Trump prepara gran reforma migratoria: beneficiará a pocos, perjudicará a muchos
El gobierno quiere fortalecer barreras a la inmigración legal así como aumentar guerra contra indocumentados
“Stephen y yo no hemos tenido ninguna pelea”, dijo sonriendo Jared Kushner.
Stephen es Stephen Miller, el asesor de la Casa Blanca para temas de inmigración, y uno de los defensores de la mano dura contra todos los extranjeros, con visado o sin visado. Cuantos menos, mejor.
Jared Kushner es el yerno del presidente, Donald Trump, y su principal asesor en la Casa Blanca. Está detrás además de algunos de sus mayores éxitos a la hora de lograr el apoyo del Partido Demócrata en temas en los que, sin mayoría, sería imposible sacar adelante. El ejemplo más brillante quizá haya sido la reforma del sistema criminal. En el aire está aún su plan de paz para Oriente Medio.
Kushner lleva meses trabajando en una reforma del sistema migratorio, un propósito que se ha estrellado repetidamente en el Congreso antes de Trump y con Trump en la Casa Blanca.
Y, en este último caso, pese a que el Partido Republicano ostentaba la mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado, ocupaba la Casa Blanca y controlaba la Corte Suprema.
Ahora será aún más difícil para Kushner, porque la Cámara está desde enero en manos del Partido Demócrata… y los temas migratorios en manos de Miller.
Este martes, en un foro periodístico en Nueva York recogido por la agencia de noticias Reuters, Kushner afirmó haber estado trabajando en sintonía tanto con Miller como con Kevin Hasset, asesor para temas económicos de la Casa Blanca.
Kushner le presentó hace días su proyecto al presidente, que le ordenó que no se limitara a reformar el sistema de visados, sino que también incluyera asuntos relacionados con la inmigración ilegal.
Según las fuentes consultadas por Reuters, el proyecto reformará los puertos de entrada para blindar la actividad comercial al tiempo que se reduce la llegada de indocumentados, en algunos casos con barreras físicas.
Tratará de cerrar además la principal vía de entrada de estos inmigrantes, que no es la frontera sino los aeropuertos: entran con visado, pero se quedan una vez que éste expira.
La Casa Blanca se plantea castigar a los países de donde provienen estos inmigrantes, recortando la concesión de permisos a sus ciudadanos.
En cuanto al número de visados para trabajadores cualificados, que incluso Trump ha abogado por incrementar, podría mantenerse igual o aumentar sólo muy ligeramente, aunque el sistema de aprobación pasaría a depender de méritos (trabajo, idioma, edad, educación, etcétera), según informa también la cadena CNN.
Y se reformaría además los visados para trabajadores temporales, que la agricultura, hoteles y otros servicios reclaman, y año a año el Gobierno tiene que incrementar los cupos por falta de mano de obra estadounidense.
Uno de los principales objetivos de la Casa Blanca es reducir la inmigración por reunificación familiar, que hoy por hoy supone la gran mayoría del millón de visados y permisos de residencia que se conceden cada año. Además, también quiere eliminar la lotería de diversidad (50,000 visados concedidos cada año por sorteo).