Más que basura: el curioso contenido de los globos que Corea del Norte y del Sur se envían desde hace décadas
El lanzamiento de cientos de globos norcoreanos hacia el Sur es un capítulo más de una intensa y peculiar guerra psicológica que se remonta a la Guerra de Corea
Corea del Norte lanzó cientos de globos con desechos hacia Corea del Sur las últimas semanas, en un nuevo y grotesco capítulo de la guerra de propaganda que mantienen ambas partes desde hace más de seis décadas.
Bolsas de plástico llenas de basura y desperdicios traídas por el viento en al menos 850 globos aerostáticos llegaron entre el 28 de mayo y el 2 de junio a Corea del Sur, cuyas autoridades pidieron a los residentes de las zonas afectadas que se quedaran en sus casas.
Esto ocurrió después de que Corea del Norte advirtiera de represalias como respuesta a la distribución de folletos con propaganda política contra el régimen de Kim Jong-un que organizaciones no gubernamentales surcoreanas envían con frecuencia, también a través de globos, hacia el Norte.
Tras airadas protestas de Seúl, Kim Yo-jong, hermana del líder Kim Jong-un y considerada uno de las figuras más influyentes del régimen norcoreano, respondió con ironía al calificar sus lanzamientos como “sinceros regalos” al Sur amparados por la “libertad de expresión”.
Lo que parece una broma de mal gusto se ha convertido en un preocupante conflict entre los dos países, hasta el punto de que el gobierno surcoreano ha amenazado con romper el último acuerdo bilateral de paz de 2018 y reanudar las maniobras militares junto a la frontera.
En todo caso, la “guerra de los globos” o “de los panfletos” entre las dos Coreas no es algo nuevo.
2,800 millones de panfletos de guerra
Los envíos de contenidos hostiles a través de globos son parte del largo enfrentamiento que mantienen el Norte comunista y el Sur capitalista desde la Guerra de Corea (1950-53).
Aquel conflicto bélico concluyó con un armisticio que nunca se ha llegado a reemplazar por un tratado de paz definitivo, por lo que ambos países se mantienen hasta hoy en estado técnico de guerra.
En esta situación, las dos Coreas han recurrido a diversas tácticas para provocar inestabilidad o incitar a subversiones en el país enemigo, entre ellas el lanzamiento de globos con todo tipo de contenidos aprovechando los cambiantes vientos a través de la frontera que las separa en el paralelo 38.
Estos contenidos suelen incluir folletos conocidos como pira en coreano, y los primeros datan de la Guerra de Corea.
La “guerra de los panfletos” comenzó en pleno conflicto armado, cuando las fuerzas de las Naciones Unidas (que luchaban lideradas por EE.UU. del lado de Corea del Sur) lanzaron octavillas al Norte como una estrategia de combate psicológico.
Corea del Norte, por su parte, también envió impresos propagandísticos dirigidos a las fuerzas de la ONU.
Cuando se firmó el acuerdo de armisticio el 27 de julio de 1953, se habían arrojado un total de 2,800 millones de panfletos lanzados por diversos medios, no solo mediante globos sino también desde aeronaves de guerra.
De ellos, 2,500 millones fueron distribuidos por Corea del Sur y las fuerzas de la ONU, mientras que Corea del Norte y la Unión Soviética enviaron 300 millones.
La avalancha de papeles fue de tal magnitud que podría cubrir toda la península de Corea más de 20 veces.
La mayoría de los panfletos eran de colores llamativos, sobre todo rojos, para atraer la vista.
Contenían principalmente mensajes que incitaban a la rendición, aunque algunos también incluían “certificados de seguridad”, prometiendo protección a los ciudadanos que los poseyeran.
Mensajes de propaganda tras la guerra
La distribución de panfletos continuó incluso después del acuerdo de armisticio que puso fin a las hostilidades entre ambas partes en 1953.
Estaban llenos de textos con críticas a los líderes y los gobiernos del país enemigo.
Entre 1960 y 1970 los impresos de Corea del Norte destacaban el desarrollo de Pyongyang y promovían los logros del presidente Kim Il-sung.
