Trump ataca otra vez la “injusta” cobertura de la prensa

El presidente cuestionó lo que se dijo de su evento en Arizona

WASHINGTON.- El presidente Donald Trump volvió a atacar este miércoles a los medios “falsos” que, a su juicio, han dado una cobertura sesgada de su denuncia de la violencia en Charlottesville (Virginia) el pasado 12 de agosto, en una clara señal de que su Administración sigue intentando controlar los daños por sus polémicas declaraciones.

Desde su cuenta en Twitter, Trump repitió hoy su queja de anoche en su discurso en Phoenix (Arizona), cuando dijo que él sí condenó con diversas declaraciones la violencia de supremacistas, neonazis, y el KKK, pero que “los medios de comunicación falsos no las cubrieron justamente”.

Sin filtros y sin tapujos, Trump ofreció anoche en Phoenix un furibundo discurso en el que defendió sus reacciones iniciales sobre la violencia en Charlottesville, atacó con dureza a la prensa,  y arremetió contra sus críticos,  lo que lejos de promover la “sanación” del país incrementa su polarización.

La primera visita presidencial de Trump en Arizona le permitió hablar de primera mano con agentes fronterizos, defender la necesidad del muro, y refugiarse en el apoyo de su votantes, en unos momentos de una creciente acritud con los líderes republicanos en el Congreso.

En tono y en sustancia, su discurso en el Centro de Convenciones en Phoenix  combinó sus furibundos ataques contra quienes lo critican y contra legisladores demócratas y republicanos que han torpedeado su agenda en el Congreso, y sus populares consignas de populismo económico durante la contienda.

Trump instó al Congreso a que apruebe el muro, así tenga que generar un cierre parcial del gobierno, y reiteró su promesa de sacar a EEUU del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, o NAFTA en inglés).

Además, repitió algunas falsedades o verdades a media al atacar a la prensa. Al defender sus reacciones sobre la violencia en Charlottesville, en la que Heather Heyer murió arrollada por un supremacista, Trump omitió que el pasado 16 de agosto culpó a “muchos lados” por el sangriento incidente, y defendió a supremacistas opuestos a la eliminación de símbolos confederados -“monumentos bellos”, según sus calificativos-, en sitios públicos.

Su discurso, según observadores, demostró que, pese a su creciente aislamiento político en Washington, Trump aún conserva el apoyo de una base conservadora, en su mayoría blanca, que lo catapultó al poder y que hace caso omiso a sus desaciertos en la arena nacional e internacional.

Universos paralelos

Adentro del edificio, sus partidarios aplaudían cada frase contra los inmigrantes indocumentados y contra “las élites” políticas en Washington mientras, afuera, miles de manifestantes protestaban contra su visita y su gestión presidencial.

La Casa Blanca distribuyó esta mañana una hoja con declaraciones halagüeñas de diez líderes republicanos de la Cámara de Representantes y uno del Senado, elogiando su compromiso con la seguridad fronteriza.

Pero algunos exfuncionarios del gobierno, líderes cívicos y activistas de grupos pro-inmigrantes vieron en el discurso a un presidente cada vez más polarizador y advirtieron que, si no corrige la marcha y alienta un espíritu bipartidista, podría convertirse en un peligro para la seguridad nacional.

El exdirector Nacional de Inteligencia bajo la Administración Obama, James Clapper, dijo anoche en un programa de CNN que el discurso despierta graves preocupaciones sobre la aptitud de Trump para llevar las riendas del país, sobre todo si podría actuar de forma desmesurada ante las continuas provocaciones de Corea del Norte.

“He trabajado en varios cargos bajo todo presidente desde John F. Kennedy hasta el presidente Barack Obama, y no sé cuándo he visto u oído algo como esto de un presidente que haya sido más alarmante. Por tener un entendimiento de las palancas del poder a las que tiene acceso el presidente, si opta por usarlas, éste me pareció absolutamente espeluznante y alarmante”, advirtió Clapper.

Vanita Gupta,  extitular interina de la división de Derechos Civiles del Departamento de Justicia bajo la Administración Obama y ahora presidenta del “Leadership Conference on Civil and Human Rights” (LCCHR), lamentó el revisionismo  histórico de Trump y que anoche “una vez más optó por atizar las llamas del odio y la división”.

El analista político de la Universidad de Virginia, Larry Sabato, criticó que Trump desaprovechó una oportunidad para la unidad nacional, “al no admitir errores, culpar a los demás constantemente, alardear incesantemente, y pronunciar un número record de mentiras”.

Mientras tanto, activistas de grupos pro-inmigrantes criticaron que Trump siga adelante con sus planes de otorgar un perdón presidencial para el exalguacil del Condado de Maricopa, Joe Arpaio, condenado por desacato criminal y que afrontará el próximo 5 de agosto una sentencia de hasta seis meses en prisión.

“Si Trump de verdad quiere resolver la división en este país, debería renunciar”, dijo Carlos García, director del grupo Puente Arizona, quien criticó a Trump por continuar defendiendo tácitamente las tácticas abusivas de Arpaio.

“Tras negarse a condenar a supremacistas blancos en Charlottesville el pasado fin de semana, Trump vino a Phoenix a azuzarlos. Su respaldo a Arpaio es la señal más reciente de la supremacía blanca que está gobernando la Casa Blanca y que no será perdonada”, advirtió.

Por su parte, Greisa Martinez, una activista “Dreamer” de “United We Dream”, fustigó a Trump por exigir que el Congreso construya un muro así tenga que provocar un cierre parcial del gobierno, y lo instó a que mantenga en pie el programa de “acción diferida” (DACA) de 2012, que ha dado cobijo a unos 800,000 jóvenes indocumentados.

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