Coral Castle: el enigma del hombre que construyó un castillo y su historia de (des)amor
Edward Leedskalnin llegó a Florida en 1923, después de romper con su novia. Durante casi 20 años, este hombre de 54 kilos se dedicó a un esculpir piezas de coral que juntas suman más de 1.000 toneladas, sin ayuda de nadie. ¿Cómo lo hizo?
El día de su boda, su novia lo abandonó.
A inicios de 1912, Edward Leedskalnin, un letón que construyó un misterioso castillo en Florida, Estados Unidos, iba a casarse con Agnes Scuffs, 10 años menor que él, según relataba él mismo. Pero la joven canceló el compromiso inesperadamente.
Si el episodio ocurrió así, ¿cuál fue la razón? ¿Le había hecho algo Ed?
¿Prohibió la madre de Agnes el romance porque que el novio era mucho mayor? ¿o porque era pobre? , como sugiere el libro “El misterio de Ed Leedskalnin y su Stonehenge estadounidense”, de Rusty McLure y Jack Heffron.
¿Estaba Agnes enamorada de otro hombre?
En cualquier caso, la decepción llevó a Ed a emigrar a EE.UU., según Janis Leedskalnin, su sobrino nieto, citado por McLure y Heffron.
Nunca más regresó a su país natal, Letonia, en el este de Europa. Pero esperaba que su amada volviera con él.
Bajo esa creencia, esculpió unas raras piezas de coral (roca sedimentaria de carbonato de calcio y coral) agrupadas en lo que hoy es el museo “Coral Castle”, ubicado en Homestead, Florida.
¿Le sirvió de algo su creatividad?
Llegada a Florida
Ed había nacido en 1887 en una familia granjera. Estudió hasta cuarto año de primaria y trabajó como albañil en su país.
A los 25 zarpó de Europa a EE.UU. y desde marzo de 1912, estuvo en los estados de Nueva York y Oregón, trabajando como obrero de construcción, hasta que contrajo un mal respiratorio.
Los médicos le recomendaron mudarse a un estado cálido como Florida.
En febrero de 1923 compró unos 8.000 metros cuadrados de terreno en Florida City, a 48 kilómetros al sur de Miami, por US$10.
El área era rica en roca de coral, con el que Ed esculpió las piezas del castillo en el que, según él, recibiría a Agnes cuando volviera.
Primer castillo
Como todo palacio, debía tener su trono. La silla para el “rey” -Ed mismo- fue la primera pieza que esculpió. Al lado puso una silla más pequeña, que ocuparía Agnes. Detrás del trono, hay un asiento para su suegra, por si llegaba de visita. Es el más incómodo. “Para que se fuera rapidito”, explica Patricia Paredes, investigadora y guía del museo Coral Castle.
A un lado, instaló una mesa de coral con la forma del estado de Florida. “Ed decía que la mesa era para que los representantes de Florida se sentaran y discutieran cómo subir los impuestos”, cuenta Paredes.
Entre todas las esculturas, el “obelisco”, con una estrella de cinco puntas en la cúspide, resultó una de las más grandes, con 12 metros de largo. McLure y Heffron dicen que pesa 18 toneladas. Pero según información del actual museo Coral Castle, alcanza las 28.
Todas las esculturas del castillo se conservan hasta ahora y juntas suman cerca de 1.100 toneladas .
¿Cómo hizo un hombre que pesaba apenas 54 kilos para moverlas todas solo?
Leyendas
La mayoría de gente que conoció a Ed decía que era amable. Pero a la vez, evasivo, tímido y callado. Huraño y distante, según McLure y Heffron. Trabajaba de noche y nunca dejó que nadie lo viera.
Cuando le preguntaban cómo había construido el castillo, respondía que “conocía los secretos de las pirámides” de Egipto.
Después de su muerte, algunos contemporáneos empezaron a decir que lo habían espiado mientras hacía levitar las piedras.
