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Abuela asesinada en Nueva York: crimen resuelto más de 28 años después

Casi 29 años después el ADN permitió identificar al sospechoso de violar a una anciana y matar a otra cuando eran pacientes de un hospital psiquiátrico en NY

Transporte forense en Nueva York/Archivo.

Transporte forense en Nueva York/Archivo. Crédito: Andrés Correa Guatarasma | Cortesía

Veintiocho años después, gracias a avances tecnológicos de ADN la policía ha acusado a un hombre de haber asesinado a la abuela Ann Lustig en Long Island (NY) a comienzos de 1997.

El Grupo de Trabajo de Casos Sin Resolver del condado Suffolk identificó a Steven Briecke, quien residía en West Islip, como sospechoso del homicidio gracias a una mancha encontrada en la escena del crimen, destacó NBC News. Lamentablemente para los fiscales, Briecke falleció en 2014 a los 56 años.

Briecke se encontraba en libertad condicional por agresión al momento de la muerte de Lustig, de 69 años, en febrero de 1997. Ahora también lo vincularon con el abuso sexual meses antes, en diciembre de 1996, de una anciana de 82 años fallecida en 2012. Ambas víctimas eran pacientes de un mismo centro de salud mental, Kings Park State Psychiatric Hospital.

El 19 de febrero de 1997 el cuerpo de Lustig fue hallado cerca de Fresh Pond Road en Calverton. Había sido reportada como desaparecida del hospital el día anterior. La Oficina del Médico Forense del condado Suffolk realizó la autopsia y dictaminó homicidio causado por traumatismo contundente y compresión del cuello. A pesar de una exhaustiva investigación en su momento, el caso permaneció sin resolver durante décadas, mientras las preguntas atormentaban a la familia.

“¿Cómo pudo suceder esto? Y, por supuesto, ¿quién nos arrebató a mi abuela Ann en el invierno de 1997?”, expresó el lunes Joseph Saccone. Ahora “Nos dieron algo que generaciones de investigadores no pudieron: un nombre, un rostro”, agregó el nieto.

“Nos complace poder brindar un poco de consuelo a las familias Saccone y Lustig. Se lo merecen”, declaró el fiscal de distrito del condado Suffolk, Ray Tierney, en un comunicado, destacando que la tecnología de ADN, inexistente hace 28 años, fue clave para llegar a esta conclusión.

Una mancha en la sudadera de Lustig fue la prueba fundamental, ya que el ADN coincidió con el de Briecke, hallado en una base de datos de delincuentes. “Fue un caso difícil de resolver. Cuando me fui, la tecnología no existía”, comentó el detective de homicidios retirado Patrick Paladino. Fue “Un asesinato brutal. Uno que te marca para toda la vida”, dijo su colega, Vincent Stephen.

Paladino explicó que Briecke se convirtió en sospechoso después de que un testigo viera su camioneta cerca del bosque donde se encontró el cuerpo de Lustig. Sin embargo, los investigadores no pudieron realizar ningún arresto.

“Si Briecke no hubiera fallecido, lo habríamos acusado de este crimen”, lamentó el fiscal Tierney. Aunque la justicia plena no está al alcance de su familia, los Lustig expresaron su agradecimiento a los investigadores.

“Mi familia y yo nos consideramos afortunados. El monstruo que le arrebató el último aliento y le robó su preciosa sonrisa ya no está entre nosotros”, dijo Saccone. “Ustedes confirmaron que siempre vale la pena aferrarse a la esperanza de una respuesta y que es importante nunca rendirse”.

En un caso similar, el mes pasado Richard Bilodeau, empleado de Walmart de 63 años, fue acusado de la violación y brutal homicidio de una adolescente en Long Island (NY) en 1984, poniendo fin a décadas de misterio y especulación en las que tres hombres inocentes pagaron por el crimen.

Recientemente también se identificaron los restos de Susan “Suzy” Mann, una quinceañera que vivía en Queens, desapareció en mayo de 1980 y fue hallada muerta en un contenedor de basura en Freeport, Long Island (NY) en noviembre de 1982. Pero en tanto tiempo nadie ha sido acusado por el crimen. Las autoridades ofrecen una recompensa de $25,000 dólares por pistas que conduzcan a un arresto.

En julio un tribunal federal de apelaciones de Nueva York dictaminó que Pedro Hernández, condenado en 2017 por el secuestro y homicidio del niño Etan Patz (6), debería ser juzgado de nuevo o ser puesto en libertad. Hernández, ahora de 64 años, era el empleado de una bodega cuando el niño desapareció la mañana del 25 de mayo de 1979. Aunque su cuerpo aún no ha sido hallado, fue declarado muerto en 2001, pero la policía continuó la investigación sobre él y su probable asesino.

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