Nunca es tarde para que un inmigrante aplique por la ciudadanía
El proceso de naturalización puede ser más fácil con asesoría de expertos
Tilda tiene 25 años viviendo en los Estados Unidos y lleva más de 10 años siendo Residente Legal Permanente, pero siempre tuvo el objetivo de naturalizarse, lo sabía desde que llegó de la isla de San Vicente y las Granadinas, localizada en El Caribe.
“Llegué sola… Tenía un patrocinador, para quien trabajaba”, expresó, aunque no quiso dar detalles de cómo arribó al país, pero reconoció que sus primeros años fueron muy complicados, incluso hasta conseguir trabajo o rentar un lugar donde vivir.
“Si vienes a este país sin una ‘green card’ es muy difícil tener de un trabajo, quizá puedes encontrar algunas cosas que hacer, pero al tener una ‘green card’ las posibilidades son mayores, tener acceso a la escuela”, expresó. “Una vez que la obtuve me gradué en Psicología”. Afirmó que aquella época era incluso complicado rentar un departamento.
Tilda está en sus tardíos cincuenta y reconoce que nunca es tarde para volverse ciudadana de los Estados Unidos, aunque esta ocasión no fue la primera vez que se acercó a Servicios Católicos de Migración (CMS, en inglés), organización que la ayuda en su proceso, ya que hace unos años buscó asesoría para patrocinar a su hija.
“En una ocasión platicaba con una mujer en una clínica y me contó de esta organización, me dio la tarjeta y la he guardado desde entonces. Ellos me ayudaron al proceso de mi hija, a patrocinarla para llegar aquí“, contó. “Ha sido uno de los momentos más felices de mi vida”.
La mujer sonríe con cada logro migratorio del que cuenta y espera que con la ciudadanía haya más oportunidades para ella, aunque siente que le dará una certeza jurídica distinta.
“La ciudadanía nos da más oportunidades… Es mejor para mí, más seguro”, expresó.
Como Tilda, alrededor de 50 personas recibieron asesoría en el taller que CMS organizó en junto con bogados de Nueva York para el Interés Público (New York Lawyers for the Public Interest/NYLPI, en inglés), que sólo en 2018 contó con la ayuda de 79 abogados pro-bono que atendieron a 146 inmigrantes con sus solicitudes de naturalización, varios de los cuales fueron elegibles para la exención de tarifas –de los $725 dólares que cuesta el proceso–, lo que resultó en $57,660 dólares en ahorros.
Las firmas que participaron en la clínica del sábado 9 de marzo en Booklyn son Cleary Gottlieb Steen & Hamilton LLP; Fried, Frank, Harris, Shriver & Jacobson LLP, y voluntarios de Goldman Sachs.
Phillip Lee, un abogado corporativo, es empleado de una de esas firmas, pero recibió capacitación para participar como voluntario en los talleres.
“Este programa este muy importante… porque aunque no es una asesoría como representante legal, el hecho de que un abogado llene el formulario correctamente da mucha seguridad a las personas, porque hay partes que pueden ser complicadas”, explicó.
Lee dice haber atendido a unas 20 personas en las cuatro clínicas en las que ha colaborado; algunas personas toman más tiempo que otras. También orienta sobre cómo aplicar por la exención del pago para presentar el Formulario N-400.
“Algunas veces puede haber un problema y si lo detecto hablo con la gente de CMS sobre el caso, ya que si lo dejo pasar, eso podría generarle problemas al inmigrante ante USCIS, incluso iniciar su proceso de deportación”, apunta. “Hay personas que incluso después de responder el cuestionario inicial se descrubre que mintieron o no especificaron información que puede afectarles. Tenemos estar seguros de que entienden la importancia de no ocultar información clave”.
Agrega que brindar confianza a los inmigrantes es clave durante la asesoría. Tilda –quien fue atendida por el abogado José León, supervisor de la Unidad de Naturalización de CMS– reconoce que logran su objetivo, ya que se sintió segura y bienvenida a la consultoría.
“Me ayudó a llenar el formulario y ahí lo tengo, listo para enviarlo cuando yo quiera”, expresó Tilda con felicidad, al tiempo que mostró el sobre con sus datos y la dirección de USCIS a la que enviaría los papeles. “Fue muy fácil”.
Lee reconoció que gran parte de los inmigrantes que ha atendido son mayores de 50 años, varios de ellos llevan entre 20 o 25 años viviendo en los Estados Unidos, pero reconoce que nunca es tarde para aplicar por la naturalización.
Datos de la Alcaldía indican que en la Gran Manzana el 31.6 por ciento de los inmigrantes de entre 45 y 64 años tienen una “green card” y podrían aplicar por la ciudadanía. Nunca es tarde.