“Me too”, el ‘hashtag’ con la que las mujeres están contando sus historias de acoso sexual
En medio del escándalo sexual de Harvey Weinstein, la actriz Alyssa Milano propuso usar esta etiqueta para mostrar la magnitud del problema del acoso sexual a las mujeres más allá de Hollywood
Con la etiqueta “Me too”, que en español significa “yo también”, mujeres en todo el mundo, conocidas y anónimas, están hablando de sus historias de acoso y abuso sexual.
La etiqueta se viralizó después de que la actriz Alyssa Milano escribiera en Twitter: “Si todas las mujeres que han sufrido acoso sexual escribieran ‘yo también’ tendríamos una idea de la magnitud del problema”.
Lo hizo en medio del escándalo de acoso sexual del productor estadounidense Harvey Weinstein, a quien una decena de actrices que acusan de acosos sexual o hasta violación.
Entre las que acusan a Weinstein se encuentran caras tan reconocidas como Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow y Rose McGowan, que han sacado a la luz prácticas machistas en Hollywood.
Pero Milano quería que, más allá de Hollywood, se visibilizara cuán extendido está el problema.
If you’ve been sexually harassed or assaulted write ‘me too’ as a reply to this tweet. pic.twitter.com/k2oeCiUf9n
— Alyssa Milano (@Alyssa_Milano) October 15, 2017
En español el “Me too” también se ha hecho presente en las redes y muchas mujeres denunciaron sus casos de acoso en diferentes ámbitos.
BBC Mundo contactó a algunas de esas mujeres, y a un hombre, que sufrieron este problema en el ambiente laboral, o en situaciones donde sus acosadores tenían un estatus de poder.
“El director del periódico, un señor más de 30 años mayor, que era mi profesor y jefe me acosaba de manera constante. Me decía piropos subidos de tono y me enseñaba imágenes pornográficas”, explica Ivannia Salazar, que tenía 21 años y era estudiante de periodismo, y trabajaba como redactora en el periódico de su universidad en Costa Rica.
“Una noche, me rozó los pechos cuando no había casi nadie en la redacción”.
“Por denunciar sufrí amenazas de muerte”
Salazar renunció a su trabajo y lo denunció por hostigamiento. El hombre terminó siendo despedido. “Hubo una gran cobertura mediática y recibí mucho apoyo por un lado, incluso de mujeres que también fueron víctimas de ese hombre. Pero, por otra parte, también me amenazaron de muerte porque el acosador y sus allegados dijeron que era una denuncia falsa, que se debía a motivos políticos”.
Dice que fue muy duro tener que enfrentarse, tan joven, a alguien con tanto poder. “Estas situaciones las viven muchas mujeres, la mayoría en silencio“ , asegura.
“Trabajaba en un canal de televisión en México y dos jefes me acosaron, cada uno por su parte. Me hacían comentarios morbosos, me abrazaban y me invitaban a salir. Como no les hice caso terminaron aislándome y no me renovaron el contrato”, asegura Jessica López.
Dice que en México el acoso es tan común que es tomado como normal. “Casi, casi te dicen que si no te violan no puedes denunciar. Y la mayoría de las mujeres tienen que aceptarlo porque no quieren perder su trabajo”.
El acoso, normalizado en el trabajo
Delia Muñoz, española, productora de video, asegura que tiene un sinfín de anécdotas de acoso en diferentes trabajos.
“Me da rabia que a las mujeres se nos vea solo como un cuerpo, que no piensen en nosotros como profesionales, que tenemos formación, experiencia, inquietudes”.
Uno de sus casos que no considera tan grave, porque “no fue agresivo” es que la persona de la que dependía que la contrataran para un proyecto en México se empeñó a acompañarla a su casa tras la cena de Navidad y ahí intentó besarla y tocarla .
“Cuando me fui con su hermano a un viaje de trabajo, me pedía de manera insistente que fuera a su habitación del hotel”.
Dice que fue duro aguantarlos porque necesitaba el trabajo, pero al final lo dejó.
“A las mujeres nos pasan tantas en el día a día que ya las damos por normales”, asegura.
Algunas mujeres no apoyan a las víctimas
También dice que otro de los problemas es que ni otras mujeres les creen. “Otra vez me intentaron violar, cuando se lo conté a una colega, una mujer joven como yo, ¡se apiadó del agresor porque debía haber tenido una vida difícil!”, asegura Muñoz.
Aunque no califica directamente de acoso, Fernanda Martínez, de Nicaragua, asegura que dos veces fue cuestionada en Alemania de tener un puesto directivo.
“Un colega me preguntó ‘¿ y tú qué tipo de relación tienes con el jefe para estar ahí?‘ , como si no me lo hubiera podido ganar por mi propio mérito”.
Los hashtags, en diferentes idiomas, han sacado a relucir también otros casos de acoso.
El fotógrafo Mauro Bedoni cuenta que cuando tenía 14 años un hombre se le acercó en un parque en Italia y le dijo que tenía una pistola en la mochila y lo acosó sexualmente.
“No llamé a la policía porque pensé que no serviría de nada”, asegura a BBC Mundo. Dice que han pasado 24 años y que casi se había olvidado del incidente, pero que con el hashtag pensó en compartir su historia y apoyar a las personas que son acosadas.
“Particularmente a las mujeres que sufren más este problema. Los hombres pueden intimidarlas más por la fuerza física, pero también porque desafortunadamente están más frecuentemente en posiciones de poder”, dice Bedoni.