¿Qué está causando la sequía en Nueva York?

La sequía en EE.UU., agravada por patrones climáticos anómalos, afecta al noreste con impactos en el suministro de agua e incendios

Clima seco Nueva York

Varios factores son los que están causando escasez de agua en la ciudad. Crédito: Charlie Riedel | AP

La declaración de “vigilancia por sequía” en Nueva York tras un octubre extremadamente seco subraya la creciente preocupación en torno a la disponibilidad de agua. En este otoño atípico, la escasez de precipitaciones ha dejado a la ciudad y gran parte del noreste de Estados Unidos en una situación de vulnerabilidad hídrica, lo que plantea la pregunta: ¿qué está causando esta sequía?

La ciudad de Nueva York y sus alrededores han registrado mínimos históricos de lluvias, con solo 0.01 pulgadas de precipitación en Central Park durante octubre, una cantidad significativamente inferior al promedio de 4.4 pulgadas en esta época del año, según el Servicio Meteorológico Nacional. Este clima seco prolongado no solo afecta el suministro de agua, sino que también incrementa el riesgo de incendios forestales, como se ha visto en estados vecinos.

La sequía repentina o flash drought: un fenómeno inusual

Esta sequía se presenta como un fenómeno denominado flash drought, o “sequía repentina”. Este tipo de sequía se caracteriza por desarrollarse rápidamente debido a la combinación de temperaturas inusualmente altas y una notable falta de lluvias. En octubre, el noreste de EE.UU. experimentó temperaturas máximas de entre 24 y 28 °C, valores fuera de lo común para el otoño. El efecto combinado de estas altas temperaturas y la escasez de lluvias reduce drásticamente la humedad del suelo y afecta la disponibilidad de agua en embalses y ríos.

Los expertos en meteorología explican que la flash drought es producto de patrones atmosféricos inusuales. En este caso, un sistema de alta presión en la región ha impedido que la humedad del Golfo de México se desplace hacia el norte. Sin esta humedad, las precipitaciones en el noreste se reducen drásticamente, dejando áreas como Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut en condiciones secas.

Entre las variaciones de clima y otros aspectos, Nueva York está sufriendo por el agua. (Foto: Shutterstock)

El cambio climático y su influencia en la sequía

Aunque las condiciones meteorológicas actuales tienen causas inmediatas, el cambio climático contribuye a la gravedad de estos eventos. El aumento de las temperaturas globales intensifica la frecuencia y duración de las olas de calor, y cuando estas coinciden con un período de escasez de lluvias, el riesgo de un flash drought se incrementa significativamente. La variabilidad climática amplificada por el cambio climático aumenta las probabilidades de que fenómenos como este se repitan con más frecuencia en el noreste y otras partes del país.

La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) ha advertido que la variabilidad climática podría seguir alterando los patrones de lluvias, volviendo los períodos de sequía más comunes y severos en regiones anteriormente húmedas. Este patrón podría impactar áreas metropolitanas densamente pobladas como Nueva York, donde el consumo de agua es alto y la dependencia de embalses y acueductos es fundamental.

La sequía que afecta a Nueva York no solo reduce la disponibilidad de agua en embalses, sino que también coincide con un momento crítico en que el acueducto de Delaware, uno de los sistemas de abastecimiento más importantes de la ciudad, está en mantenimiento. Este acueducto, que transporta agua desde la región de Catskill, ha requerido reparaciones para solucionar filtraciones, lo que ha reducido temporalmente su capacidad y aumentado la dependencia de otros embalses en el norte de los suburbios de la metrópoli.

En respuesta a esta situación, el alcalde Eric Adams ha declarado una “vigilancia por sequía” en la ciudad, pidiendo a los neoyorquinos adoptar medidas para conservar agua. Aunque no se imponen restricciones obligatorias, se recomienda que los ciudadanos reduzcan el tiempo en la ducha, cierren el grifo mientras se cepillan los dientes y eviten desperdiciar agua en tareas como limpiar las aceras.

La falta de lluvias y el incremento de temperaturas han generado impactos más allá de Nueva York, afectando también a Nueva Jersey y Connecticut. Estos estados han experimentado un aumento en los incendios forestales, alimentados por el suelo seco y la vegetación con bajos niveles de humedad. Connecticut ha reportado más de 80 incendios forestales desde el 21 de octubre, y en Nueva Jersey se han registrado más de 370 incendios desde mediados de septiembre, una cifra diez veces superior al promedio habitual.

Los incendios son un riesgo creciente en toda la región, y las autoridades han advertido que, si las condiciones de sequía persisten, podrían ser necesarias restricciones obligatorias en el uso de agua para reducir el riesgo de propagación.

Poder abastecer a toda la ciudad de agua es una tarea titánica (Foto: Orlando Barría /EFE)

El compromiso ciudadano y la sostenibilidad del agua

Para enfrentar la sequía, la ciudad de Nueva York ha implementado medidas de ahorro de agua en varias agencias y ha promovido una serie de recomendaciones para que los ciudadanos contribuyan a la conservación. Meera Joshi, vicealcaldesa de operaciones, enfatizó que si cada habitante toma medidas simples para reducir su consumo de agua, la ciudad podría ahorrar millones de galones por día.

Entre las recomendaciones, se destacan la detección y reporte de fugas en hidrantes o tuberías, el uso del lavavajillas solo cuando esté lleno y la reducción del tiempo en la ducha. Estas acciones, aunque pequeñas a nivel individual, son significativas cuando se aplican en toda la población de casi diez millones de neoyorquinos.

El noreste de EE.UU. no es la única región afectada por la sequía. Casi la mitad del país ha experimentado condiciones de flash drought en los últimos meses. Los bajos niveles de humedad también han afectado el transporte fluvial en el río Mississippi y han incrementado la incidencia de incendios en el Medio Oeste y la Costa Este.

El aumento de la sequía en todo el país refuerza la importancia de desarrollar infraestructuras resilientes y de promover hábitos sostenibles en el uso del agua, adaptándose a las demandas de un clima cada vez más variable. A medida que las condiciones climáticas continúan cambiando, las ciudades como Nueva York deberán buscar soluciones innovadoras y contar con la cooperación de la ciudadanía para enfrentar estos desafíos climáticos a largo plazo.

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