Proponen reactivar los micropisos para enfrentar la crisis de vivienda en Nueva York
Un nuevo proyecto de ley propone a NY construir viviendas de 9 m² sin cocina ni baño privados, con instalaciones compartidas y nuevos estándares de seguridad
Crédito: Jenny Kane | AP
El concejal de Nueva York Erik Bottcher retomó una idea vieja para enfrentar la emergencia habitacional en el estado, al presentar la semana pasada un proyecto de ley que permitiría construir nuevamente las llamadas SRO (Single Room Occupancy), viviendas unifamiliares diminutas de unos 9 metros cuadrados.
El proyecto, respaldado por el Departamento de Preservación y Desarrollo de Vivienda, busca legalizar otra vez las conocidas SRO —habitaciones sin cocina ni baño privado que dependen de espacios compartidos— y facilitar que edificios de oficinas puedan transformarse rápidamente en microunidades.
Los defensores del plan aseguran que este tipo de alojamiento ofrece una respuesta inmediata para adultos solteros, recién llegados y personas que intentan salir de la calle, según reseñó The Real Deal.
Aun así, la propuesta revive recuerdos incómodos. Las SRO arrastran décadas de percepciones negativas vinculadas a delincuencia, hacinamiento y condiciones precarias.
Por esa razón, el texto legislativo introduce reglas que buscan alejarse por completo de ese pasado: limita la cantidad de unidades que pueden compartir cocinas o baños, exige rociadores contra incendios y fija estándares mínimos de capacidad eléctrica.
SRO, recuerdos incómodos
El proyecto aparece en un momento en que la composición de los hogares cambia con rapidez: entre 2018 y 2023 los hogares unipersonales crecieron cerca de un 9% y los hogares no familiares más de un 11%, lo que, según las autoridades municipales, refuerza la necesidad de opciones más pequeñas y asequibles.
En barrios como Bedford-Stuyvesant o Clinton Hill, una habitación con cocina común puede encontrarse por $1,500 dólares o menos, una cifra muy por debajo de los alquileres promedio que superan con facilidad los $3,000 dólares.
Bottcher insiste en que la vivienda compartida moderna ya no se parece a aquellas pensiones de hace un siglo y que, bien administrada, puede convertirse en una herramienta pragmática para ampliar la oferta habitacional.
“Estos no son los SRO de ayer”, afirmó al presentar el plan.