Cómo identificar pollo en mal estado antes de comprarlo

Aprende a identificar si el pollo está en mal estado antes de comprarlo o consumirlo con estos consejos fáciles de seguir

Pollo fresco

Hay varias cosas que debes considerar al momento de comprar pollo. Crédito: Shutterstock

El pollo es una de las carnes más consumidas en el mundo debido a su versatilidad y valor nutricional. Sin embargo, para evitar riesgos a la salud, como intoxicaciones alimentarias, es esencial saber cómo reconocer si el pollo está en mal estado antes de consumirlo.

En seguida, te proporcionaremos una guía detallada sobre cómo identificar los signos de deterioro en el pollo, ya sea en el supermercado o en tu hogar, para garantizar la frescura y seguridad de los alimentos.

¿Por qué es importante consumir pollo fresco?

El consumo de pollo fresco no solo mejora el sabor de los platos, sino que también es fundamental para prevenir enfermedades causadas por bacterias dañinas, como la salmonella y el campylobacter. Estos patógenos son responsables de infecciones gastrointestinales graves que pueden requerir tratamiento médico. Por eso, es clave aprender a detectar si el pollo que tienes en casa o que estás por comprar está en buenas condiciones.

Existen varios factores que debes tener en cuenta para evaluar la frescura del pollo. A continuación, te explicamos los principales:

Debes de prestar atención a la condición en la que se encuentran los paquetes de pollo fresco. (Foto: Shutterstock)

1) El olor: un indicador clave

Uno de los primeros aspectos a considerar es el olor del pollo. Un pollo fresco no tiene un aroma fuerte; de hecho, su olor es casi imperceptible. Si al abrir el empaque notas un olor desagradable, similar al amoníaco o azufre, es una clara señal de que el pollo ha comenzado a descomponerse. Este mal olor es causado por la proliferación de bacterias que descomponen la carne y pueden ser peligrosas para la salud.

2) Color de la carne

El color también es un buen indicador del estado del pollo. La carne de pollo fresca debe tener un tono rosado, pálido y uniforme. Si observas manchas grises, verdosas o amarillentas, es probable que la carne esté en mal estado. Asimismo, si hay áreas oscuras o pegajosas en la superficie, es mejor evitar su consumo, ya que esos signos suelen estar asociados con el crecimiento de bacterias y otros patógenos.

3) Textura: la consistencia adecuada

La textura del pollo es otro factor importante. Un pollo fresco debe sentirse firme y ligeramente elástico al tacto. Si la carne se siente viscosa, pegajosa o demasiado blanda, esto indica que ha comenzado a descomponerse. Esta textura anormal es una señal de que el pollo podría haber estado almacenado incorrectamente, lo que facilita el desarrollo de bacterias.

4) Fecha de caducidad

Nunca ignores la fecha de caducidad en el empaque del pollo. Este dato es fundamental para garantizar que estás comprando o consumiendo un producto fresco y seguro. Consumir pollo después de su fecha de vencimiento aumenta el riesgo de enfermedades alimentarias. Siempre verifica la fecha antes de comprar y asegúrate de consumir el pollo dentro del período recomendado.

5) Estado del empaque

El empaque también puede darte pistas sobre el estado del pollo. Si el empaque está roto, rasgado o tiene fugas, es mejor no comprarlo. El empaque dañado puede comprometer la frescura de la carne y aumentar el riesgo de contaminación cruzada. Un empaque sellado correctamente ayuda a mantener la frescura y evita que bacterias externas entren en contacto con el producto.

El pollo tiene muchos beneficios para el consumo humano. (Foto: Shutterstock)

Cómo almacenar el pollo en casa para mantener su frescura

    Una vez que hayas comprado pollo fresco, es crucial almacenarlo adecuadamente para evitar su deterioro. Aquí te damos algunos consejos para conservar la frescura del pollo en casa:

    1) Mantén el pollo refrigerado: Guarda el pollo en el refrigerador a una temperatura de 4°C o menos. Si no planeas cocinarlo dentro de uno o dos días, es recomendable congelarlo para prolongar su vida útil.
    2) Usa recipientes herméticos: Almacena el pollo en recipientes herméticos o bolsas de plástico selladas para evitar la exposición al aire y prevenir la contaminación cruzada con otros alimentos.
    3) Coloca el pollo en la parte más fría del refrigerador: La parte más fría del refrigerador es la mejor opción para almacenar carne cruda, ya que ayuda a mantener una temperatura constante y reducir la proliferación de bacterias.
    4) Compra en lugares de confianza. Para garantizar la frescura del pollo que consumes, es recomendable adquirirlo en establecimientos de confianza. Los comercios con buena reputación suelen tener estrictos controles de calidad y frescura, lo que disminuye el riesgo de que el pollo esté en mal estado. Además, estos lugares suelen respetar las normas de seguridad alimentaria y almacenamiento.

    Con estos consejos, podrás disfrutar de tus platos de pollo favoritos sin preocuparte por posibles riesgos alimentarios.

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