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El Taller Latino: la magia de aprender español como puente para unir culturas

La institución fundada hace 46 años por el argentino Bernardo Palombo es una de las joyas de la cultura latina en la Gran Manzana

Alexandra Castaño en una clase de español de El taller Latino, un espacio de unión y puente de culturas

Alexandra Castaño en una clase de español de El taller Latino, un espacio de unión y puente de culturas Crédito: Edwin Martínez | Impremedia

-“Tatas, tato. Tataste, taté. Tisitiste, tití. Tatarás, tataré”….

‘-“Tatas, tato. Tataste, taté. Tisitiste, tití. Tatarás, tataré”… repiten en coro varios estudiantes, como si se tratará de una canción, una especie de rap muy entretenido y musical. Es una clase de español. Las risas y el juego son protagonistas.

La maestra, una joven colombiana, tocando un ukulele, dirige una dinámica y advierte que la meta es pasarla bien y aprender a usar los finales con los que se conjugan los verbos en español. También interpretan la canción “Cuida el agua”, parte del repertorio de temas que usan para “soltar la lengua”. Es el método de El Taller.

A diferencia de otras instituciones donde el idioma se enseña con estricta formalidad y se empuja a los estudiantes a memorizar los tiempos verbales, aquí se aprende jugando, se aprende cantando y se aprende viviendo. La formalidad está en el método musical, en la rigurosidad de pasarla bien. El requisito de oro es estar dispuestos a disfrutar.

En el aula de clase se siente un ambiente de fiesta, de amor, de comunidad y de integración. La enseñanza del idioma de Cervantes y la cultura latina parecen excusa para disfrutar y aprender lo que el fundador de la institución, Bernardo Palombo, llamó el español de las Américas, ese español enriquecido por la enorme variedad de ritmos, sonidos y palabras que se hablan en todos los países latinos del continente, en El Caribe y en Nueva York.

Eso es el Taller Latino-americano, la organización del Upper West Side que ha estado en el mapa neoyorquino por más 46 años y que sigue atrayendo de manera casi orgánica a personas de diferentes creencias, edades, culturas, pensamientos y profesiones.

La diversidad es un sello, pero al mismo tiempo el respeto hacia el otro, el pensamiento crítico, la sencillez, y el amor a la cultura latinoamericana parecen definir a quienes se arriman a El Taller, no solo a aprender español sino también a cantar, a hacer arte y a mostrar su talento. Clases para adultos, programas para niños en escuelas, exposiciones de arte de parques y hasta haciendo presencia en la estación de Times Square, son testimonio d elo presente que están en la Gran Manzana.

El Taller Latino-americano también es espacio para que artistas conocidos, desconocidos y reconocidos presenten su obra en conciertos y en espacios al aire libre en calles del Upper West Side, donde transeúntes y vecinos siempre son bienvenidos a sumarse al “coro”, al grupo, a la parranda en comunidad.

Estudiantes aprendiendo español en El Taller Latino. Foto Edwin Martínez

“Originalmente cuando Bernardo fundó El Taller era una organización donde la música y el arte y el deseo de crear un espacio donde se acogiera a todo tipo de personas sin juzgar fue el elemento que motivó su creación. Luego llegaron las clases de español, pero no como algo aparte sino como otro elemento más, porque el español es parte de la cultura”, asegura Alexandra Castaño, directora administrativa de El Taller Latino-americano. “Y precisamente esa es una de las magias de El Taller. Esa integración que tenemos del idioma con el arte es esencial y se ve en nuestras clases”.

La directora de la institución, por la que han pasado artistas de la esfera musical famosos entre los públicos hispano y anglo, como Mercedes Sosa, Victor Heredia, Philip Glass y Pete Seeger, recalca que además El Taller en un puente de conexión constante entre culturas.

“Por aquí hemos tenido a miles de estudiantes, de artistas, de soñadores, y almas, que aunque todos mantienen una individualidad y su propia manera de ser y estilos distintos, todos coinciden en que son personas especiales, son gente muy artística, muy creativa, personas con pensamientos dinámicos”, agrega la también maestra y cantante. Y creo que eso es lo más bonito de El Taller, que nos une a todos en una sola comunidad”.

“Y ahora más que nunca, en una ciudad como Nueva York, donde convergen todas las culturas del mundo, El Taller sigue siendo un elemento que genera conexiones y que se sostiene como un espacio que ayuda a que quienes vienen aquí entiendan más lo que es Nueva York, de manera completa”, advierte la colombiana. “Es que no se puede entender la ciudad sin conocer y entender más sobre la cultura latina y el español. Es un todo”.

