El destino incierto de las joyas robadas del Louvre: ¿cuáles son las opciones que tienen los ladrones?
La recuperación de las piezas robadas parece cada vez más improbable con el tiempo
Hasta el momento, el gobierno francés no ha publicado una recompensa por las joyas robadas en el Museo del Louvre. Crédito: AP
El gobierno francés sigue conmocionado por el audaz robo de parte de las joyas de la corona francesa de una de las salas del Museo del Louvre. A cuatro días del suceso, crece la preocupación por el destino de joyas históricas valuadas en más de $100 millones de dólares, pero con un valor intangible todavía mayor.
Expertos advierten que los ladrones buscarán venderlas lo más pronto posible, aumentando la preocupación por su posible recuperación de las lujosas joyas robadas que alguna vez adornaron a la realeza francesa. Para poder venderlas, señalan que los ladrones tendrán que fundirlas y fragmentarlas rápidamente. Esas piezas más pequeñas podrían venderse posteriormente como parte de un nuevo collar, pendientes u otra joya, con la intención de no llamar la atención.
“Ni siquiera hace falta ponerlos en el mercado negro; basta con ponerlos en una joyería”, dijo Erin Thompson, profesora de delitos relacionados con el arte en el John Jay College of Criminal Justice de Nueva York. “Podrían venderse a la vuelta de la esquina del Louvre”.
Thompson y otros expertos afirman que esta práctica es cada vez más común con el robo de joyas y objetos de metal, con la que los ladrones intentan ocultar sus huellas y obtener una ganancia.
“No es como si alguien pudiera lucir públicamente una de las Joyas de la Corona francesa robadas, y encontrar un mercado para vender las piezas completas sería increíblemente difícil después de que todos vieron las fotos de ellas durante la última semana”, dijo Christopher Marinello, abogado y fundador de Art Recovery International.
La complejidad de intentar la venta de estas joyas
“Al desarmarlos, ocultarán su robo”, explicó Marinello, y así podrían volverse “imposibles de rastrear” si se sacan de Francia y pasan por cortadores de joyas y cadenas de suministro sólidas en otros países.
Lo peor de todo es que la venta de estas piezas de manera ilegal a menudo es por una fracción de su valor original, debido a su menor tamaño, pero también porque fundir o romper artículos de alto perfil elimina su valor histórico.
“El verdadero arte en un robo de arte no es el robo, sino la venta”, explicó Robert Wittman, exinvestigador principal del equipo de delitos relacionados con el arte del FBI y actual propietario de su propio bufete. “Quienes están detrás de estos robos suelen ser mejores delincuentes o ladrones que empresarios”, agregó.
En su caso, Wittman duda que los ladrones del domingo hayan logrado monetizar los objetos que robaron del Louvre, entre ellos un collar y pendientes de esmeraldas, dos coronas, dos broches, un collar de zafiros y un pendiente que pertenecieron a altos miembros de la realeza francesa del siglo XIX.
También advirtió que las gemas aún podrían identificarse por su claridad, por ejemplo, y que el oro que se refinó cuando se fabricaron las piezas hace cientos de años no es tan puro como el que suele comercializarse actualmente.
“Por lo que son, realmente no tiene sentido destruirlos”, dijo Wittman y agregó que persisten los grandes riesgos por intentar vender bienes robados de tan alto perfil.
“Siempre hay alguien dispuesto a comprar joyas robadas”
Scott Guginsky, vicepresidente ejecutivo de la Alianza de Seguridad de Joyeros, una asociación civil dedicada a prevenir los delitos relacionados con la joyería, también destaca la antigüedad y la calidad de los diamantes utilizados en estas piezas.
“No es algo que se pueda vender en el mercado abierto. Ni algo que pueda pasar por una casa de subastas”, dijo Guginsky, quien dirigía la brigada antirrobo organizado del Departamento de Policía de Nueva York.
Dada la cantidad de preparación que probablemente pusieron los ladrones en esto, estimó Guginsky, los ladrones tienen un plan para vender las joyas, incluso si primero deciden “dejarlas” y esperar a que pasen las sospechas.
“No me imagino que roben sin tener claro qué quieren hacer. Siempre hay alguien dispuesto a comprar joyas robadas. Sea lo que sea, alguien las comprará”, explicó.
Sara Yood, directora ejecutiva y asesora general del Comité de Vigilancia de Joyeros, agregó que la mayoría de las empresas de joyería implementan programas contra el lavado de dinero y están atentas a señales de alerta como pedidos inusuales, compras repetidas y solicitudes de confidencialidad.
Aun así, reconoce que, si las joyas se descomponen eficazmente, podría dificultar su rastreo. Las piedras preciosas más nuevas, por ejemplo, a veces llevan una inscripción láser en su interior que puede evaluarse en un laboratorio. Pero, “al tratarse de piezas históricas, es improbable que tengan esas características distintivas”, señaló.
Expertos como Thompson afirman que las gemas más grandes se pueden tallar de nuevo hasta el punto de que sean irreconocibles. El reto es encontrar personas con la habilidad para hacerlo y que no hagan demasiadas preguntas, pero es posible, afirmó.
Al momento, las autoridades desconocen si los ladrones contaban con estos contactos con posibles compradores. “Quienes entran a los museos suelen ser mercenarios, y casi siempre los pillan en estos casos”, añadió.
Se reduce la posibilidad de recuperar las joyas
Sara Yood y otros expertos consultados por The Associated Press afirman que los museos están cada vez más amenazados por este tipo de robos en los últimos años. Thompson indicó que el robo puede pasar desapercibido durante más tiempo: y puso como ejemplo al Museo Británico de Londres, que ha acusado a un excurador de robar objetos y venderlos en línea, mientras intenta recuperar algunos de los 2,000 objetos robados.
Algunos ladrones también han optado por exigir rescate por las obras de arte robadas en su totalidad, o han esperado una posible recompensa sin preguntas de una compañía de seguros, que puede suponer un descuento de aproximadamente el 10% para algunas piezas aseguradas en Europa, según Thompson. Sin embargo, las joyas robadas del Louvre tampoco contaban con un seguro privado.
En ocasiones, las recompensas a cargo de los gobiernos afectados también pueden acelerar la investigación. Sin embargo, el gobierno francés aún no ha emitido algún incentivo de este tipo. Si esto cambia, o si se descubren pistas prometedoras a partir de las evidencias halladas en el Louvre, expertos como Wittman señalan que aumentará la posibilidad de recuperar las piezas.
Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, parece que encontrar las joyas históricas luce cada vez más sombrío.
“Creo que atraparán a los criminales”, dijo Marinello. “Pero no creo que los encuentren con las joyas intactas”, lamentó.
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