El lugar puro de la Tierra donde cae nieve con microplásticos (y de dónde se sospecha que proceden)
Investigadores hallaron partículas microscópicas de plástico en la nieve en el Ártico. No saben con exactitud cómo llegaron hasta allí
Incluso en el Ártico caen del cielo -junto con la nieve- partículas microscópicas de plástico, según descubrió una investigación llevada a cabo por un equipo de científicos suizos y alemanes.
No solo caen, sino que lo hacen en cantidades asombrosas: a razón de más de 10,000 por litro.
Esto significa que incluso allí, en uno de los ambientes considerados como de los más prístinos del planeta, es probable que la gente esté respirando microplásticos del aire.
Los investigadores también hallaron partículas de goma y fibras en la nieve.
“Esperábamos encontrar algún tipo de contaminación, pero encontrar tantos microplásticos fue un verdadero shock”, le dijo a la BBC Melanie Bergmann, líder del equipo de investigadores, que tomó muestras en las islas Svalbard, en Noruega.
Sobre su efecto potencial en la salud, Bergmann explicó: “No sabemos si los plásticos serán perjudiciales para la salud humana o no. Pero debemos cuidar mucho mejor la forma en que tratamos nuestro medio ambiente”.
¿Cómo llegan al Ártico?
Los microplásticos son aquellas partículas plásticas que miden menos de 5mm. Muchas era tan pequeñas, que los investigadores no pudieron determinan de dónde provenían.
La mayoría parecía estar compuesta de materiales naturales como celulosa de las plantas y pieles de animales, pero también había partículas de plástico junto con fragmentos de llantas de goma, pintura y posiblemente fibras sintéticas.
Los investigadores creen que los microplásticos son empujados por el viento y luego -por mecanismos que aún no se comprenden cabalmente- son transportados a largas distancias por medio de la atmósfera.
Estas partículas luego se salen de la atmósfera a través de las precipitaciones y en particular con la nieve.
Pero de dónde salen exactamente las partículas que llegan al Ártico no está claro.
Los científicos asumen que parte de la contaminación puede venir del roce de los barcos contra el hielo. Pero también especulan que algunas pudieron haber venido de turbinas de viento.
Los fragmentos de fibra, estiman, pueden ser de la ropa de la gente, pero aún es imposible saberlo.
Eldbjørg Sofie Heimstad, investigadora del Instituto Noruego para la Investigación del Aire, quien no participó en este estudio, cree que algunas de las partículas contaminantes provienen del área y otras de zonas lejanas.
“Sabemos que la mayor parte de lo que estamos analizando y midiendo allí es la contaminación transportada desde lejos proveniente de (Europa), de Asia, de todo el mundo”, le dijo a la BBC.
Y, “algunas de estas sustancias químicas tienen propiedades que son una amenaza para el ecosistema y para los animales“.
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