Los intocables de la Corte Suprema

Quizás Biden tardó mucho para lanzar el dardo que venía apuntando desde los tiempos del gobierno de Trump: propone cambiar los jueces cada dos años

Vista exterior de la Corte Suprema.

Vista exterior de la Corte Suprema. Crédito: AP

Llega tarde, muy tarde, y tal vez es muy poco lo que se pueda hacer el presidente Joe Biden, en el ocaso de su mandato, con la propuesta de reformar los períodos, y que haya cambios de jueces en la Corte Suprema de Justicia.

La controversia no es nueva, se ventiló cuando Donald Trump impuso como candidata, a la conservadora Amy Coney Barret para suceder a la Demócrata feminista Ruth Barden Ginsburg, pues ya antes Trump había logrado imponer a conservadores como Neil Gorsuch en 2017 y a Brett Kavanaugh en 2018.

Los hispanos deberíamos tener los ojos bien puestos sobre la Corte que preside John Glover Roberts desde 2005, pues allí definen temas decisivos para los inmigrantes.

Como ejemplo, cuando se armó el debate sobre la intención fallida de la Oficina del Censo de preguntar si, en los hogares había ciudadanos, como estrategia para detectar indocumentados, en el censo del 2020. 

De vuelta con Biden, creo que ya no le alcanza el aliento y se le acabó la pista para aterrizar una propuesta polémica, justo cuando todo indica que es posible que Trump esté a punto de volver a la Casa Blanca.

Por el bien de la democracia, Biden pide al Congreso que establezca límites al mandato y que haya un código de ética para los jueces con el que se restrinja la posibilidad de recibir dádivas. Eso no estaría tan mal, quizás el error es que además de que faltan menos de cien días para las elecciones del 5 de noviembre, mezcla esa iniciativa con la ratificación, también desde el capitolio en Washington DC, de una enmienda constitucional que limite la inmunidad presidencial, para que ni siquiera Trump pueda estar por encima de la ley.

Quizás Biden tardó mucho para lanzar el dardo que venía apuntando desde los tiempos del gobierno de Trump: propone cambiar los jueces cada dos años, lo que al final le daría un buen tiempo a cada jurista para tener asegurado su puesto por al menos 18 años.

En su artículo de opinión en The Washington Post, Biden explicaba que respeta las instituciones, con la separación de poderes, pero ni siquiera la Corte debería permitir que haya una persona por encima de la ley, aunque sea el jefe en la oficina Oval.

Si hacemos cuentas, la renovación de las curules judiciales comenzaría con el actual presidente de la Corte, quien va para 20 años en su puesto, junto con su colega Samuel Alito quien suma 18, además de Clarence Thomas quien ya cumple casi 33 años y por ser vitalicios, o de por vida parecen intocables.

Como autora, Sofía Villa escribe esta columna a título personal y sus opiniones no representan a Televisa-Univision donde trabaja como Manager Assignment.

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