Pero Ed fue autodidacta e inteligente. El libro de McLure y Heffron reúne fotos en las que se le ve junto a un gran trípode, formado por postes de teléfono o troncos de pino, con polea s colgando en el medio, que le habría n permitido levantar y mover las piedras que extraía del suelo de su terreno .
El decano de la facultad de Ingeniería de la Universidad de Miami, Jean Pierre Bardet, le dijo a BBC Mundo que es posible que Ed construyera el castillo con trípodes y poleas, pero añadió que, en todo caso, se trataba de “un gran logro para un hombre solo”.
Orval Irwin, vecino de Ed, escribió en su libro “Mr. Can’t is dead” (El Sr. No Puedo está muerto), sobre la creación de Coral Castle que “no fue misticismo, fue trabajo duro”.
Esperando a la reina
A fines de los años 20, Coral Castle, entonces conocido como Rock Gate, ya recibía visitantes.
Ed cobraba US$0,10 (equivalentes a US$1,76 de 2016) por verlo.Y por escuchar su historia de amor .
Orwal Irwin cuenta en su libro que “con cualquier visita, Ed repetía entusiastamente la historia de cómo y por qué había construido el castillo para ella” , aunque llevara años sin verla.
Ed y los planetas
En abril de 1937, el letón compró 10 acres de terreno en Homestead, en la US1, una de las autopistas principales de Florida, a unos 40 kilómetros al sur de Miami. Había decidido mudarse. Pero no solo.
Planeaba llevarse las 1.100 toneladas de Rock Gate con él. Como de costumbre, sin ayuda.
Alquiló un tractor y un tráiler de ruedas sólidas para mover sus esculturas y terminó el traslado en 1938, recuerda Irwin.
En la nueva locación, Ed expresó su interés por la Astronomía. Esculpió e instaló un “telescopio” para ver la estrella del Norte y, en lo alto de una pared, colocó representaciones de la Luna en cuarto creciente, Saturno, Marte y Venus.
Lado oscuro
Pero Ed también materializó ideas más desconcertantes, como la llamada ” esquina de arrepentimiento “.
En una pared, abrió dos espacios con forma de cerillas de fósforo. Por la parte más abultada podía entrar la cabeza de una persona.
Cuando su esposa o los hijos que tuvieran se “portaran mal”, el letón los obligaría a quedarse con el cuello ensartado en estas aberturas, como una forma de castigo.
Este rincón no fue el único aspecto perturbador. Ed escribió un conjunto de textos llamado “Un libro en cada hogar”, en los que decía que quería estar con una chica que nunca hubiera salido con ningún otro hombre.
“Apenas una joven adquiere experiencia, empieza a perder la dulzura… tener algo de segunda mano es humillante” , escribió Leedskalnin.
También creía que las personas “débiles” no debían votar y las que no podían valerse por sí mismas debían “perecer”.
¿Tenía Ed un lado oscuro?
Un artículo de 1966 del periódico Miami News lo describe como “terco, dominante e insoportablemente perfeccionista”. Agrega que “Ed era tan inflexible como la roca de coral que era su medio favorito de expresión” .
Pero según Paredes, los vecinos del misterioso hombre siempre hablaron bien de él: “La gente que lo conoció decía que era un hombre excéntrico, pero muy bueno. No estaba loco”.
El olvido
Agnes nunca volvió con Ed. Después de la mudanza a Homestead, él aparentemente la olvidó.
Al notar que ya no hablaba de ella, Irwin le preguntó si todavía la recordaba. “La dejé en Florida City”, le respondió.
Ed murió el 7 de diciembre de 1951 a causa de una uremia. No dejó deudos, pero sí dejó el misterio en torno a su trabajo y a su historia de desamor.
“La gente se preguntaba si de verdad existía Agnes. Yo creo que sí, porque Ed no hubiera podido inspirarse sin ella en su corazón”, escribió Irwin.