154 estudios a lo largo de cinco décadas.

Examinó varios escenarios de interrupción del sueño, incluida la vigilia prolongada, la duración más corta del sueño y el sueño interrumpido. Los hallazgos son inequívocos: todas las formas de privación del sueño conducen a una marcada disminución de las emociones positivas como la alegría y la satisfacción y a un notable aumento de los síntomas de ansiedad.

Ansiedad y depresión: el papel crucial del sueño

Los participantes en los estudios exhibieron síntomas de ansiedad intensos, como frecuencia cardíaca rápida y preocupación excesiva, incluso después de una pequeña pérdida de sueño.

La investigación también observó un aumento en los síntomas de depresión, aunque estos hallazgos fueron menos consistentes. Esta discrepancia resalta la necesidad de seguir investigando la compleja relación entre el sueño y diversos trastornos emocionales.

Palmer enfatizó la necesidad de ampliar las investigaciones futuras para incluir un rango de edad más amplio para comprender completamente el impacto de la falta de sueño en las diferentes etapas de la vida.

Además, sugiere explorar por qué algunas personas podrían ser más susceptibles a los efectos adversos de la falta de sueño. Dado que más del 30 por ciento de los adultos y hasta el 90 por ciento de los adolescentes no duermen lo suficiente, las implicaciones para la salud pública son profundas.

Se insta a las industrias particularmente vulnerables a la falta de sueño, como la atención médica, la aviación y el transporte, a desarrollar e implementar políticas que prioricen el sueño para protegerse contra los riesgos para el funcionamiento diurno y el bienestar general.

En una sociedad donde la falta de sueño es cada vez más común, comprender su impacto en nuestra salud emocional es más importante que nunca. Esta extensa investigación sirve como una llamada de atención, destacando el papel fundamental del sueño en el mantenimiento no solo de nuestra salud física, sino también de nuestra resiliencia y bienestar emocional.

El estudio en sí, busca recordar la necesidad de que las personas, las industrias y los formuladores de políticas reconozcan la importancia del sueño y tomen medidas proactivas para garantizar que todos puedan disfrutar de los beneficios de un buen descanso nocturno.

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