Ivonne García, directora de currículo y método de El Taller Latino, recalca que la institución, que ha existido en Manhattan desde que se creó, es una muestra del culto a la diversidad y del llamado a estar unidos, donde la cultura latina y el idioma sirven de puente.

En El Taller Latino los estudiantes aprenden divirtiéndose, cantando y bailando. Foto Edwin Martínez

“El Taller enseña el español de las Américas, ese español diverso que tenemos en nuestro continente, que incluye las lenguas indígenas. De hecho la portada de nuestro libro tiene un mapa de las Américas incluidas las lenguas nativas del continente”, comenta la venezolana, al hablar del método de enseñanza. “Y además de funcionar con esta idea de Bernardo, que era músico, con los sonidos y la importancia de escuchar, hacemos todo de forma circular y hablamos con forma circular, recalcando que el verbo es el corazón de la lengua”.

La maestra menciona además que a diferencia de otras organizaciones neoyorquinas que promueven la cultura latina, El Taller honra y conecta tanto la cultura latina como ese encuentro con la cultura anglo y otras culturas que conviven en Nueva York.

“Por eso nos llamamos Taller Latino-americano, con un guion que conecta, no todo junto, porque la concepción es distinta a otras organizaciones. Más allá de mostrar nuestra cultura e hispanidad, somos un puente, un espacio donde convergen la unión, la fusión, el encuentro que significa estar en este país y en esta ciudad con toda su diversidad y nuestra cultura”, comenta Ivonne.

“El Taller es ante todo puente más que separación, es el lugar de encuentro de aguas y qué mejor que una isla como Manhattan, como decía Bernardo, en donde encuentras todo. Y en ese encuentro hay un intercambio con personas de habla inglesa, donde trascendemos nuestra cultura. Como inmigrante pude encontrar un lugar aquí y hacer comunidad”, menciona.

Ian Sicks, quien comenzó a aprender español en El Taller Latino hace apenas un par de meses, y habla como si fuera un estudiante avanzado, buena muestra de que el método de la institución es efectivo, asegura que ese lugar está lleno de magia. Además del estilo de la escuela, elogia a los maestros, de quienes dice son personas llenas de energía, gracia, como se logra el doble cometido de enseñar el idioma y de fomentar discusiones interesantes.

“Las clases siempre son muy divertidas. Nos reímos mucho y aprendemos conversando y sabemos más de la cultura latina, algo que es necesario en este momento y muy importante porque no podemos entender nuestra cultura de Estados Unidos sin entender la cultura latina”, comenta el joven, quien es consejero en salud mental. “Siento que El Taller es una mezcla grande de todo y yo quiero aprender más”.

El Taller Latino también promueve conciertos y muestras de arte comunitarias. Foto Edwin Martínez

Roy Laird, quien llegó a El Taller Latino con la intención de aprender un poco de español antes de viajar a un país de El Caribe para tener más herramientas, también comparte la idea de que la institución es más que una simple escuela de idiomas.

“Empecé a estudiar porque estaba armando mi viaje y todavía sigo aquí aprendiendo porque El Taller es un lugar donde podemos conectarnos y aprender con muchas historias”, comenta el trabajador social jubilado. “El Taller es un sitio único donde además de aprender sobre la cultura latina, nos divertimos mucho”.

Jennifer Pliego, directora artística de El Taller Latino destaca que la importancia de la institución además de lo que señalan las maestras y estudiantes es que promueve la cultura como elemento para ser y para vivir.

“La cultura es importante, porque es el recipiente para articular la historia, los puntos de vista, los valores entre muchas aserciones de las expresiones humanas y en El taller compartimos esas expresiones”, dice la neoyorquina.

Kate Dunham, quien es maestra de urbanismo en una universidad de la ciudad, y quien lleva más de un año estudiando y “disfrutando” allí, coincide con sus compañeros de clase y asegura, en un clarísimo español, que El Taller Latino “es la cereza del pastel de la Gran Manzana”. Una cereza latina de múltiples colores que sigue brillando en lo alto con aroma a español y sabor a comunidad.

Datos

  • 46 años cumplió El Taller Latino
  • Bernardo Palombo, quien falleció el año pasado, fue su fundador
  • Además de clases de español en persona y online, El Taller ofrece talleres en escuelas para niños, clases en organizaciones, universidades y conciertos y muestras de arte durante todo el año
  • Para saber más sobre El Taller Latino puede visitar el sitio web: https://tallerlatino.org/


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