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Los exóticos regalos que recibió Trump en su gira asiática: una corona y un palo de golf

Líderes asiáticos elogiaron a Trump, e incluso se comprometieron a nominarlo al Premio Nobel de la Paz para 2026

Donald Trump bailó junto a una comitiva de recepción que interpretó una danza típica a su llegada a Malasia el domingo.

Donald Trump bailó junto a una comitiva de recepción que interpretó una danza típica a su llegada a Malasia el domingo. Crédito: AP

Donald Trump fue recibido como un emperador en los diferentes países que visitó esta semana, donde cada mandatario anfitrión se desvivió en elogios, ceremonias de bienvenida y regalos, entre exóticos y costosos, en señal de agradecimiento por su benevolencia para reducir los aranceles que les había establecido originalmente en abril.

Pero además de la cálida bienvenida, Trump no solo recibió medallas de honor y presenció ceremonias tradicionales. Sus anfitriones decidieron ser originales y pensaron en obsequios exóticos, tanto por su valor cultural, como por su simbolismo intrínseco, en busca de que el magnate estadounidense se sintiera halagado.

Por ello, Trump recibió desde una corona dorada, signo de la realeza de ese país hasta un palo de golf que perteneció al ex primer ministro japonés Shinzo Abe, quien murió asesinado en julio de 2022 y que entabló una amistad cercana con Trump durante su primer mandato. Ambos compartían el gusto por el golf.

Hubo declaraciones sobre una nueva “edad de oro” con estas nuevas alianzas comerciales de las alianzas, fotos en una tienda de regalos repleta de objetos relacionados con Trump e incluso la promesa de una nominación al Premio Nobel.

En su gira por tres países, Malasia, Japón y Corea, Donald Trump pudo explotar su estilo diplomático basado en las relaciones personales y los acuerdos, y como blasón principal trajo de Asia una tregua comercial con el líder chino, Xi Jinping que parece terminará con la guerra arancelaria que ambos emprendieron en meses pasados.

Bailes tradicionales, una escolta de aviones y una broma de mal gusto en Malasia

A su llegada a Asia, tras aterrizar en Malasia, una escolta de aviones de combate y bailarines tradicionales recibieron al mandatario el domingo dieron la bienvenida a Trump con la presencia del primer ministro, Anwar Ibrahim, hizo una broma que pudo meterlo en un problema con el mandatario estadounidense, pues se refirió al proceso legal que estuvo a punto de enviarlo a prisión el año pasado:

Yo estaba en prisión, pero tú casi llegas allí“, bromeó Ibrahim.

Abrazos, un palo de golf y una nominación al Nobel en Japón

Rompiendo el protocolo, Trump abrazó literal y figurativamente a la flamante primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, mientras prometía el surgimiento de una “nueva edad de oro” en la relación bilateral y aceptó un regalo de cerezos en flor y un palo de golf que perteneció a su amigo, Shinzo Abe.

Takaichi fue la segunda líder asiática que prometió nominar a su homólogo estadounidense al Premio Nobel de la Paz que tanto codicia, después del primer ministro camboyano, Hun Manet, cuyo acuerdo de alto el fuego con Tailandia fue negociado en parte por Trump.

Una corona en Corea

Luego, en Corea durante la última etapa de su viaje, Trump recibió en la ciudad de En Gyeongju, una gran corona dorada, réplica de la corona del antiguo reino coreano de la era Silla, de manos del presidente, Lee Jae Myung.

Se trata de una reproducción de una pieza perteneciente al Reino de la Silla (57 a. C. – 935 d. C.) y que es considerada la más alta, ancha y ornamentada de las antiguas coronas coreanas que se conservan. Simboliza liderazgo y dignidad de la dinastía Silla, que “trajo la paz a la península de Corea por primera vez y hace referencia a la apertura de la edad de oro de la alianza entre Corea y Estados Unidos”.

Además, recibió la Gran Orden de Mugunghwa, la flor nacional de Corea del Sur, la más alta condecoración estatal de ese país a un civil y se entrega a jefes y exjefes de Estado de países aliados y sus cónyuges.

Se trata de una medalla con hojas de laurel que cuelga de un collar dorado y representa la prosperidad.

Posteriormente fueron fotografiados en una tienda de regalos del Museo Nacional de la ciudad donde se exhibían artículos como una gorra roja con las letras ‘USA’, zapatillas deportivas de la marca Trump y una camiseta con la foto policial del presidente.

Elogios del principal rival comercial

Incluso el propio Xi, antes de sentarse con Trump en Corea del Sur para su reencuentro desde que volvió a la Casa Blanca en enero aseguró que el desarrollo de China “va de la mano con su visión de hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande“.

En respuesta, Trump afirmó que la reunión bilateral de 100 minutos fue “increíble”, y le dio una calificación de “12” en una escala del cero al 10, finalizando con un cálido abrazo que parece dejar atrás meses de tensas negociaciones comerciales.

Victoria comercial en Asia

Pero además, Estados Unidos mantiene una hegemonía comercial sobre estos países que quedaron “agradecidos”, por no tener que pagar tanto como originalmente se planteó. Japón y Corea del Sur, aceptaron aranceles del 15% porque son inferiores a los impuestos a otros países, pero siguen siendo elevados en términos históricos para dos países aliados y han tensado enormemente las relaciones.

Además, este acuerdo comercial con Corea se formalizó menos de dos meses después de que más de 300 trabajadores surcoreanos fueran escoltados encadenados desde una planta de Hyundai en Georgia durante una redada del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE en inglés) que provocó la indignación del pueblo coreano, pues sus compatriotas tenían permiso para trabajar en EE.UU.

Semanas antes, el gobierno coreano prometió inversiones en EE.UU. por $350,000 millones de dólares. Horas después, los trabajadores regresaron a casa sin cargos entre vítores y con un mensaje de Trump para que las empresas extranjeras “trajeran a sus expertos” al país y que no “ahuyentaría” las inversiones.

En Japón, Takaichi firmó acuerdos para garantizar el suministro de tierras raras y reactores nucleares a EE.UU. e incluso afirmó que podría comprar el modelo Ford F-150 para trabajos gubernamentales, a pesar de que es demasiado grandes para las calles japonesas. Trump le ofreció “todos lo que quiera”.

Tras reunirse con Xi, Trump aceptó reducir los aranceles de sanción a China por la producción de fentanilo, del 20% al 10% a cambio de que China redoblara sus esfuerzos para frenar el flujo internacional ilícito de este opioide letal para los jóvenes en EE.UU. También acordaron retrasar las restricciones a la exportación china de materiales de tierras raras estratégicamente cruciales.

“¿Pueden creerlo? Hace un año, estaba haciendo campaña para ganar. ¿Se lo imaginan?”, alardeó Trump en Corea del Sur. “Aquí estoy, como presidente. Hemos hecho tantas cosas diferentes, en lo económico, en lo militar, en lo que respecta a la paz. Ya saben, la paz a través de la fuerza”.

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