El hombre que se ganó una visa para un sueño
Este viernes Raúl González estrena su obra musical en Miami a pocas cuadras del lugar donde hace 25 años dormía dentro de un carro
Uno no se imagina cuando ve a Raúl González, siempre feliz, haciendo bromas, y bailando como un trompo que por allá en los 90 no tenía donde vivir y tenía que dormir en un carro.
En Miami y en un Ford Firemont del 82 para ser exactos.
El carro se lo vendió por 500 dólares su jefe, Luis Bolívar, el dueño de la Pizzeria A1 de Coral Way donde Raúl trabajaba vendiendo pizzas y se bañaba todas las mañanas.
Hoy nadie sabe de Luis, la pizzería tiene otro nombre y a Raúl se le amontonan las lágrimas a la velocidad que su memoria va trayendo los recuerdos.
Llegó a Estados Unidos como llegamos todos los emigrantes: persiguiendo un sueño. Y ese sueño cabía en una caja de cualquier tamaño. Porque era precisamente trabajar dentro de esa caja mágica que llaman televisión.
En Venezuela había dejado la fama, 4 discos, un circo y el ego. Ganaba $120 mil dólares al año.
Y en Estados Unidos ni siquiera tenía zona postal. Por eso, aquel día de abril que leyó en el Miami Herald que había una lotería de visas, de 55 mil visas, le dijo a un amigo que le prestara su dirección para llenar el formulario.
El siguiente día era la fecha límite.
Cinco meses después, mientras estaba cantando en “Mangos” de Miami Beach, otros de sus trabajos, vio llegar al amigo que le prestó la dirección con un sobre. Lo abrió rápido y alcanzó a leer: “You have been selected” (Usted ha sido elegido). Una de las 55 visas ya era suya.
Ese día era el mismo del cumpleaños de su mamá a quien llamó enseguida a Caracas a contarle que le tenía una buena noticia y otra mala.
La buena era que tenía residencia legal en Estados Unidos. La mala, que no volvería a Venezuela hasta que cumpliera su sueño.
La vida la regaló a Raúl González la oportunidad de saborear el sueño americano. De tener casa propia (y zona postal propia). De trabajar con éxito en la televisión hispana de Estados Unidos… Y de cumplir el sueño de ver su vida convertida en obra musical.
Este viernes 10 de Agosto su historia volverá a volverse arte porque estrena su “Visa para un Sueño” en el Miracle Theatre de Miami.
A ella le entregó todos sus recuerdos y todos sus ahorros.
Estoy segura que alguna vez soñó en aquellas noches en que dormía en ese Ford parqueado en la pizzería de Coral Way, que su nombre brillaría en una marquesina.
Y la vida, que devuelve los sacrificios envueltos en bendiciones explosivas, le cumplió el sueño a Raúl. Este viernes, a pocas cuadras de ese mismo parqueadero, su nombre brillará en una marquesina junto a su “Visa para un Sueño”.