Continúa la protesta propalestina en la Universidad de Columbia pese a los arrestos y suspensiones
La polémica sentada, por la que arrestaron a un centenar de alumnos y suspendieron de forma indefinida a muchos de ellos -han recibido la orden de abandonar inmediatamente la institución y las residencias en que se alojan- continuó, derivando ya en una protesta por las represalias contra los estudiantes
La Universidad de Columbia, en Nueva York, convertida en un símbolo del debate interno en Estados Unidos que está generando el conflicto en Gaza y los límites de la libertad de expresión, sigue haciendo frente a una sentada de estudiantes propalestinos que dura ya tres días.
La polémica sentada, por la que el jueves arrestaron a un centenar de alumnos y suspendieron de forma indefinida a muchos de ellos -han recibido la orden de abandonar “inmediatamente” la institución y las residencias universitarias en que se alojan- continuó, derivando ya en una protesta por las represalias contra los estudiantes.
“Es terrible que nuestra propia Universidad eche de su hogar a los estudiantes y, encima, les den sólo 15 minutos para irse”, denuncia una joven y que el jueves fue una de las arrestadas por las autoridades.
Ante la suspensión indefinida de muchos de sus colegas, los jóvenes propalestinos piden que se les ‘amnistíe’ (es decir, el perdón de sus ‘delitos’), aunque sin desviarse de las demandas que motivaron en primer lugar la sentada: una mayor transparencia de la Universidad en cuanto a las instituciones que financia y el despojo de su inversión a compañías que fabrican armas y que, según los alumnos, colaboran con la guerra de Israel en Gaza.
De acuerdo a esta estudiante, el primer requisito ya fue aceptado por la institución.
Tras la tensión del jueves, el ambiente que se respiraba en el improvisado campamento era de suma prudencia, con los organizadores controlando meticulosamente quién entraba y salía del recinto en el que se concentran los estudiantes con banderas de Palestina, pancartas, cacerolas, comida e incluso mantas y almohadas.
A pesar del riesgo de perder su hueco en esta prestigiosa Universidad o incluso de pasar la noche en el calabozo, los estudiantes siguen al pie del cañón, aunque se cubren los rostros con mascarillas quirúrgicas y no permiten la grabación o la toma de fotografías de personas que no pertenezcan a la prensa, para evitar así ser identificados por la administración.
“Muchos estudiantes de Oriente Medio no pueden arriesgarse a ser detenidos, porque no tienen ni idea de cómo funciona el sistema legal estadounidense, ni de cómo conseguir un abogado, algo que además es excesivamente caro” expresa al respecto Mona, una alumna de la universidad que también participa en la sentada.
La sentada ha atraído la mirada de medios de comunicación y personas ajenas a la Universidad e incluso mostró su apoyo la actriz de Hollywood Susan Sarandon, que no dudó en sumarse a las consignas de los estudiantes.
La critica en cuanto a la transparencia de la Universidad y sus inversiones viene de tiempo atrás, pero ahora ha vuelto a ponerse en el foco después de una audiencia de la presidenta de Columbia este miércoles ante el Congreso, donde tuvo que defenderse de acusaciones de antisemitismo por parte de legisladores republicanos.
Sus respuestas, en las que intentó zafarse de una polémica similar que llevó a su homóloga de Harvard a dimitir, decepcionaron a los estudiantes y desataron la sentada, aunque desde que empezó el conflicto en Gaza el 7 de octubre esa no es la primera protesta propalestina en el campus, pero sí la más numerosa.
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