Haciendo visible lo invisible
Era un salón universitario donde los catedráticos se sienten cómodos. Activistas y abogados llegaron para amplificar perspectivas. Se habló de datos y estadísticas, de imágenes denigrantes en los medios y en el cine, de políticas gubernamentales. Todo para elevar las heridas hispanas sufridas por un sistema penal en este país que se analiza todavía en solo dos colores, blanco y negro. Todo para hacer visible, lo invisible. La conferencia de “Latinos y el Sistema de Justicia Criminal”, auspiciada por LatinoJustice y el Departamento de Estudios Latinoamericanos del Colegio John Jay, estuvo repleto de peritos latinas y latinos – los mismos que algunos medios de comunicación dizque no conocen, o no existen.
Se planteó como la tasa de homicidios entre latinos viene disminuyendo por años, al contrario del mito popular. Se documentó que las ciudades americanas cerca de la frontera son entre las más seguras del país. Se denunció las violaciones de derechos humanos en el sistema de detención de inmigrantes donde las primeras noches de encarcelamiento se pasan en oficinas sin acomodaciones higiénicas. Se reveló que la obsesión con pandillas en el F.B.I. es tan grande que la agencia identifica el riesgo más peligroso a la seguridad del país a la pandilla MS-13, y ni siquiera ISIS y sus células terroristas.
Trayectorias históricas incluyeron la del papel de la policía como fuerza para controlar los marginados y proteger la clase dominante. Se explicó que la guerra contra las drogas nada tiene que ver con drogas y todo que ver con controlar el comportamiento de poblaciones minoritarias. El hecho que el intercambio de jeringuillas como forma de salvar vidas se comparó a la vacuna contra el polio llegó como noticia nueva en el salón. Se narró que el odio contra transexuales es tanto que en Puerto Rico un récord de 18 transexuales fueron asesinados en un periodo de 18 meses.
Los datos impresionaron pero no pudieron comparar con la narración de ex-confinados latinos. Unos se disculparon por someterse a la vida del narcotráfico y se comprometieron a salvar las vidas de otros latinos. Otros acusaron a organizaciones latinas de abandonar las necesidades de presos latinos sentenciados a vida sin libertad. El caso del preso político puertorriqueño Oscar López Rivera se detalló como otro ejemplo de lo peor de sentencias desproporcionadas.
Después vinieron las voces de tres latinas. La hija de Jerry Vega, que ya cumplió 28 años encarcelados por un delito de drogas sin violencia, narró como su madre le dio el regalo de conocer a su papá por el sacrificio que hizo para viajar a visitarlo. La esposa de Rafael De Jesús, sentenciado a 60 años por su primer delito, otro de narcotráfico sin violencia ninguna, no se dio por vencida y reclamó justicia. La última fue una estudiante de la Universidad de Columbia que admitió lo bochornoso que era hablar de su vida en la cárcel frente de su comunidad latina.
Nadie se salvó de lágrimas. Pero todos salieron inspirados para hacer visible, lo invisible.
-Juan Cartagena es el presidente de LatinoJustice PRLDEF.