Trump quiere cerrar el Departamento de Educación, es más fácil decirlo que hacerlo

La idea de Donald Trump y los republicanos de cerrar el Departamento de Educación, requeriría el apoyo de los demócratas en el Congreso, quienes se oponen

Sin embargo, Trump no ha presentado una idea más detallada que explique cómo cerraría el Departamento de Educación.

Sin embargo, Trump no ha presentado una idea más detallada que explique cómo cerraría el Departamento de Educación. Crédito: Evan Vucci | AP

En medio de su campaña electoral, el presidente electo, Donald Trump, prometió en varias ocasiones “cerrar” el Departamento de Educación de Estados Unidos si llegaba a la Casa Blanca.

“Queremos que los fondos federales para la educación sigan a los estudiantes, en lugar de apuntalar una burocracia inflada y radical en Washington, DC”, en el mes de octubre. “Queremos cerrar el Departamento de Educación federal”.

Sin embargo, cumplir esa promesa es más fácil de decirla que llevarla a cabo. Ya que, desmantelar la agencia (que suministra miles de millones de dólares anualmente a escuelas públicas de bajos ingresos y miles de millones más para ayudar a millones de ciudadanos estadounidenses a pagar sus estudios universitarios) posiblemente este cierre requeriría el respaldo de los demócratas del Congreso (que se oponen impetuosamente a la idea).

Si bien muchos republicanos en el Congreso han hecho eco de la promesa del magnate neoyorquino, el presidente electo no cuenta con el apoyo total del sector republicano. Algunos de sus integrantes han alegado que sería mejor dejar intacto el Departamento de Educación, ya que podría ejercer un papel importante en la implementación de la agenda de Trump.

Aunque no se sabe con seguridad cuánto de la retórica del empresario estadounidense podría volverse realidad en estos cuatro de gobierno por venir, hay cuatro claves que hay que saber sobre la pequeña, pero poderosa agencia de educación:

Asegurar que las escuelas K-12 cumplan con leyes federales

La lógica que se encuentra en la promesa de Trump de desmantelar el Departamento de Educación es que, como él mismo ha mencionado, la política educativa en Estados Unidos necesita ser transferida “de vuelta a los estados”.

No obstante, la educación en las escuelas primarias y secundarias ya se gestionan en gran medida en el ámbito estatal y local. Los centros de estudiantiles públicos están controlados por las juntas escolares y reciben la mayor parte de su financiación por medio de asignaciones de las legislaturas estatales y fuentes locales, normalmente en forma de impuestos a la propiedad.

Con lo mencionado antes, el gobierno federal aporta cerca de una décima parte de la financiación de las escuelas públicas, lo que supone una parte pequeña, pero significativa de sus presupuestos. Para continuar obteniendo ese dinero, las escuelas deben cumplir las leyes federales.

En este aspecto es donde el Departamento de Educación entra en juego. El ente, que se convirtió en un departamento de nivel ministerial en 1979 y cuenta con varios miles de trabajadores, está localizada en la capital de Estados Unidos, pero tiene oficinas regionales en toda la nación y, se encarga de redactar regulaciones que ayudan a aclarar e implementar leyes estrictas por el Congreso.

Para recibir más fondos federales, las escuelas deben cumplir con esas legislaciones que, entre muchas otras cosas, protegen a los alumnos y profesores de la discriminación y garantizan que los estudiantes con discapacidades de cualquier tipo reciban una enseñanza apropiada.

Supervisa universidades y administra la ayuda federal

Entre una de las labores que tiene el Departamento de Educación, implica supervisar los colegios y universidades de la nación norteamericana, casi todos los cuales reciben algún tipo de financiación federal.

Todos los estudiantes universitarios que hayan completado la Solicitud Gratuita de Ayuda Federal para Estudiantes (FAFSA) tiene que interactuar con el Departamento de Educación, que administra el formulario, informó USA Today.

La Beca Pell federal, que es dinero gratuito que el gobierno de turno otorga a los universitarios de bajos recursos económicos para pagar sus estudios, además, está supervisado por el departamento, al mismo tiempo que la cartera de préstamos federales para estudiantes de Estados Unidos, que sube a casi $2 billones de dólares.

En pocas palabras, el ente educativo, desempeña un papel relevante para garantizar que los estudiantes de todo el país puedan costear un título universitario, y gran parte del dinero que recibe depende de que las escuelas demuestren que pueden ofrecer a los estudiantes lo que vale su dinero.

El desmantelamiento requiere el apoyo de los demócratas del Senado

Abolir el Departamento de Educación de Estados Unidos, como ha propuesto Trump y otros conservadores recién elegidos en el Congreso, necesitaría una ley del mismo ente gubernamental.

Aunque es posible que el Partido Republicano tenga una mayoría en ambas cámaras, aprobar una legislación para cerrar la agencia implicaría conseguir el respaldo de algunos demócratas. De acuerdo con los especialistas, el requisito de 60 votos para aprobar una ley en el Senado supondría en el mayor obstáculo para que el presidente electo cumpla su promesa de campaña.

El polémico Proyecto 2025 de los conservadores, podrían dividir las oficinas dentro del departamento y trasladarlas a otras agencias federales. Pero no está del todo claro si Trump está de acuerdo con las precisiones de esa propuesta, y ha rechazado por completo ese plan.

El magnate no ha presentado una idea más detallada que explique cómo cerraría el departamento.

Por su parte, Michael Itzkowitz, quien sirvió en el Departamento de Educación en el gobierno del expresidente Barack Obama, indicó que no prevé que la agencia desaparezca en el segundo mandato de Trump.

“Es más probable que busquen reducir ciertos programas con los que no están de acuerdo”, manifestó.

Los funcionarios conservan su puesto independientemente del presidente

Indistintamente de sí, el ente para la educación sobrevive cuatro años más, ya se ha instalado entre muchos miembros del personal una sensación de temor sobre lo que traerá el próximo mandato de Trump.

Esa incertidumbre es parte de un malestar más grande entre los empleados de servicios del gobierno federal, cuyo trabajos podrían volverse más precarios si el presidente electo republicano implementa políticas que ha insinuado que cerrarían el llamado “estado profundo”.

El vicepresidente senior del grupo de expertos liberal Center for American Progress, Jared Bass, señaló que le preocupa el “éxodo” de funcionarios públicos que normalmente siguen en sus empleos sin importar quién dirija al país.

“No están tratando de ganar puntos políticos para nadie”, dijo. “La eliminación total del Departamento de Educación requeriría un machete, cuando deberíamos usar un bisturí, para enfrentar algunos de los desafíos que enfrenta nuestra nación”.

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