Trabajadores de la construcción en NY amenazados por un “asesino en serie”: el fentanilo
Los balances apuntan a que hay 16 veces más posibilidades que un trabajador en este sector muera por una sobredosis que por una caída.
“Casi la mayoría de mis compañeros en construcción, especialmente los más jóvenes, viven metiéndose esas pastillas para el dolor que venden por allí. Es esa tal droga, el fentanilo, que ha matado a mucha gente. Y sé de muchos que han muerto de infartos y cosas. Pero en el fondo, la verdad, verdad, es por tantas drogas de esas”.
El comentario anterior, del ecuatoriano José Miguel Pazmiño, un trabajador de la construcción de 50 años, residente de Queens, describe en palabras muy simples un problema de salud pública gigantesco que no aparece en casi ninguna estadística oficial, que trate de aproximarse a la colosal crisis que enfrenta la ciudad de Nueva York, por el consumo del fentanilo.
Se trata de un opioide sintético que es entre 30 y 50 veces más potente que la heroína, que ha estado presente en el 80% de todas las muertes por sobredosis en 2023 en la Gran Manzana.
“Quienes se las venden, le dicen que van rendir más, y les va a quitar los dolores. Pero a muchos los termina matando o dejando inútiles, porque pierden la cabeza”, remató José Miguel, quien tiene 20 años en labores de demolición, remoción y limpieza en pequeñas y grandes obras, que le ha permitido levantar dignamente a su familia.
Momentos de pánico
Durante años, en la Gran Manzana se reseñaba con preocupación el ascenso de los accidentes laborales y las muertes por caídas en accidentes de construcción, lo cual llevó a tomar medidas claras de prevención.
Ahora, a juicio de activistas que trabajan de cerca con este sector, como Walter Sinche de la Alianza Ecuatoriana Internacional, el nuevo desafío es cómo reforzar la educación para evitar sobredosis por “nuevos productos que se venden libremente y no son de difícil acceso en este momento en la ciudad”.
“De por sí tenemos una nueva generación de trabajadores en este sector, en donde se observan muchos cuadros de ansiedad y depresión. Lo cual los hace muy vulnerables en caer en cualquier cosa. Ahora con las amenazas de redadas y deportaciones masivas sabemos que se va a poner peor. Vienen momentos de mucho pánico“, interpreta Sinche.
Actualmente en la capacitación obligatoria de Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) de 40 horas, se incluye dos horas en donde se hacen referencias genéricas sobre los riesgos del alcohol y las drogas, pero todavía no se han incorporado “capítulos específicos” sobre este narcótico que se está convirtiendo en un acompañante muy común de estos trabajadores.
Con base a datos del Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el sector construcción tiene la tasa más alta de incidencias por sobredosis, que cualquier otro sector laboral en el país.
Las conclusiones de reportes del Departamento de Trabajo, derivado de análisis nacionales, es que hoy esta fuerza laboral tiene aproximadamente 16 veces más probabilidades de morir de una sobredosis, que de un accidente.
Constructores preocupados
De hecho, al cierre de este 2024, la Asociación de Empleadores de Negocios y Comercios (BTEA) que representa a 1,200 contratistas sindicalizados en la ciudad de Nueva York, ha compartido datos oficiales que demuestran que los trabajadores de la construcción, sufren de manera desproporcionada la adicción a los opioides.
Según el Centro de Investigación y Capacitación en Construcción, una organización sin fines de lucro, en 2022, hubo 17 veces más muertes por sobredosis en la industria que lesiones laborales fatales.
Para hacer frente a esta tragedia, la BTEA está pidiendo una legislación que proporcione apoyo de salud mental para complementar las medidas de seguridad física, incluyendo nuevas legislaciones y entrenamientos especiales de salud mental, en un sector en donde además hay una muy alta tasa de suicidios.
Se sabe que los factores relacionados con este trabajo, pueden provocar angustia psicológica en los trabajadores de la construcción. Además, los opioides se han recetado comúnmente a los trabajadores de la construcción, para tratar el dolor causado por lesiones laborales. Unas recetas que algunas veces son la puerta de entrada de muertes por sobredosis.
“Lo venden como agua”
Sobran los testimonios. Un trabajador de la construcción dominicano, José Oropeza, de 25 años, relata que tuvo a dos compañeros el año pasado, que en circunstancias diferentes, “se despidieron un viernes y no regresaron”.
“El problema es que antes a un trabajador se le hacía complicado conseguir una receta de un analgésico fuerte. Ahora ese fentanilo, lo venden como agua en Nueva York. Se consigue tan fácil como la marihuana”, asegura el residente de El Bronx.
