Carlo Ancelotti revela por qué come tantos chicles en los partidos: mastica hasta 14
En una reciente rueda de prensa, previa al partido de Liga entre Real Madrid y Rayo Vallecano, Carlo Ancelotti habló de su vicio de comer chicles
En cada partido con el Real Madrid, Ancelotti devora una caja de chicles. Crédito: Christian Bruna | AP
Además de levantar la ceja y ser el director técnico con más títulos en la historia de la UEFA Champions League, Carlo Ancelotti tiene un detalle que le caracteriza: comer chicles durante los partidos. Este hábito es prácticamente un sello del actual entrenador del Real Madrid y en la rueda de prensa más reciente reveló por qué consume tantos.
En la comparecencia previa al partido entre Real Madrid y Rayo Vallecano, que se disputará el domingo, el italiano confesó: “Es solo una forma de quitarme un poco de estrés”.
“Cuando empieza el partido, mis pulsaciones están en 120, ahora por ejemplo las tengo en 63. Quizá el chicle me ayuda”, añadió Ancelotti, ganador de dos Champions con el Milan y tres con el conjunto merengue.
Ancelotti mastica hasta 14 chicles en un solo partido
Cuando está en el banquillo, después de un gol del Real Madrid e incluso cada vez que la cámara le pilla. Esos son los momentos que a “Carletto” se le ve mascando un chicle en pleno juego de fútbol.
Al ser un fumador, y tras la prohibición de la UEFA de encender cigarrillos en la banda y en las áreas técnicas, el estratega también optó por los chicles para apaciguar el vicio al tabaco.
Ancelotti, que está cerca de alcanzar los 1,000 partidos oficiales como director técnico, come unos 14 chicles por encuentro, lo que daría una cifra aproximada a los 13,000 chicles durante toda su carrera.
Y teniendo en cuenta que el precio de un paquete que trae unos diez chicles es de algo más de 1 euro, el italiano se habría gastado algo menos de 1,500 euros durante estos años (unos $1,630 dólares).
Para Ancelotti, consumir chicles seguramente no solo es una manera de regular el estrés, más siendo el técnico de un club tan exigente como el Real Madrid, sino también una especie de ritual propio. Es similar a los entrenadores que llevan gorra, un “traje de la suerte” o quizás beben demasiada agua.
