Cómo se diagnostica el autismo en un niño

Diagnosticar autismo en un niño es un proceso que suele dividirse en dos etapas

autismo

Aunque el espectro del autismo es bastante amplio, algunos signos comunes en las personas autistas son comportamientos repetitivos, hiperactividad, problemas con la comunicación e interacción social y la sensibilidad a la luz, el tacto y el sonido. Crédito: Shutterstock

El autismo es una condición que incide sensiblemente en el comportamiento de una persona, por lo que diagnosticar el autismo desde temprano es fundamental. Abordaremos este tema a continuación.

Evaluación del desarrollo

Según un artículo del portal del Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades, la evaluación del desarrollo es un examen corto orientado a señalar si el niño está aprendiendo las destrezas básicas de su etapa de desarrollo, o si está teniendo dificultades en ello.

Durante el examen, es posible que el médico le haga preguntas a los padres, o que hable y juegue con el niño durante el examen a manera de observar cómo aprende, habla, se comporta y mueve. Un retraso en cualquiera de estas áreas puede ser signo de un problema.

Las evaluaciones que buscan detectar retrasos en el desarrollo y discapacidades deben realizarse en visitas de rutina, preferiblemente cuando el niño tenga 9 meses, 18 meses, y 24 o 30 meses. Dependiendo del caso, es posible que el niño requiera una mayor cantidad de evaluaciones.

Si se quiere diagnosticar un trastorno del espectro autista en un niño, estas evaluaciones deben realizarse cuando el niño tenga 18 meses y 24 meses. Así como en el caso anterior, deberán hacerse más exámenes si hay factores de riesgo que incrementen el riesgo de un TEA.

Foto: Unsplash

Evaluación diagnóstica integral

El segundo paso del diagnóstico es una evaluación integral del niño. Esta es una revisión minuciosa que contempla observar el comportamiento del infante y su desarrollo, y entrevistas a los padres.

Es posible que la evaluación contemple la realización de pruebas de vista y audición, así como neurológicas, genéticas, y de otro tipo. Dependiendo del caso, el especialista puede remitir al paciente a otros expertos para estudiar algunos aspectos a mayor profundidad.

Aunque diagnosticar el autismo no es fácil, es un paso necesario que no ha de obviarse por las terribles consecuencias que eso puede conllevar en la salud del niño y sus expectativas de desarrollo e interacción con otras personas y su entorno.

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