Receta de Pastel Blanco de Navidad: el postre perfecto para una celebración con toque de nieve
Pastel Blanco de Navidad: El clásico ligero. Relleno cremoso de coco aireado con merengue y vainilla sobre base Graham. Elegante y perfecto tras la cena
El pastel blanco es ideal para Navidad. Crédito: Shutterstock
Este Pastel Blanco de Navidad es un postre festivo por excelencia, ideal por su naturaleza ligera, esponjosa y visualmente atemporal, con una textura que parece nieve, gracias al ingrediente estrella: coco.
El pastel es una opción perfecta tras una copiosa cena navideña, ya que ofrece un contraste agradable con su relleno cremoso, toques de coco y una corona de crema batida. La elegancia de este postre esta marcada por la combinación de una base de corteza clásica de galletas Graham con un relleno técnica y estratégicamente elaborado.
El corazón de esta tarta es una crema pastelera a base de leche y azúcar, que toma firmeza con gelatina antes de ser aireada y aligerada con la incorporación de crema batida y claras de huevo batidas.
Esta técnica garantiza una textura que “se deshace en la boca”. El perfil de sabor se enriquece con extractos de almendra y vainilla para un toque nostálgico, mientras que el coco rallado añade una textura delicada.
Se finaliza con una generosa capa de nata montada, que puede adornarse con coco extra o frutos rojos (frambuesas o arándanos) para un vibrante toque navideño, capturando todo el espíritu de las fiestas.

Receta de pastel blanco
Ingredientes
- 1 sobre de gelatina sin sabor
- ¼ taza de agua
- 2/3 de taza de azúcar granulada, dividida (una parte para el relleno, otra para las claras)
- 1/4 taza de harina para todo uso y 1/2 cucharadita de sal
- 1 y 1/2 tazas de leche entera
- 1/2 cucharadita de extracto de vainilla y 1/4 de cucharadita de extracto de almendra
Para el relleno cremoso:
- 1/2 taza de crema espesa (primera parte), 3 claras de huevo y 1/4 de cucharadita de cremor tártaro
- 2/3 de taza de coco rallado
Para la decoración:
- 2 tazas de crema espesa (segunda parte)
- 1 base de tarta de galletas Graham precocinada
Modo de preparación
1.- Hidrate la gelatina en un recipiente pequeño. Mezcle el agua y la gelatina en polvo. Deja reposar de 5 a 10 minutos para que se hidrate.
2.- Coloque un recipiente con hielo y agua fría, lo suficientemente grande para que quepa tu cacerola y que ayudará a enfriar la base.
3.- En una cacerola grande, combina 1/3 de taza de la azúcar granulada, la harina, la sal y la leche.
4.-Lleve la mezcla a ebullición a fuego medio y hierva durante 1 minuto, revolviendo constantemente para que espese y no se pegue.
5.- Retire la cacerola del fuego e incorpore la mezcla de gelatina hidratada batiendo bien hasta que se disuelva por completo.
6.- Agregue los extractos de almendra y vainilla.
7.- Coloque inmediatamente la cacerola en el baño de hielo para enfriar la mezcla rápidamente. Esto es clave para la textura.
8.- En un tazón pequeño, bate la 1/2 taza de crema espesa hasta que se formen picos firmes. Reserva.
9.- En otro recipiente, bata las claras de huevo con el crémor tártaro. Añada gradualmente el 1/3 de taza de azúcar granulada restante hasta que se formen picos firmes. Reserva.
Armado del pastel
10.- Vierte la mezcla de la cacerola (ya fría) en un tazón grande y usa una batidora eléctrica para batir hasta obtener una consistencia completamente cremosa y suave.
11.- Con movimientos envolventes (esto es crucial para mantener el aire), incorpore la crema batida (1/2 taza), la mezcla de claras de huevo (merengue) y el coco rallado. Mezcla lo justo hasta que se combinen.
12.- Vierta la mezcla sobre la base de la tarta y extiéndela formando una capa uniforme.
13.- Bata las 2 tazas restantes de crema espesa hasta que se formen picos firmes. Extiende o decora con manga pastelera la crema sobre la tarta.
14.- Refrigere al menos 1 hora antes de servir para que la tarta tome cuerpo.
Esta receta no es de un simple pastel; es una pieza de repostería sofisticada que utiliza la técnica de aligeramiento de cremas (pastelería francesa/americana) para resolver el dilema del postre festivo: ser elegante y visualmente impactante sin ser excesivamente pesado. Es el postre perfecto para el “día después de la fiesta”, consolidando su estatus como un verdadero clásico atemporal.
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