Participar en el Censo es un acto poderoso para combatir el odio y la xenofobia
En estos tiempos de inquietud, incertidumbre y odio por motivo de origen racial, una de las maneras más importantes (y más fáciles) en la que los americanos pueden asegurar su propia protección es completando el censo. Cuando los americanos de color completan el censo, esto representa un acto de protesta. Aún en el 2020, muchos todavía creen que llenar el censo equivale a tomar algo que no nos pertenece, y ese es exactamente el punto. Como residentes de este país, tenemos derecho a aprovechar los recursos federales que nuestros impuestos pagan, pero no los conseguiremos hasta que seamos contados.
Cuando el presidente Trump dice que está preocupado de que las personas indocumentadas completen el censo, no se refiere a los canadienses que entran a nuestro país a escondidas. Está hablando de aquellos de nosotros quienes tenemos el derecho de completar este formulario de diez preguntas y diez minutos. Su lenguaje tiene el objetivo de intimidar a mis vecinos latinos de nuestro derecho constitucional de ser contados. Participar en el censo es el acto más poderoso que podemos hacer para ignorar la instigación del miedo, la xenofobia, y el odio.
En el censo de 2010, solo 50.5 millones de personas se identificaron como hispanos, tergiversando enormemente la población estadounidense de 59.9 millones de ciudadanos latinos. El Instituto George Washington de Política Pública encontró que un formulario de censo incompleto niega $4,000 en servicios sociales a una persona. Los latinos han perdido $37.6 billones en fondos federales en los últimos diez años debido a datos censales incompletos e inexactos. Mientras que la gente blanca está sobrecontada en el censo por 1%, la población latina está subestimada debido a una serie de barreras que incluyen idioma, educación y estatus migratorio. Estas barreras no merecen ser remediadas a un gobierno creado por y para personas blancas. Superar estos sistemas de exclusión intencional protege los derechos constitucionales de los latinoamericanos. Si bien, no completar el censo amenaza a las voces latinas en el Congreso, limita el acceso a Medicaid y los cupones de alimentos, e impide a los latinos a aprovechar los beneficios de la inversión en infraestructura, escuelas, proyectos de obra pública y más.
St. Francis College es una de las universidades privadas más diversas en la nación. De nuestros 2,292 estudiantes, 28% se identifica como hispano. Estamos comprometidos a servir a todos nuestros estudiantes con el más alto nivel de cuidado y respeto, independiente de la retórica dañina y basada en odio y la opresión sistémica que margina a nuestros estudiantes de color. Inculcamos en nuestros estudiantes la importancia de ser vocales y activos en sus comunidades, dentro del aula y más allá, y la participación en el censo es un componente clave.
Estamos comprometidos a enseñar el deber cívico como académico. Como parte de nuestro Día de Pruebas de St. Francis College Terrier en el campus este 25 de agosto, estamos alentando a los estudiantes y miembros de la comunidad a aprovechar su derecho a ser contados este año. Este evento tendrá mesas de censo y registro de votantes para aumentar los números y animar a los estudiantes a tomar lo que les pertenece por derecho y exigir que la representación de nuestro país realmente nos represente.
El presidente Trump anunció en julio que el censo terminará temprano, una medida que no tiene ningún otro propósito que el de limitar el conteo de las personas de color y el acceso a nuestros derechos. Nosotros, los estudiantes y profesores de St. Francis College y más allá, tenemos que protestar y rechazar esta medida excluyente y basada en odio al tomar los 10 minutos necesarios para ser contados en el censo. Cada persona en Estados Unidos, no solo cada ciudadano, tiene el derecho a ser contada y considerada. Este también es nuestro país. Asegurémonos que seamos parte del conteo.
-Miguel Martinez-Saenz es el presidente de St. Francis College