Columna de la Dra. Nancy Alvarez: ¿Qué es un verdadero amigo?
Al madurar, empezamos a valorar la importancia de un verdadero amigo, que es como un buen vino: difícilmente falla
A medida que envejecemos, nos damos cuenta de la importancia de tener un buen amigo. Cuando somos jóvenes, valoramos a los amigos con los que fiestamos, salimos y compartimos.
Al madurar, empezamos a valorar la importancia de un verdadero amigo, que es como un buen vino: difícilmente falla. Es un trago que usted puede beberse muy en confianza. O como un buen libro, que no importa el tiempo que haya pasado. Usted lo leyó, pero cuando vuelve a hacerlo, aprende cosas nuevas, se siente contento y le deja algo que le llena.
Todos necesitamos por lo menos cinco personas que sean nuestros verdaderos amigos. Cuando usted está triste, no tiene dinero, sufre un problema o está enfermo, esa persona importante está ahí. No necesita ni hablar. Puede sentarse a su lado, en silencio, y agarrarle la mano. Es como decir: “estoy aquí para ti, en las buenas y en las malas”.
Un buen amigo no es aquel que bebe mucho y va a todas las fiestas. Un buen amigo es alguien que lo escucha y lo entiende. Es alguien que, después de pasar un rato a su lado, usted siente que le han echado un baño de rosas de olores deliciosos.
No necesariamente es la persona que usted ve con más frecuencia, ni que llama todos los días.
En estos días me llamó Guango, el doctor, mi gran amigo de la infancia. Teníamos un año sin hablar. Yo había pasado unos momentos muy difíciles y estuve deprimida, con algunos conflictos y triste, muy triste. Guango primero me escribió un texto y me dijo: “¿Tú estás bien? Porque estoy sintiendo vibración que tiene que ver contigo, de que tú no estás bien”.
Me quedé fría, porque no había hablado con nadie sobre cómo me sentía, excepto con mi marido. Estaba como encerrada y llegué a pensar: “qué sola estoy, aquí no tengo ni amigos”. Tenemos amigos, pero Guango vive a dos o tres horas de donde vivo yo. Por mucho que quisiera verlo con más frecuencia, ninguno de los dos tenemos tiempo. Pero, fíjese cómo él sí pudo captar mis emociones, estando a muchos kilómetros.
Eso me hizo llamarlo y decirle: “sí, me siento así, así, así”. Y me dijo: “vamos a vernos, hablemos, vamos a tocar guitarra y a cantar. Necesito que regreses y que no sigas triste”.
Eso es un verdadero amigo. No importan los años que han pasado. Está ahí para ti, siente lo que tú sientes y quizás no aparece para beber, irse de fiesta o pedirte un favor, pero sí cuando siente que estás triste, sí para decirte “no es verdad que no tienes amigos, yo estoy aquí para ti”. Gracias, Guango.