José comparte desde su experiencia de dos años en el sector, que el “gran problema” es que muchos consumen unos “cocteles” que ni siquiera saben que tienen: “se meten alcohol, marihuana y después se meten unas pastillas para supuestamente levantarse. Lo que hace es matarlos, porque nadie sabe que tiene esa porquería”.
El isleño asegura que ese “veneno” se ha como normalizado en el sector, con más énfasis en los migrantes recién llegados, porque muchos lo perciben como parte del “equipo” que necesitan para “sobrevivir” en una obra.
“Es algo así, como el paquete del casco, las botas y las pastillas”, bromeó.
La Ciudad: bajaron las sobredosis
Aunque el pasado mes de octubre, cifras del Departamento de Salud e Higiene Mental de la Ciudad de Nueva York (DOHMH) muestran que en 2023, las fatalidades por el consumo de este narcótico, descendieron en un 1% y en el primer trimestre de 2024 se detectó la tendencia por sobredosis más baja desde 2020. En los hechos, expertos aseguran que se trata de un gran “subregistro”, que no dibuja con precisión a este “asesino en serie” que ronda las calles de la Gran Manzana.
Como aclaran las mismas fuentes municipales: estos datos de 2022 a 2024 son provisionales y están sujetos a cambios. Además “incluye solo los casos en los que el médico forense ha determinado la causa de la muerte”.
Con base a un reporte minucioso divulgado por las autoridades de salud municipales, la xilacina, un sedante no opioide, estuvo involucrada en el 31% de las muertes por sobredosis relacionadas con opioides en 2023, un aumento del 22% en contraste con 2022.
Si bien el número de muertes “disminuyó” en toda la Gran Manzana, persisten las disparidades por raza, etnia, edad, género y vecindario de residencia.
“Las tasas de muerte por sobredosis siguen siendo más altas entre los neoyorquinos negros y latinos, los residentes de barrios de pobreza extrema y los neoyorquinos de 55 a 64 años”, sostiene un comunicado del DOHMH.
En 2023, las fatalidades por sobredosis disminuyeron entre los neoyorquinos varones, los neoyorquinos blancos y los residentes de barrios de pobreza extrema. Al mismo tiempo, este tipo de decesos siguieron siendo desproporcionadamente elevados entre los neoyorquinos negros y latinos.
Estas fatalidades también crecieron entre la población de mujeres, de 55 a 64 años, residentes de barrios de pobreza extrema.
Alerta en El Bronx
El Bronx sigue teniendo la tasa más alta de muertes por dosis excesiva de este narcótico (78,0 por cada 100,000 habitantes), seguidos de los residentes de Staten Island (40,1 por 100,000), Manhattan (36,0 por 100,000), Brooklyn (32,9 por 100,000) y Queens (24,5 por 100,000).
Los residentes de Hunts Point-Mott Haven, Crotona-Tremont, Highbridge-Morrisania, East Harlem y Fordham-Bronx Park experimentaron los porcentajes más elevados de sobredosis fatales por tercer año consecutivo.
Al igual que en años anteriores, aproximadamente el 70% de las fatalidades por sobredosis se produjeron en el interior de una vivienda. Casi una cuarta parte de las muertes se produjeron en un entorno público.
El dato:
- 16 veces más posibilidades de morir por una sobredosis de opioides, tiene un trabajador de construcción que por una caída u otro accidente, con base a registros del Departamento de Labor.
Barato, pero muy peligroso
- De acuerdo con el Instituto Nacional de Abuso de Drogas (NIH) cuando lo receta un médico, el fentanilo se puede administrar en forma inyectable, en forma de un parche que se coloca sobre la piel o en forma de pastillas que el paciente disuelve en la boca, como si fueran pastillas para la tos.
- El fentanilo que se consume ilegalmente y que está asociado con más frecuencia con las sobredosis recientes se fabrica en laboratorios. Este fentanilo sintético se vende ilegalmente en forma de polvo, vertido en gotas sobre papel secante, en envases de gotas para los ojos o rociadores nasales o en pastillas parecidas a las de otros opioides recetados.
- Algunos comerciantes de drogas mezclan el fentanilo con otras drogas como heroína, cocaína, metanfetamina y MDMA. Lo hacen porque una cantidad muy pequeña de fentanilo causa un ‘colocón o high’, lo que lo convierte en una opción más económica.
- Esto es especialmente riesgoso cuando las personas que consumen drogas, no saben que la sustancia que están consumiendo, puede contener fentanilo como un agregado de poco costo, pero peligroso.
- Tal vez consuman opioides más fuertes de lo que el organismo está acostumbrado a consumir y podrían tener mayor probabilidad de sufrir una sobredosis. Para informarse más sobre la mezcla de fentanilo con otras drogas, visite la página Fentanyl (en inglés) de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA).
- Fuente: NIH