Demócratas apostaron a que mujeres blancas apoyarían a Harris, pero no lo hicieron

Los sondeos mostraban a Kamala Harris en un empate virtual con Donald Trump, hubo una gran parte de las mujeres que votaron por ella, pero no las suficientes

"EE.UU. sigue siendo sexista y no está preparado para una mujer presidenta", dijo Patti Solis Doyle, quien dirigió la campaña presidencial de Hillary Clinton en 2008.

"EE.UU. sigue siendo sexista y no está preparado para una mujer presidenta", dijo Patti Solis Doyle, quien dirigió la campaña presidencial de Hillary Clinton en 2008. Crédito: J. Scott Applewhite | AP

En una de las elecciones que llenó de incertidumbre tanto a votantes como a políticos, al menos una cosa parecía casi segura: las mujeres de Estados Unidos iban a votar por la vicepresidenta, Kamala Harris.

Así como las encuestas de varios meses mostraban a Harris en un empate virtual con el exmandatario Donald Trump, muchos de esos mismos sondeos contaban la historia de una gran brecha de género.

Era una estrategia a la que apostaba la campaña de Harris, con la esperanza de que un desempeño más alto entre las mujeres pudiera compensar las pérdidas en otras áreas.

Eso no ocurrió.

En todo Estados Unidos, la mayoría de las mujeres votaron por la demócrata, pero no por los márgenes históricos que se necesitaba. Al contrario, si las primeras encuestas a la salida de las urnas lo confirmaban, la ventaja de Harris entre las mujeres en general (cerca de 10 puntos) en realidad quedó cuatro puntos por debajo de la del presidente Joe Biden en 2020.

El Partido Demócrata sufrió una caída de 10 puntos entre las mujeres latinas, mientras que no lograron mover a las mujeres sin educación universitaria, quienes respaldaron a Trump por 63-65, según datos preliminares.

El fracaso no se debió a la falta de intentos por parte de la campaña de la vicepresidenta.

A lo largo de su campaña de 15 semanas, gran parte del mensaje de Harris estuvo directamente dirigido a las mujeres, enfatizando el tema del aborto en Estados Unidos.

En la campaña, la demócrata hizo de los derechos reproductivos una piedra angular de su discurso. En repetidas veces recordó a los electores que Trump se había jactado una vez de su papel en la anulación del fallo de Roe vs. Trump, que puso fin al derecho nacional al aborto.

“Lucharé para restaurar lo que Donald Trump y los jueces de la Corte Suprema elegidos por él les quitaron a las mujeres de Estados Unidos”, expresó Harris en su discurso de clausura en DC la semana pasada.

Sus anuncios más emblemáticos presentaban a las mujeres que habían sufrido las prohibiciones de algunos estados al aborto (llamadas por la candidata como “prohibiciones al aborto de Trump”), incluyendo aquellas que manifestaron que se les había negado la atención médica por abortos espontáneos.

Un simpatizante llora mientras la vicepresidenta Kamala Harris pronuncia un discurso de concesión después de las elecciones presidenciales de 2024.
Un simpatizante llora mientras la vicepresidenta Kamala Harris pronuncia un discurso de concesión después de las elecciones presidenciales de 2024.
Crédito: Jacquelyn Martin | AP

La estrategia, aparentemente, fue aprovechar el mismo entusiasmo por el acceso al aborto que impulsó el éxito inesperado de los demócratas en las elecciones intermedias del año 2022.

El derecho al aborto sigue siendo muy popular: la encuesta de Gallup en mayo sugirió que solo uno de cada 10 estadounidenses pensaba que debería prohibirse.

Incluso en los resultados electorales parecieron recalcarlo: siete de los 10 estados donde el aborto estaba en la boleta votaron a favor del derecho a la interrupción de la gestación.

Per se apoyo no significó lo esperado para el respaldo de Harris, informó BBC News.

El aborto sí importa entre las mujeres, pero no lo suficiente, explicó Evan Roth Smith, encuestador y consultor de campaña.

“Los votantes –en particular las mujeres– que tienen una opinión más firme sobre el aborto ya están votando por los demócratas”, afirmó. Pero, a su juicio, los demócratas no pudieron plantear la importancia del aborto a las mujeres que aún no lo consideran un problema urgente.

“El argumento del aborto no caló en absoluto entre las mujeres sin estudios universitarios, no las movió ni un ápice. Y perdieron terreno entre los latinos”, indicó Smith.

Para muchos, el tema decisivo fue la economía.

En los sondeos previos y en los datos preliminares de salida de las urnas, la inflación y la asequibilidad continuaron encabezando las listas de preocupaciones de los electores, y para ellos Trump fue el gran favorito.

Aunque el género no dividió a los votantes de la manera en la que algunos esperaban, aun así jugó un papel en la derrota de la demócrata, explican algunos especialistas en el tema.

Se han dado muchas explicaciones para la rotunda victoria de magnate neoyorquino, pero para algunos hay una cosa que se destaca más.

“Creo que el país sigue siendo sexista y no está preparado para una mujer presidenta”, manifestó a POLÍTICO Patti Solis Doyle, quien dirigió la campaña presidencial de Hillary Clinton en 2008.

A diferencia de Clinton, que se apoyó explícitamente en su género y en el potencial histórico de su campaña, Harris se mostró reticente a hacer lo propio.

Hay una creencia generalizada de que el país está más preparado para una mujer presidenta ahora que cuando Clinton fue aspirante por segunda vez en 2016, pero sigue siendo una pregunta abierta.

Un sondeo de Reuters/Ipsos en octubre sugirió que el 15% de los encuestados no podrían votar por una mujer.

Y Donald Trump, que redobló su apuesta por la masculinidad en estos comicios, puede haber jugado un papel importante en explotar eso.

“Él presentó su rol como presidente como un tipo duro en un mundo peligroso… él presentó esa descripción del trabajo”, señaló Smith.

“Y esa es una de las descripciones laborales más difíciles de cumplir con éxito para una mujer, en la mente de muchos estadounidenses”.

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