En la década del 70, los panfletos norcoreanos prometían a los “soldados que vinieran al Norte” múltiples beneficios, entre ellos “derechos y libertades garantizados, colocación laboral, asignación gratuita de viviendas de lujo, un salario de subsistencia y recompensas en efectivo”.
En aquel momento las condiciones económicas de Corea del Norte no estaban tan lejos de las del Sur, e incluso se creía en ciertos círculos que eran mejores, lo que motivó a algunos surcoreanos a desertar después de leer los panfletos.
Hasta la década de 1980 era común que estudiantes surcoreanos recogieran impresos enviados por Corea del Norte, ya que si los llevaban a colegios o comisarías recibían recompensas como bolígrafos, cuadernos y otros útiles escolares.
Las oficinas gubernamentales llegaron incluso a publicar avisos ofreciendo recompensas por entregar a espías o recolectar octavillas anti-Corea del Sur.
A medida que se agrandaba la brecha económica entre los dos países, el gobierno de Corea del Sur comenzó a utilizar esta situación en sus panfletos contra Corea del Norte.
Durante los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988 recurrió a lemas como “¿No te gustaría comer hasta saciarte?” para tratar de influir en la opinión pública norcoreana.
La pausa
Tras la firma del Acuerdo Básico Intercoreano de 1991 y el Acuerdo Intercoreano sobre el Cese de Actos Hostiles de 2000, tanto Corea del Norte como Corea del Sur cesaron oficialmente sus actividades de distribución de folletos.
En 2007, la policía surcoreana abolió las regulaciones sobre la recolección y manipulación de materiales de propaganda norcoreanos, poniendo fin a las recompensas por entregar dichos artículos.
Pero, si bien cesó la distribución de libelos patrocinados por el gobierno, la “guerra de los panfletos” estaba lejos de acabarse.
Al deteriorarse las relaciones entre Norte y Sur durante la administración del presidente surcoreano Lee Myung-bak (2008-13), volvieron las tensiones y la guerra psicológica.
Y, una vez más, las octavillas volaron sobre las dos Coreas.
Más que panfletos
Desde la primera década del nuevo siglo son las organizaciones civiles privadas de Corea del Sur quienes lanzan hacia Corea del Norte globos con propaganda contra el régimen de Kim Jong-un.
También incluyen en sus envíos otros artículos como fideos instantáneos, chocolatinas o billetes de dólar estadounidense.
Los lanzamientos de globos con propaganda hacia el Norte aumentaron significativamente después de que en 2010 el buque militar surcoreano Cheonan se hundiera, dejando 46 muertos, por el impacto de un torpedo que Seúl atribuyó a Pyongyang.
Tras la cuarta prueba nuclear de Corea del Norte en enero de 2016, la administración de la conservadora Park Geun-hye (2013-17) en Corea del Sur reanudó las transmisiones propagandísticas a Corea del Norte a través de altavoces.
Estas consistían en instalar altavoces gigantes junto a la frontera para transmitir al país vecino a todo volumen informaciones sobre abusos de derechos humanos del régimen de Kim Jong-un o música popular de ídolos coreanos, entre otros contenidos.
Como respuesta, el gobierno de Corea del Norte volvió a enviar panfletos hacia Corea del Sur, por lo general criticando la política de Estados Unidos hacia Corea del Norte, la alianza entre el país norteamericano y su socio surcoreano, y la situación política en la mitad capitalista de la península.
Tras años de fuertes tensiones, el entonces presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in (2017-22), y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, anunciaron la Declaración de Panmunjom el 27 de abril de 2018.
Ambos mandatarios acordaron “cesar todos los actos hostiles, incluidas las transmisiones por altavoces y la distribución de folletos, a lo largo de la Línea de Demarcación Militar (la frontera) a partir del 1 de mayo”.
Pese a esto, ONG surcoreanas -muchas de ellas integradas o lideradas por refugiados huidos del Norte- continuaron lanzando octavillas al país vecino.
Ya entonces Kim Yo-jong, la hermana de Kim Jong-un, advirtió de que si el gobierno de Corea del Sur no ponía fin a los envíos de “basura”, las relaciones intercoreanas se deteriorarían aún más.
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