Los estados más y menos caros para vivir en EE.UU.: Un análisis del costo de vida
El costo de vida influye en la migración interna, favoreciendo estados económicos como Texas y Florida

El costo de la vivienda es determinante para comparar los lugares más accesibles para vivir. Crédito: Shutterstock
Continuando con la tendencia de los últimos años, el estado de Hawaii se mantiene como el estado más caro para vivir en EE.UU., de acuerdo con un estudio realizado por el Council for Community and Economic Research (C2ER) y publicados por Visual Capitalist, mientras que Mississippi el costo de la vida es 15% a promedio nacional.
Se trata de un informe que analiza los precios promedio de más de 60 bienes y servicios esenciales con datos de 2023, y establece un índice de 100 puntos, que representa el costo de vida promedio nacional.
En el caso de Hawaii, obtuvo un índice de 184, lo que significa que vivir en el Pacífico es 84% más caro que costo promedio del país. En cambio, Mississippi obtuvo un índice de 85, marcando el claro contraste entre condiciones económicas y sociales que hay en todo el país, en temas como vivienda, alimentos, transporte y servicios básicos.
Para calcular este índice, la metodología no consideró impuestos estatales ni federales y compara una muestra representativa de ciudades dentro de cada estado, evaluando categorías como vivienda, comida, transporte, salud, servicios públicos y bienes diversos. El aspecto más dominante es el de costo de la vivienda y puede determinar que un estado sea más caro que otro para vivir. Sin embargo, el índice analiza estrictamente los costos directos de consumo, sin medir calidad de vida u otros factores asociados.
Los estados más caros para vivir en EE.UU.
Los cinco estados con los índices más altos para vivir son: Hawaii (184), Nueva York (148), California (142), Massachusetts (135) y Oregón (130). En Hawaii, el costo de la vivienda supera en más del triple la media nacional, debido al elevado atractivo turístico del estado, así como a la limitada disponibilidad de suelo urbanizable y el encarecimiento de los materiales de construcción por su ubicación remota.
En el caso de California y Nueva York, prevalecen zonas urbanas densamente pobladas como San Francisco, Los Ángeles o la ciudad de Nueva York que elevan el costo promedio del resto del estado, aun cuando algunas regiones interiores tienen costos más moderados. En estos estados, el costo de vivienda se convierte en una barrera creciente para nuevos residentes, trabajadores y familias de clase media.
La región más asequible para vivir en EE.UU.
En caso de los estados con menores costos para vivir, además de Mississippi, destacan otros de las zonas centro y sur del país como: Oklahoma (85), Kansas (86), Alabama (88) y Georgia (89), todos con índices inferiores al promedio nacional. Estas entidades se caracterizan por tener acceso a la vivienda asequible y precios moderados en alimentos y transporte.
Por ejemplo, en Mississippi, los precios promedio de la vivienda están entre los más bajos del país. Esto permite que los ingresos disponibles de las personas, incluso más bajos que en otras regiones, puedan mantener un nivel aceptable de vida. En estos estados también hay costos más bajos en servicios médicos y bienes diversos.
El aspecto negativo de vivir en estos estados es que varios de ellos presentan indicadores sociales rezagados, como menor inversión en salud pública o educación.
Otro aspecto relacionado con los costos de vivir en cada región del país es que, los lugares más caros están afectando patrones de migración interna. De acuerdo con otro estudio publicado por Visual Capitalist, estados tradicionalmente caros como California y Nueva York ‘expulsando’ a población vulnerable, muchas veces migrantes, a estados más económicos, como Texas, Florida y Georgia.
Este fenómeno se ha acelerado por factores como el aumento en el trabajo remoto posterior a la pandemia, ya que las personas que trabajan en sectores tecnológicos y de servicios pueden trasladarse a lugares más baratos sin perder acceso al empleo. Así, un profesional asalariado que antes debía residir en zonas metropolitanas de alto costo ahora puede mantener su nivel de ingresos viviendo en estados más asequibles, con índices de 85 o 90.
Aunque el índice del C2ER no considera esta movilidad de población, sí pone en evidencia que las diferencias regionales en el costo de vida ya no son sólo un asunto económico, sino también un factor decisivo en decisiones de vida como mudarse, formar una familia o emprender un negocio.
Limitaciones del estudio
El índice de costo de vida elaborado por el C2ER compara de manera trimestral precios de bienes y servicios en más de 260 áreas metropolitanas de los 50 estados. Ponderando seis categorías: vivienda, alimentos, transporte, servicios médicos, servicios públicos y bienes diversos.
El sistema de puntaje, con un índice promedio de 100 puntos, permite realizar comparaciones estandarizadas, pero no puede considerar la exclusión de impuestos y la falta de ajuste por diferencias salariales o índices de pobreza.
Los datos recabados tampoco se aplican a áreas rurales o no metropolitanas, lo que puede alterar las diferencias reales en algunos estados ni refleja fluctuaciones rápidas o cambios coyunturales recientes, como desastres naturales o políticas locales de control de precios.
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